Mié 05.06.2002

EL PAíS

Reutemann puso la firma y el Gobierno pudo festejar

El gobernador de Santa Fe finalmente acordó con el Gobierno, que liberó 44 millones de pesos de la deuda de casi 400 que mantiene con la provincia. También firmó Fellner, de Jujuy.

En el Gobierno se resignaron a su estilo –esa parquedad imposible de interpretar– y reprimieron su ansiedad cuando el gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, postergó la firma del acuerdo fiscal con la Nación. “Defiende y muy bien los intereses de la provincia”, había dicho el lunes, con diplomacia, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. Pero ayer, después de varias idas y vueltas, Reutemann firmó el compromiso de reducción del déficit que reclama el FMI y en la Casa Rosada pudieron, por fin, festejar. “Se ha cumplido con todas las precondiciones acordadas con el Fondo para reanudar las negociaciones”, subrayó, luego de que el santafesino suscribiera el pacto, el ministro del Interior, Jorge Matzkin.
La demora de Reutemann para suscribir el pacto de disminución del déficit alteró los nervios de los funcionarios del Ejecutivo, que habían anunciado que el gobernador firmaría el lunes el convenio con la Nación. Efectivamente, esa mañana el ex corredor de Fórmula Uno viajó a Buenos Aires, donde se reunió con varios funcionarios del Gobierno, del Ministerio de Interior y de Economía. Pero a pesar del apuro oficial, Reutemann no estampó su firma porque antes quería asegurarse el cobro de un crédito del Banco Mundial, paralizado desde que la Nación se declaró en cesación de pagos.
En concreto, lo que reclamaba el mandatario santafesino era que el Gobierno influyera en el exterior para que el organismo que preside James Wolfensohn liberara para su provincia los dos desembolsos pendientes, de 50 y 130 millones de dólares. Además, Reutemann reclamó –como lo hicieron todos los gobernadores que firmaron el acuerdo– los fondos de coparticipación que la Nación aún no giró a su provincia, que en su caso suman 392 millones de pesos. Por estas razones se atrasó el acuerdo con Santa Fe, a pesar que desde el oficialismo dijeron que la demora se produjo por “problemas de agenda”.
Al final, el acuerdo con Reutemann se concretó ayer, luego de que el Ejecutivo se comprometiera a “habilitar en forma inmediata” una partida de 44 millones de pesos. Ese primer pago moderó un poco la intransigencia del gobernador santafesino, y éste suscribió el pacto en la quinta de Olivos, casi a las diez de la mañana, ante la mirada atenta de Eduardo Duhalde, Matzkin, y el ministro de Economía, Roberto Lavagna. En el acto estuvo el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, quien también firmó el pacto con la Nación para reducir el déficit provincial en un 60 por ciento. Con la adhesión de esas dos provincias, el Gobierno logró que 14 de los 24 distritos suscribieran el acuerdo que el FMI exigió como una de las condiciones para otorgar la asistencia financiera tan prometida.
Luego de la ceremonia en la que Reutemann se comprometió a recortar el gasto público de su provincia, Matzkin lo elogió públicamente, quizá con el ánimo de recomponer unas relaciones que pasaron por momentos muy difíciles. Los problemas, latentes desde que la Nación comenzó a endeudarse con la coparticipación, se potenciaron cuando la administración santafesina se quejó por el manejo de los planes sociales que el Ejecutivo realizó en su provincia. Con estos antecedentes, entonces, no extrañó que el ministro del Interior subrayara, con ánimo conciliador, “el importante esfuerzo fiscal que realiza esta provincia (por Santa Fe)”.
De todas formas, el acuerdo con Reutemann representa un logro innegable para el Gobierno: ahora las tras provincias más “grandes” y endeudadas del país (Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe) ya han firmado el pacto bilateral con la Nación, por lo que es muy posible que actúen como un “efecto arrastre” que acelere el acuerdo con los distritos que aún no cumplieron con la exigencia del FMI. Habrá que ver si los gobernadores cumplen con lo que manifestaron en Olivos a principios de abril, cuando se firmó el documento de 14 puntos que marcó la línea política a seguir, tanto por el Gobierno como por su socio menor en el Parlamento, el radicalismo.
En la Rosada trabajan contrarreloj para conseguir la adhesión de las provincias de Catamarca, Neuquén, Corrientes, Formosa, Chaco, San Juan, Mendoza y Entre Ríos. Ya descuentan con que San Luis y Santa Cruz semantendrán en su negativa, asumidos como están en su rol de opositores a la gestión duhaldista. Claro que la negociación de los gobernadores radicales, como Angel Rozas (Chaco), Ricardo Colombi (Corrientes) y Roberto Iglesias (Mendoza), podría tornarse complicada luego de la derogación de la ley de Subversión Económica, que dejó huellas amargas en el radicalismo luego de que la diputada Amanda Isidori facilitara el triunfo del PJ.
Entretanto, en Gobierno siguen con su tanda de llamados para convencer a los mandatarios que faltan. La tarea, por cierto, no es nada fácil. “Cada negociación con un gobernador es una paritaria, porque todos protegen sus intereses”, comentaban ayer cerca de Matzkin. De todas formas, en el Ejecutivo confían en que Mendoza y Formosa firmarán en los próximos días, y luego sería el turno –decían en Interior– de “Chaco o Entre Ríos”.

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