Mano derecha de Macri, Horacio Rodríguez Larreta se muestra convencido de la responsabilidad de Ibarra en la tragedia de Cromañón. Dice estar lejos de Duhalde y que no hacen “oposición cerrada” a Kirchner.
› Por Eduardo Tagliaferro
El éxodo veraniego se siente con más fuerza en algunas zonas de la ciudad. La Avenida Libertador, cerca de Plaza Italia, es uno de esos centros donde el veraneo suele respetarse religiosamente. El café Tabac, aquella unidad básica que por excelencia elegían los menemistas y los cavallistas, da cuenta de esas ausencias. Lejos del ritmo cansino de la mayoría de los parroquianos, Horacio Rodríguez Larreta, mano derecha de Mauricio Macri, no puede despegarse de su celular. “Personalmente no tengo dudas de la responsabilidad de Aníbal Ibarra en el caso Cromañón”, dice a Página/12, una vez que logra apartarse de su teléfono. Aunque no desconoce que su opinión personal puede condicionar a sus legisladores, insiste en señalar que éstos decidirán la suerte Ibarra sobre la base de las pruebas que se acumulen durante el juicio político.
–¿No temen pagar un costo político por ser los impulsores de la destitución de Ibarra?
–No somos los impulsores de la destitución de Ibarra. La mayoría de los legisladores votaron igual que nosotros. Por ejemplo, de los 30 que votaron el inicio del juicio político sólo 12 eran nuestros. De los 15 que forman la Sala Juzgadora sólo 3 son nuestros. En la primera votación de la sala juzgadora nuestros legisladores votaron igual que los kirchneristas, y no escucho a nadie decir que Kirchner quiere empujarlo a Ibarra. No sé si Ibarra ha sido exitoso en su burda campaña para instalar la idea de que impulsamos un golpe institucional. Lo cierto es que cuando pidió la firma de la gente para que lo acompañe, no las consiguió. Nuestros legisladores cumplieron al pie de la letra con lo que dice la Constitución. Si una situación como ésta merece o no un juicio político, ésa es otra discusión.
–La actitud de sus legisladores no sólo fue constitucionalista. Pusieron toda su energía en responsabilizar a Ibarra.
–Primero pedimos la interpelación. No nos satisfizo porque Ibarra no contestó nada. Se le mandó un informe sobre las preguntas no contestadas. No las respondió. Una comisión investigadora hizo un trabajo muy serio. De eso se concluyó que correspondía el juicio político y se votó.
–Por lo menos dos legisladores denunciaron haber recibido presiones suyas durante la interpelación a Ibarra. ¿Por qué los llamó?
–Nosotros creíamos que una situación como la de Cromañón merecía una interpelación. Desde la conducción de una fuerza política tenemos todo el derecho del mundo para señalarles a los legisladores nuestra voluntad. No tengo ninguna duda de que, con 190 chicos fallecidos, cuanto menos se imponía una interpelación. Ibarra se tendría que haber presentado espontáneamente.
–¿Su fuerza política considera a Ibarra responsable de la tragedia?
–Considera que ante una situación como ésta tiene que haber un juicio político. El resultado de ese juicio depende de las conclusiones y eso lo tienen que definir los legisladores. Personalmente no tengo dudas de sus responsabilidades. No tengo dudas de las falencias del gobierno de Ibarra.
–¿Está de acuerdo con el silencio de Macri?
–Mauricio ha hablado muchas veces de este tema. Yo opino que Ibarra ha tenido responsabilidad en Cromañón. Lo ha dicho Ibarra. Lo que tiene que evaluar la Sala Juzgadora es si esa responsabilidad amerita la destitución. Macri se pronunció en la misma dirección. Ibarra quisiera que Macri salga a pelearse con él y no lo va a hacer. No estamos frente a una fatalidad. Si Cromañón hubiera tenido inspecciones como corresponde, siendo uno de los boliches más grandes de la Ciudad, no hubiera pasado.
–¿Por qué cree que no se le si-guió juicio político al gobernador de Buenos Aires cuando el incendio del boliche Kheyvis, o a Felipe Solá por los muertos en el incendio de la cárcel de Magdalena?
–Hay que preguntarles a los legisladores de cada una de esas provincias.
–En el ibarrismo se recuerda que del fallido golpe a Hugo Chávez también participaron personajes de distintas fuerzas y extracciones. ¿Por qué dice que no es un golpe el desplazamiento de Ibarra?
–Un golpe uno lo hace para tomar el poder. Si Ibarra resulta destituido lo sucede Jorge Telerman, no Macri.
–¿Qué tan cerca están de Eduardo Duhalde?
–Nada cerca, cero cercanía. Mucho más cerca de Duhalde está Kirchner que en todos los actos está rodeado de duhaldistas.
–Usted fue funcionario de Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Carlos Ruckauf, Eduardo Duhalde. ¿Cuál es su límite?
–Obviamente, que se trate de un gobierno democrático. Luego que me den libertad de acción en el área. Estos cargos fueron más que nada tareas técnicas. En los últimos años tomé un compromiso político y partidario que no tenía tan claro antes. No trabajaría con Kirchner porque estoy trabajando con Macri para construir una alternativa.
–¿A qué cosas quieren ser una alternativa?
–No creemos en la actitud histórica, en la que también cayó Kirchner, de defenestrar todo lo hecho por gobiernos anteriores. Esa es una de las razones de los problemas que ha tenido la Argentina. No haber podido construir una continuidad.
–Usted habla mucho de la reconstrucción de Estado. ¿Qué papel tiene para usted el Estado?
–El Estado debe equilibrar, garantizar la igualdad de oportunidades. El Gobierno no ha hecho nada por la reconstrucción del Estado, no hay concursos públicos, ni se jerarquiza la carrera pública. La Argentina es uno de los países en los que más ha empeorado la distribución del ingreso durante los últimos 30 años.
–Treinta años de crecimiento de la desigualdad marcan algo más que una tendencia, marcan una continuidad.
–En todo caso una continuidad en la no política. La consecuencia es un continuo deterioro por ineficiencia, por políticas contradictorias y erradas. No creo en la existencia de conspiraciones maquiavélicas.
–En distribución de la riqueza si alguien pierde es porque alguien gana.
–El país como un todo está peor. En las políticas erradas no necesariamente estaba el objetivo de acrecentar esa desigualdad. Acabo de publicar un libro en el que hablo de la necesidad de contar con una red de contención social. Con una inversión de aproximadamente 2 mil millones de pesos, que en materia presupuestaria no son nada, se podría bajar la indigencia a los niveles históricos del 3 por ciento.
–Por lo visto no le preocupa seducir a la derecha liberal.
–Yo soy ahijado de Rogelio Frigerio. Tengo el desarrollismo en la sangre. Macri no es un liberal tradicional. Cree mucho en el rol del Estado. Para caracterizarlo hay que reparar en su capacidad de gestión y de administración, diría que es un hacedor y eso es lo que a él le gusta.
–Macri, Jorge Sobisch, Ricardo López Murphy hablan del respeto por las instituciones. ¿Detrás de esa frase, para qué quieren las instituciones?
–Para que haya respeto por la democracia, para que se respeten las libertades individuales. No hay que tener prejuicios ideológicos. Nosotros no hacemos una oposición cerrada con Kirchner. Reconocemos que la Argentina mejoró, pero podría estar mucho mejor. Nos oponemos cuando avanza autoritariamente sobre la Justicia con la reforma del Consejo de la Magistratura, pero apoyamos proyectos como el financiamiento educativo.
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