A poco más de un mes del vencimiento del plazo que la Legislatura tiene para votar su destitución o restituirlo en su cargo, Aníbal Ibarra se reunió con Jorge Telerman y selló un acuerdo político que va más allá de esa fecha y de lo que le depare el futuro. Lo que convinieron fue que en cualquiera de los dos escenarios posibles trabajarán en la formación de un espacio amplio que incorpore las distintas vertientes del kirchnerismo y del ibarrismo, que tendrá a Telerman como uno de sus posibles candidatos a la jefatura de Gobierno en 2007. Si Ibarra retoma sus funciones, le dará a su ahora reemplazante un rol más ejecutivo y, en caso de que su vice tome la posta, mantendrá a los ibarristas en la administración porteña.

Ibarra y Telerman ratificaron la sociedad que los une en un encuentro en el que dieron por superados los recelos que surgieron en la relación desde que el jefe de Gobierno fue suspendido y su vice tuvo que asumir sus funciones. La distancia entre ambos llegó a su máximo punto hace un mes, cuando Telerman se resistió a designar al kirchnerista Nicolás Trotta en la Secretaría de Descentralización, en reemplazo del saliente Héctor Capaccioli. Ese nombramiento había sido acordado entre Ibarra y el jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández.

Después de una reunión hace un par de semanas, en la que conversaron largamente sobre su presente y futuro, Ibarra y Telerman volvieron a juntarse el último martes. Ese día el suspendido jefe de Gobierno fue al Parque Roca a visitar las instalaciones donde se disputará la Copa Davis y desde allí llamó a su vice para proponerle que lo acompañara en la recorrida y, de paso, charlaran. Como Telerman tenía ya una actividad agendada, Ibarra lo invitó a almorzar.

Ibarra comió un filet de pescado y Telerman, un bife de chorizo. Ninguno de los dos pidió postre, pero aun así prolongaron la sobremesa. Compartieron en total alrededor de dos horas y media.

Los dos consideraron un “acierto” la decisión que tomaron tras la suspensión de Ibarra de que Telerman se concentrara en la gestión y evitara involucrarse en las cuestiones referidas al juicio político. De hecho, resolvieron continuar con ese esquema hasta la conclusión del proceso.

Ambos coincidieron también en que la situación de Ibarra es complicada. El análisis fue que “no pueden esperarse comportamientos previsibles” de parte de los legisladores, dentro de lo que es la lógica política. En función de ese escenario, Ibarra y Telerman hablaron del futuro.

La charla giró en torno de la hipótesis del retorno del jefe de Gobierno a su cargo y el vice se aseguró de que en ese caso tendrá “un rol ejecutivo más amplio”. La suspensión de Ibarra le dio a Telerman la oportunidad de mostrarse en la tarea de gestionar y en su afán de ser candidato en 2007 le conviene seguir exhibiendo su perfil ejecutivo.

Con la vista puesta en las elecciones, fue que los dos se comprometieron a trabajar en la articulación de un espacio que aglutine al kirchnerismo, el ibarrismo y las demás expresiones del progresismo local. Ibarra considera que uno de los candidatos de ese espacio es su vice y se lo ratificó durante el almuerzo.

“Soy más que kirchnerista”, suele decir Telerman cuando habla de su vocación de construir un “gran bloque”, si es que le toca asumir ahora la jefatura de Gobierno. Ibarra recibió una clara señal de que en ese caso su gente seguirá contenida en la administración porteña.

En definitiva, Ibarra y Telerman confirmaron que seguirán siendo socios políticos y lo que resta saber es cuál será la relación de poder entre ambos. Eso dependerá de la suerte que corra el jefe de Gobierno.