EL PAíS
› LA IGLESIA PREPARA UN CANAL DE TELEVISION ABIERTA
Aire viciado
En abril comenzará sus transmisiones un canal de televisión abierta que dirigirá Jorge Bergoglio, con financiamiento inicial del Vaticano. La autorización la confirió un funcionario del mismo Poder Ejecutivo que objetó el último documento episcopal y su rol durante la guerra sucia. Sólo seis obispos de entonces integran el Episcopado que, sin embargo, recicla los conceptos de entonces. Lo mismo puede ocurrir a través del obispado castrense con las nuevas generaciones militares.
› Por Horacio Verbitsky
La polémica acerca del rol de la Iglesia en la sociedad argentina, que no se agota en el desempeño de sus máximas jerarquías durante la dictadura militar, no alteró las tareas que se desarrollan en el Arzobispado de Buenos Aires y en el Seminario de Villa Devoto para poner en práctica el proyecto más ambicioso que impulsa el Vaticano en la Argentina: la salida al aire de un canal de televisión abierta por UHF (Ultra High Frequency) destinado a recuperar espacios para la Iglesia en la sociedad. El nuevo canal, cuya organización está a cargo del arzobispo de Buenos Aires y flamante presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Jorge Mario Bergoglio, llevará el número 21 y debería comenzar sus emisiones en abril de 2006, con programas comerciales, de ficción y entretenimiento, películas, series y musicales. El contenido religioso explícito se reduciría al mensaje sacerdotal al cierre de la emisión, pero no formaría parte del resto de la programación según las directivas que impartió Bergoglio. En este contexto de reconquista de posiciones perdidas en la sociedad debe interpretarse la Carta pastoral del Episcopado Argentino sobre la Doctrina Social de la Iglesia “Una luz para reconstruir la Nación”, la primera emitida bajo la conducción de Bergoglio. Desde el título, señala el comienzo de una ofensiva espiritualista sobre la sociedad, reminiscente de los años del nacional-catolicismo.
Esto pone de relieve las contradicciones del gobierno nacional. El presidente Néstor Kirchner impugna esta pretensión eclesiástica con su crítica a la Carta Pastoral pero el interventor del Consejo Federal de Radiodifusión que depende del Poder Ejecutivo, Julio Bárbaro, ratificó la autorización para la salida al aire del nuevo canal y tres centenares de capellanes siguen malformando la mente de los oficiales jóvenes de las Fuerzas Armadas desde el anacrónico Obispado castrense, cuya existencia no tiene justificación en una sociedad pluralista y moderna, donde cada persona cualquiera sea su oficio es libre de procurarse la asistencia espiritual que prefiera en el lugar de culto que más se ajuste a sus convicciones.
Según Bárbaro la autorización a la Iglesia para un canal de televisión abierta fue concedida inicialmente por decreto del ex presidente Fernando de la Rúa en 2000. Sectores eclesiásticos afirman que el trámite inicial lo realizaron los franciscanos. Ex militante de Guardia de Hierro, Bárbaro mantiene relación con Bergoglio desde sus años de estudiante en la Universidad del Salvador. Ante una consulta para esta nota, Bárbaro minimizó la importancia del canal 21. Dijo que la Iglesia estaba procurando que su señal fuera incluida en el paquete de canales que transmiten los principales operadores de cable, ya que el sistema UHF sólo permite un alcance reducido, pero que hasta ahora no habían tenido éxito porque el producto no les resulta atractivo. Admitió que la situación podría cambiar cuando la televisión argentina se digitalizara y se duplicara el número de canales, algo que no ocurrirá por ahora.
Fuentes eclesiásticas que pidieron reserva de su identidad contaron que los estudios y las oficinas comerciales están funcionando en un piso nuevo habilitado al efecto en la sede del Arzobispado, junto a la Catedral, a ciento cincuenta metros de la Casa Rosada. Allí atendía sus negocios, antes de mudarse a las actuales oficinas en Pacífico, el empresario Sergio Tasselli, quien invierte por cuenta de sus mandantes celestiales en empresas eléctricas y de petróleo. Esas inversiones nunca superan los 50 millones de dólares, porque los discretos accionistas que representa no quieren manejarse con créditos sino con fondos propios.
