Toda la polémica se pareció más al viejo juego del teléfono descompuesto. La reproducción de una entrevista a Margarita Stolbizer, en la que la secretaria del Comité Nacional de la UCR supuestamente planteó la conformación de un frente de centroizquierda al que sumaría al ARI y al socialismo para enfrentar al kirchnerismo, generó replicas de todo tipo. Stolbizer salió luego a desmentir los conceptos que, dijo, “se tergiversaron”, que no hizo “ninguna propuesta concreta a partido alguno”, que no pretende sólo una alianza opositora y hasta compartió las críticas de dirigentes del ARI y socialistas.
En diálogo con Página/12, Stolbizer aseguró que el modelo que propone “es el del Frente Amplio uruguayo, que maduró su conformación durante años como su llegada al gobierno. Hay que proyectar objetivos no tan urgentes como buscar resultados electorales inmediatos. Si no estaríamos repitiendo los vicios de la Alianza UCR-Frepaso que se armó para competir electoralmente pero no para gobernar”. Coincidió incluso con las críticas de Eduardo Macaluse: “Tiene razón, no se puede hacer una alianza sólo opositora”.
“No es bueno unirse en contra de alguien, sino detrás de un proyecto”, había afirmado Macaluse, jefe de la bancada del ARI en diputados, cuando lo consultaron sobre la propuesta. “Tengo mucho respeto por Stolbizer –le dijo después Macaluse a Página/12– y me alegro que haya aclarado los conceptos. La creación de una alternativa política requiere de un trabajo muy fuerte y paciente.” “Estamos dispuestos a hablar con todos en base a un programa”, también contestó el senador socialista Rubén Giustiniani. Igual que Macaluse, el presidente del PS afirmó que “un frente amplio y alternativo debe tener la suficiente identidad como para diferenciar las cosas positivas de un gobierno, como la política de derechos humanos o el recambio en la Corte, pero también criticar la falta de redistribución del ingreso o la embestida contra la independencia del Poder Judicial”.