Mié 28.12.2005

EL PAíS  › LA OPOSICION SE UNIFICO EN EL CONGRESO Y KIRCHNER LOS ACUSO DE SER “LA MAQUINA DE IMPEDIR”

Una cuerda estirada por las dos puntas

La unificación de Carrió, López Murphy, Binner, Mauricio Macri, el radicalismo y Bullrich para criticar al Gobierno por el proyecto de reforma de la Magistratura y la dura reacción de Kirchner crearon una polarización política sin precedentes. “Me parece tragicómico ver juntos al señor Macri con la señora Carrió”, dijo el Presidente.

› Por Luis Bruschtein

En forma inesperada, con dureza cargada de ironía, el presidente Néstor Kirchner cargó ayer contra la oposición parlamentaria que pocos minutos antes había convocado a la conformación de un frente para rechazar la modificación del Consejo de la Magistratura propuesta por el oficialismo. “Allí los tienen, son la máquina de impedir”, afirmó con un gesto de desdén, al tiempo que agregaba que le parecía “tragicómico” ver juntos “al señor Macri y a la señora Carrió y a tantos otros, si el único que faltaba era De la Rúa, ah, y hasta el ‘innombrable’”. El discurso de Kirchner fue a las 18.30, durante un acto para anunciar la realización de una obra ferroviaria entre Río Turbio y Loyola, en Santa Cruz. A su vez, los jefes de los bloques del ARI, del socialismo, del radicalismo, del PRO y otras fuerzas políticas y organizaciones no gubernamentales habían celebrado, también en un hecho sin antecedentes en los últimos años, una Audiencia Pública en el anexo del Congreso para rechazar el proyecto de Cristina Fernández de Kirchner de reforma del Consejo de la Magistratura. Entre los presentes estaban Elisa Carrió, Ricardo López Murphy, Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Hermes Binner y Federico Storani.
El Presidente había partido el jueves a su provincia, donde pasó la Navidad en familia. El regreso estaba previsto para el lunes, pero lo retrasó 24 horas. Llegó ayer a las 15.30 a la Capital Federal y poco después estaba en la Rosada. El acto se inició con los anuncios de las obras en Santa Cruz, con la presencia de los ministros Julio De Vido y Alberto Fernández y otros integrantes de su entorno más cercano. “Mientras estuve en Santa Cruz –comenzó inesperadamente cuando parecía que el acto había finalizado– tuve la oportunidad de leer cómo están criticando al Gobierno, aprovechan cualquier detalle para hablar mal. En el diario La Nación, en fin, todo está mal para ellos.” Kirchner improvisó con su estilo frontal. “Criticaron porque estuve en un programa de televisión, hablan de la investidura presidencial –indicó, por su participación en el programa de Tinelli junto al imitador del ex presidente Fernando de la Rúa–, de qué investiduras estamos hablando, con lo que se ha hecho en este país, todos nos acordamos de la miseria, de la desocupación en que nos sumieron, por favor, no seamos hipócritas.”
Parecía que terminaba y volvía con otra frase contundente: “Me alegra, me pone muy feliz que la gente vea que el pasado está ahí, escondido, y trata de frenar cualquier cambio...” En varios párrafos, sus palabras fueron respaldadas con aplausos y sonrisas de los funcionarios presentes. Luego destacó los progresos de la economía y la mejora en los índices de desempleo y pobreza: “Parece que a alguien le preocupa que nos vaya bien”, sentenció.
El centro de su crítica apuntó a la oposición parlamentaria que se había reunido poco antes. Defendió el proyecto de reforma de la Magistratura, al que la oposición cuestiona por considerar que el Gobierno intenta controlarlo. Kirchner afirmó que el actual Consejo, que es el encargado de promover y remover a los jueces, representó “un pacto permanente entre los distintos sectores de poder; yo no voy a pactar con una Justicia que nos trae muchísimos dolores de cabeza; ellos defienden a las corporaciones”. Y agregó: “Si alguien puede hablar de Justicia independiente en este país, somos nosotros, que hemos conformado una Corte absolutamente independiente y ahora vamos a hacer un Consejo absolutamente independiente”. Con una sonrisa irónica volvió a la carga: “Se pueden juntar todos, júntense... los argentinos los tienen que ver muy bien, porque tienen que darse cuenta de cómo tratan de coartarnos las herramientas de trabajo para este país que está cambiando”.
Pocas horas antes, la tumultuosa reunión opositora emitió un documento donde señaló que “más allá de nuestras claras diferencias políticas y en cumplimiento de los deberes conferidos también por el voto ciudadano, rechazamos en forma absoluta los métodos, prácticas y contenidos que, avasallando las instituciones republicanas básicas, pretenden entregar y manipular la Justicia a través del proyecto de reforma de la Magistratura”.
En este encuentro, que emblocó por primera vez durante la gestión kirchnerista a la oposición en un mismo planteo, participaron también los legisladores porteños Gabriela Michetti, del macrismo, y Enrique Olivera, del ARI, así como la Federación Argentina de Colegios de Abogados, la Asociación de Abogados Laboralistas, Poder Ciudadano, Cippec, Pastoral Social, Fores y el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (Inecip). El CELS y la Asociación por los Derechos Civiles, que también son críticos del proyecto, no asistieron. Si bien no hubo legisladores de ninguna de las vertientes del justicialismo, incluyendo al duhaldismo, sí participó la flamante diputada Norma Morandini, del Partido Nuevo, de Luis Juez. El único senador fue el socialista Rubén Giustiniani y también participó el diputado Claudio Lozano, de la CTA.
Tras leer el documento consensuado, hablaron los representantes de las fuerzas políticas y finalmente los de las organizaciones no gubernamentales. En general coincidieron en calificar la iniciativa oficial como “inconstitucional” y “hegemónica”. Mientras el radicalismo, expresado por Federico Storani y Ricardo Gil Lavedra, titular de la Convención Nacional de ese partido, y hasta el mismo Macri, se refirieron estrictamente al proyecto de ley, Elisa Carrió planteó que “la oposición debe unirse porque sin Justicia no hay república para nadie”. Por su parte, López Murphy se manifestó a favor de constituir “un frente más amplio en defensa de las instituciones y del federalismo”.
Paradójicamente, durante la mañana, el ARI había rechazado la sugerencia de la radical Margarita Stolbizer de conformar un frente progresista entre radicales, socialistas y el ARI. La reunión de ayer parecía expresar, en cambio, una polarización parecida a la venezolana, entre las más diversas expresiones políticas, por un lado, y el Gobierno por el otro.
El punto más criticado del proyecto que provocó esta polémica establece la reducción de los integrantes del Consejo, de 20 a 13. El oficialismo afirma que de esta manera reduce el peso de abogados y jueces que, según sostiene, lo han convertido en un organismo “corporativo”. La oposición afirma que el Gobierno busca controlar al Consejo, ya que de los 13 miembros, cinco responderían al oficialismo.
El proyecto ya tiene media sanción del Senado. En medios de la Casa Rosada se indicó que el oficialismo intentará hoy lograr el dictamen favorable de las comisiones de Justicia y de Asuntos Constitucionales y que el Poder Ejecutivo convocará a sesiones extraordinarias, por lo que sería discutido en enero por los diputados.

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