EL PAíS › PANDO, PATTI, NEUSTADT Y MACRI ENTRE LOS ADHERENTES A LA CANDIDATURA DEL INGENIERO
El padre de Axel dice que no quiere hablar de candidaturas ni de su alianza con Macri hasta que termine el juicio oral por el asesinato de su hijo, pero asegura que, en la calle, “de 20 personas, 19 me dicen que acepte”. Prepara una nueva marcha. Esta vez será a Plaza de Mayo. Su posible postulación a la gobernación bonaerense une a gran parte de la derecha argentina.
› Por Werner Pertot
La posible alianza entre los ingenieros de la mano dura cobró nueva vida. Juan Carlos Blumberg ya actúa como candidato, aunque continuará negando esa posibilidad hasta que termine el juicio por el asesinato de su hijo. “La gente en la calle me vuelve loco. ¿Me entiende? De 20 personas, 19 me dicen que acepte y uno solo: ‘No se vaya con Macri’. ¿Me entiende? Desde los coches me gritan: ‘Acepte’. ¿Me entiende?”, aseguró Blumberg a Página/12. Mientras tanto, logró reunir la semana pasada a lo más rancio de sus contertulios: el periodista Bernardo Neustadt, la activista castrense Cecilia Pando, el ex secretario de Justicia de la dictadura Roberto Durrieu, el padre del joven asesinado en Palermo Chico, Marcelo Bragagnolo, con conexiones masseristas... y el comisario acusado de secuestros, torturas y asesinatos Luis Patti, que aseguró a este diario que “ve bien” una candidatura de Blumberg a gobernador bonaerense.
Al ver las encuestas que lo dan cerca del 60 por ciento de imagen positiva, cerca del diputado part-time Mauricio Macri se esperanzan con la candidatura de Blumberg, que por ahora estira la definición y prepara una nueva marcha para fin de mes. “Va a ser a Plaza de Mayo, porque la gente me lo pide. El gobierno nacional tiene deudas con el Consejo de la Magistratura, con los superpoderes, con tener una policía de todo el país. Nos lo han prometido y eso nunca lo hicieron”, reclamó Blumberg, en su nuevo rol opositor. Los macristas ya se anotaron entre los concurrentes a la manifestación e imaginan que lo catapultará hacia 2007.
Blumberg, por su parte, adquirió la gestualidad de un candidato y participa de actos que ya no tienen únicamente que ver con la seguridad. “He hecho reuniones con Macri, con este señor que estaba en el Ministerio de Economía, Lavagna, y con Sobisch, que es un hombre muy activo en su provincia. El está construyendo una cárcel modelo”, elogió. Blumberg lo convenció de que impulsara el juicio por jurados en Neuquén.
Desde el macrismo, el que más contacto mantiene con él por temas de seguridad es el diputado Eugenio Burzaco, hijo del secretario de medios de Carlos Menem, Raúl Burzaco. Justo antes de que comenzara el juicio por el asesinato de su hijo, Blumberg compartió un almuerzo con Macri y varios dirigentes de PRO en el Hotel Sofitel. Allí, el empresario le propuso que “se meta en política, para cambiar los cosas en serio”.
Blumberg aseguró que venía pensando en esa posibilidad, pero que quiere esperar a que finalice el juicio. “Yo estoy trabajando en la Fundación. En este momento, mi cabeza está en lo que es el juicio de Axel. ¿Me entiende?”, dijo a Página/12. Mientras tanto, continúan sus encuentros todas las semanas con Burzaco, Horacio Rodríguez Larreta y Jorge Macri (a la sazón, el encargado del armado en la provincia).
La resistible ascensión
La madre de Blumberg, Ursula, nació en Lituania, mientras que su padre, Bernabé, desciende de alemanes. En una entrevista de 2004, Blumberg recordó que los soldados soviéticos obligaron a sus abuelos maternos a cavar su propia tumba, les quebraron las piernas y los fusilaron. Su madre huyó a la Argentina. Blumberg estudió en un colegio de monjas de Avellaneda, donde fue monaguillo. Para que saliera derecho, su padre solía ponerlo de rodillas durante dos horas frente a una pared y a los ocho años lo mandó a trabajar de tornero. Blumberg repitió el castigo con Axel: lo puso a barrer el piso en la fábrica en la que trabajaba. “Yo le decía a Axel que pienso que aquí debería haber un voto calificado. Y él no estaba de acuerdo, discutíamos terriblemente”, recordó Blumberg.