La antena para la transmisión fue instalada en la sede del Seminario Mayor de Villa Devoto, donde también se preparan nuevos estudios más cómodos. Los cinco canales actuales de aire, 2, 7, 9, 11 y 13 transmiten en VHF (Very High Frequency). La VHF cubre el rango entre 30 y 300 MHz, con una longitud de onda de entre diez y un metro. En cambio la UHF va de 300 hasta 3.0 GHz, con una longitud de onda que va desde un metro hasta 10 centímetros. La VHF requiere antenas más poderosas y tiene mayor alcance. La ventaja de la UHF es que el equipo transmisor y la antena pueden ser menores, dado que son proporcionales a la longitud de onda. También su alcance es inferior y requiere de la instalación de antenas especiales en los hogares o su distribución por cable. Ese es el sistema que usa el canal 26, propiedad del ex presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, quien recibió la licencia de UHF con la condición de que la transmisión fuera codificada pero que, según operadores de cable, nunca cumplió con ese requisito. Hay zonas del Gran Buenos Aires donde sus emisiones se reciben por aire. La transmisión codificada requiere la instalación en cada casa de una antena y un decodificador. Según la legislación vigente los operadores de cable están obligados a incluir en su paquete los canales de aire locales en su zona de prestación.
El interés del Vaticano fue transmitido al gobierno nacional por el Nuncio Adriano Bernardini. Cuando comenzó su organización, el canal 21 estaba en manos del Obispado Castrense. Pero luego de la decisión gubernativa de desconocer como funcionario público al obispo Antonio Juan Baseotto, debido a su evocación de los métodos del terrorismo de Estado durante una polémica sobre la prevención de embarazos involuntarios, la Conferencia Episcopal se hizo cargo del canal. Su ex presidente Eduardo Mirás hizo saber a la Cancillería que cualquier cuestión relativa al canal 21 debía tratarse con él. Aun antes de su elección como nuevo presidente del Episcopado, el cardenal Bergoglio reemplazó en esa tarea al arzobispo rosarino, quien no gozaba de una salud perfecta. Bergoglio consiguió durante sus últimos viajes a Roma que la Santa Sede proveyera el financiamiento necesario para las instalaciones y los equipos técnicos y los recursos para enfrentar los cuatro primeros meses de la explotación. A partir de setiembre de 2006 el canal debería autofinanciarse. Para ello un grupo de promotores están vendiendo espacios de publicidad y solicitando auspicios institucionales. Se presentan en las empresas con una carta firmada por Bergoglio, que explica los propósitos del emprendimiento. “Vamos a competir con Telefé, pero sin Luciana Salazar”, explica el cardenal Bergoglio a sus colaboradores.
Entre ellos está la gerente de programación Magalí Valenzuela, una psicopedagoga y pintora cordobesa especializada en televisión educativa, casada con el asesor legal del Comfer, el Chino Valenzuela, quien fue funcionario durante el menemismo. Magalí Valenzuela fue fundadora del Sistema Teleeducativo Argentino (Sitea), realizó programas sobre efemérides patrias junto con el Instituto Sanmartiniano; recibió el premio Santa Clara de Asís y otras distinciones del Movimiento Familiar Cristiano y la Liga Pro Comportamiento Humano. Bajo la supervisión de Bergoglio está preparando una grilla de entretenimientos y ficción. Entre quienes asesoraron sobre la organización del canal, las fuentes eclesiásticas mencionan al escribano Raúl Juan Pedro Moneta y a su socio en el canal 9 de televisión Daniel Hadad.
