El Gobierno asegura estar “despreocupado” frente a la posibilidad de que Carlos Menem decida dar pelea en la interna justicialista. Es más, prefieren por estos días que, en caso de convocarse, se presente a la disputa electoral. ¿Las razones? En la Casa Rosada están convencidos de que el ex presidente no logrará una buena performance, ya que, en las encuestas que manejan, apenas orilla el 12 por ciento entre las preferencias de la gente.
El análisis que tejen los principales laderos de Eduardo Duhalde, que no dejan pasar semana sin medir la intención de voto de los candidatos propios y ajenos, es el siguiente.
- Que Menem sigue siendo el postulante preferido de los banqueros, luego de la caída de adhesión que registró el gobernador cordobés José Manuel de la Sota.
- Que ni Ricardo López Murphy, ni Mauricio Macri ni Patricia Bullrich encuentran el respaldo necesario dentro de la derecha argentina como para suplantar al ex presidente.
- Que aun así, en una disputa interna, hoy por hoy Menem está lo suficientemente lejos de Carlos Alberto Reutemann como para modificar una tendencia que muestra al santafesino como ganador seguro.
- Que aun si no hubiese elecciones dentro del PJ para definir a su candidato –si es que llegase a prosperar una modificación para introducir la Ley de Lemas–, Menem tiene un techo a nivel nacional que, a esta altura, no podrá romper.
Una de las principales orejas de Duhalde, que tiene despacho en la Casa Rosada, fue terminante cuando Página/12 le preguntó por el papel de Menem ante un eventual llamado a elecciones.
–Menem ya fue, no molesta –dijo.
El interés del ex presidente por tener presencia en la mesa de discusión del PJ quedó en evidencia la semana pasada. Fue cuando se comunicó con el gobernador Rubén Marín durante la cumbre de mandatarios justicialistas que se desarrolló en La Pampa. “Deciles a los muchachos que voy a apoyar todo lo que decidan”, le dijo.
Dentro de las filas menemistas reconocen que si Duhalde logra avanzar en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, las aguas políticas retomarán por un tiempo a la calma. Ese escenario de paz social es bueno y malo a la vez para sus planes.
- Bueno, porque legalmente Menem tiene inconvenientes para volver al poder antes de 2003, fecha en la que debería haber finalizado el mandato de Fernando de la Rúa. Aunque en la Cámara de Diputados existe un proyecto –del que participa el delasotista Oscar González– que fija el fin de la presidencia de De la Rúa el mismo día en que se fue. En otras palabras, que en caso de triunfar, Menem podría asumir este mismo año el Ejecutivo.
- Malo porque el contexto sobre el que trabaja Menem para su retorno es el del fracaso de Duhalde en su relación con los Estados Unidos y con el FMI, de tal manera de mostrarse como el único interlocutor válido con el poder mundial.
Eso es lo que buscará explotar en Washington el próximo 10 de junio si finalmente logra la foto con George W Bush. No se trata de una visita protocolar. Simplemente el mandatario norteamericano figura en una comida organizada por la internacional de partidos de centroderecha.
El propio presidente uruguayo, Jorge Batlle, en el reportaje de la polémica, prácticamente habló de Menem como el próximo mandatario de los argentinos. Es más anunció un encuentro entre ambos que finalmente no se llevó a cabo.
Claro que en la Casa Rosada ya están trabajando en cómo seguir la gestión postacuerdo con el FMI, lo que indica su optimismo respecto a la relación con ese organismo internacional de crédito.
En ese marco de cumplir con todas las exigencias, fuentes del Gobierno reconocieron a este diario que está en estudio la posibilidad de vetar latransferencia de algunos artículos que, al derogarse la Ley de Subversión Económica, se transfirieron al Código Penal.
La medida se tomaría a partir de un reclamo expreso que le hicieron llegar funcionarios del FMI. En los últimos días Duhalde mantuvo una conversación con el ministro de Justicia, Jorge Vanossi, para despejar dudas sobre la posible inconstitucionalidad de esa transferencia. El tema aún es debatido en el Gobierno.