La Argentina ingresó ayer al Consejo de Derechos Humanos de la ONU por 148 votos en la Asamblea General, de la que dependerá el organismo, que funcionará en Ginebra. A partir del 17 de junio, integrará el Consejo junto con 47 países, entre los que se encuentran Cuba, Uruguay y Brasil. “Los que votaron a la Argentina, al tener en cuenta nuestra trágica historia de violaciones masivas de derechos humanos, valoraron los compromisos que hoy tenemos en esta materia”, destacó el canciller Jorge Taiana. En el Palacio San Martín resaltaban que consiguieron posicionarse ante el mundo como interlocutores en derechos humanos con países muy disímiles. “Nos reconocen que no hablamos sólo con los que piensan igual”, confiaron a Página/12. La creación del Consejo forma parte del proceso de reformas de la ONU, sobre el que Estados Unidos continúa mostrando reparos. Por su parte, los cubanos festejaron.

El Consejo reemplazó a la comisión de derechos humanos creada en 1947. En el medio de las reformas iniciadas en la ONU, la comisión había recibido múltiples críticas. Se cuestionaba que los países que violan los derechos humanos puedan integrarla. Estados Unidos impulsó la reforma, pero luego se apartó por considerar que los requisitos no eran suficientemente específicos y votó contra su creación. Lo acompañaron sólo tres países. “Querían un órgano muy pequeño, del estilo del Consejo de Seguridad, y formado sólo por países rich and beautiful. Pero los convencimos de que había 160 Estados en contra”, señalaba ayer un encumbrado funcionario de la Cancillería argentina que participó de las negociaciones. En el nuevo Consejo, que se creó el 15 de marzo, los integrantes deben ser votados por mayoría absoluta en la Asamblea General y prevé, además, un mecanismo para removerlos en caso de que se comprueben violaciones graves a los derechos humanos en su territorio.

Estados Unidos no se presentó como candidato, pero destrabó los fondos para que comience a funcionar. “Vamos a apoyarlo política, diplomática y financieramente y mantendremos una posición de observador. Estados Unidos se presentará para un escaño el año que viene”, informó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Sean McCormack. Por su parte, en la Cancillería cubana descorchaban ron. “Estados Unidos fracasó en su objetivo de impedir que Cuba ocupara un escaño. La derrota del imperio ha sido por partida doble. A la elección de Cuba se suma el hecho de que el gobierno de George W. Bush no podrá ocupar un asiento del Consejo de Derechos Humanos”, señalaron en un comunicado.

La vieja comisión era conocida por la resolución de condena a Cuba, que se votaba cada año. La Argentina dio hace dos años un paso al costado de su posición pegoteada a Estados Unidos al comenzar a pronunciarse por la abstención. En la nueva conformación se jerarquizará la temática de derechos humanos, porque pasa a depender directamente de la Asamblea. “La información que maneje deberá llegar a tiempo a los organismos que, como el Consejo de Seguridad, pueden prevenir o detener violaciones de los derechos humanos”, señaló Taiana. En vez de funcionar durante seis semanas una vez por año, desde ahora será permanente. Se estableció un mecanismo para evaluar la situación de derechos humanos de cada país, empezando por los que son miembros del Consejo.

En la elección, en la sede de la ONU en Nueva York, la Argentina fue votada entre diez países que debían ocupar ocho asientos. Quedaron afuera Venezuela y Nicaragua. La silla argentina será ocupada por el embajador en Ginebra, Alberto Dumont, como representante permanente, aunque podrá ejercerla alternativamente el propio Taiana u otro funcionario. En la Cancillería, consideraban que la Argentina jugará un papel muy activo en la transición del viejo organismo al nuevo, ya que fue uno de los países que impulsó el cambio.

Informe: Werner Pertot.