No sean bárbaros
El interventor en el Comfer Julio Bárbaro considera que es de ignorantes afirmar que “se le dio a la Iglesia una licencia de TV abierta”. La autorización para que los franciscanos instalaran y operaran un canal del Sistema de Televisión Abierta, en la banda UHF, en la ciudad Autónoma de Buenos Aires fue firmada en 2000 por el ex presidente Fernando de la Rúa. En octubre de 2001 el decreto 1314 también del fugaz presidente radical le asignó el canal 21. “Desde entonces la Comisión Nacional de Comunicaciones le negó la admisibilidad varias veces, hasta que presentaron la documentación técnica correspondiente. Una vez aprobada esa documentación, el Comfer no tiene otra alternativa que otorgar la habilitación, no hay razones para no hacerlo”, explica Bárbaro. Pero nadie va a recibir ese canal por aire porque la banda UHF, que abarca desde el canal 21 al 69 requiere que cada usuario tenga una antena exterior, dice el interventor, a quien el jefe de gabinete Alberto Fernández solicitó un informe urgente, luego de recibir una consulta para esta nota. Hasta ese momento el Poder Ejecutivo no estaba al tanto de nada. Según Bárbaro, ninguno de los tres operadores de cable (Multicanal, Cablevisión y Telecentro) tienen previsto incorporar el canal 21 a sus grillas, que operan con su capacidad máxima.
–¿Para qué les sirve, entonces?
–Para asegurarse ser los primeros en la grilla el día que se digitalice el cable. La televisión digital implica que se pasaría de 70 a 180 canales, pero para eso hace falta una inversión millonaria, que recién podrá concretarse a largo plazo. Ni siquiera se sabe en qué banda internacional van a funcionar Argentina y el resto de los países del Mercosur.
Persona pública estatal
Para la Asociación de Teledifusores Argentinos la adjudicación de un canal en forma directa, sin concurso previo, sienta “un precedente muy peligroso”. Un especialista de la ATA explicó que históricamente las frecuencias de UHF fueron contempladas en la Ley de Radiodifusión como Servicio Complementario, que llegan sólo a quienes pueden decodificar la señal. Por el mismo procedimiento de adjudicación directa la Iglesia Católica recibió otras licencias de TV abierta otorgadas a diversos obispados en el interior, entre ellos los de Mercedes y San Juan. En este caso, al ser de Capital Federal y no haber frecuencias centrales del espectro radioeléctrico, se decidió otorgarle un canal de UHF. Para ello se le atribuyó a la Iglesia Católica el status de persona pública estatal. La preocupación de ATA es que los canales de cable se verían obligados a incluir en sus grillas el canal eclesiástico y transmitirlo como Antena Comunitaria. “Todos los medios de la Iglesia, tanto radio como TV abierta en su mayoría no transmiten contenido religioso y en el Gran Buenos Aires muchas radios son alquiladas a bailantas”, afirma el especialista. Según el Comfer, la mayoría de las radios FM de la Iglesia fueron otorgadas por el ex presidente Carlos Menem en los primeros años de la década pasada. Se llegó al extremo de que un solo Obispado poseyera treinta radios. “Como la Iglesia y las universidades no tienen que concursar para obtener una licencia, más de un particular le pedía al párroco amigo que le consiguiera una banda y a cambio le pasaban la misa en la radio”, agrega un funcionario del Comfer.
En 1999 el Comfer resolvió que el contenido de las radios otorgadas a la Iglesia debía ser religioso y su explotación no podía delegarse. Un caso límite fue el del obispado de Mar del Plata, que trasmitía la programación completa de FM Hit. Pese a las bajas dispuestas por el Comfer la Iglesia aún tiene 111 frecuencias de radio FM en todo el país, seis de ellas en Buenos Aires. Bergoglio está negociando un canje: quiere devolver cuatro de esas seis (5 son de categoría E y la restante F) a cambio de dos estaciones de categoría D, que tienen mayor potencia.
Quienes trabajan en la preparación del canal 21 citan con buen humor una consigna tercerista del Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, a la que deben atenerse en la programación: “Ni culos ni misas”.
Entrevistas: Diego Martínez.
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