Con 23 años, Axel fue secuestrado y asesinado seis días más tarde, el 23 de marzo de 2004. Su padre surgió como un adalid de la mano dura y encabezó numerosas marchas por la seguridad. La más multitudinaria fue el 1° de abril de ese año. Allí Macri soltó su primera señal de amor: “Ya está haciendo política, hablando de las cosas que tienen que cambiar”. Blumberg inició su cruzada con firmas para reclamar el endurecimiento de las penas. En sus primeros pasos, lo asesoraron el ex gobernador Carlos Ruckauf –recordado por despacharse con frases como “hay que meter bala a los delincuentes”– y su adláter, el diputado Jorge Casanovas, que fue fiscal de la dictadura, juez durante el menemismo y ministro de Justicia bonaerense del ruckaufismo. Cuando Blumberg percibió que las malas compañías podían dañarlo, se despegó de sus dos primeros asesores, pero no de sus ideas: propuso endurecer las penas, restringir las excarcelaciones y bajar la edad de imputabilidad.
En su cruzada no le hizo asco a nada: se fotografió con el ex titular de la Cámara baja Alberto Pierri, con el ex ministro del Interior José Luis Manzano y con Patti, que luego no pudo asumir como diputado por las violaciones a los derechos humanos que cometió durante la dictadura. “Cualquier ciudadano puede ser candidato, así que lo veo bien. Tengo relación y amistad, como con la mayoría de la clase política”, sostuvo el ex comisario sobre la posible candidatura de Blumberg. “El Paufe por el momento va solo a elecciones, pero falta un año. Así que veremos”, dijo.
Las coincidencias no son casuales. En su tercera marcha, Blumberg lanzó: “Parece que los derechos humanos son para los delincuentes y no para los ciudadanos”. A fin de año, consiguió que el Congreso aprobara a las apuradas un paquete de reformas que endurecieron el Código Penal. Su primer derrape fue cuando aseguró que el estudiante asesinado Sebastián Bordón “se drogaba e hizo una mala actuación al agredir a un policía”. Ante la ira de los padres del joven, recurrió al viejo recurso de decir que lo sacaron de contexto: “Son cosas del grabador... ponen una parte”. Luego fue expulsado de una marcha de los familiares de Cromañón a los escupitajos y botellazos.
Los cruzados
Blumberg recaló en sus oficinas de la avenida Corrientes, donde comenzó a funcionar la Fundación Axel Blumberg por la vida de nuestro hijos. La organización se inspiró en el Manhattan Institute of New York, por el que pasaron Ronald Reagan, George Bush y el alcalde de la “tolerancia cero” Rudolph Giuliani. La asimilación no es casual: el ingeniero apadrinó a esta organización para que firmase un convenio con el gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota, que mantiene buenas relaciones con Blumberg a pesar de que sufrió innumerables protestas cuando un directivo del Manhattan Institute, Carlos Medina, calificó de “terroristas urbanos” a los limpiavidrios. Medina, que fue asesor del alcalde pinochetista Joaquín Lavin, terminó con una denuncia ante el Inadi.
No fue el único contacto con los norteamericanos. Gracias a una gestión de María Simms de la oficina del sheriff de California, Blumberg también tuvo un encuentro con el gobernador Arnold Schwarzenegger, que lo asesoró sobre el trato a los presos.
El ingeniero convocó a la Fundación a su círculo íntimo, como el coronel retirado Adolfo Goetz, que tuvo más de un contacto con sus camaradas de los años de plomo. Goetz conducía la comisión de seguridad y falleció por causas naturales. Los demás se fueron distanciado. Una de las que permanece a su lado es la directora médica de los laboratorios Bayer, Liliana Lemme de Garay, que es la madre de la novia de Axel. El resto fue dejando lugar a un equipo técnico de abogados comandado por Roberto Durrieu (h.).
Blumberg contrató al estudio del ex secretario de la dictadura Roberto Durrieu para que se ocupase del caso de su hijo, pero poco a poco se convirtió en su principal asesor. Durrieu inició su carrera judicial en 1976 como fiscal junto a la policía de Ramón Camps, que lo incluyó en las dedicatorias de su libro Caso Timerman. Punto Final. Por si quedaban dudas, en 1987 firmó una solicitada en solidaridad con el dictador Jorge Rafael Videla. Como presidente del Colegio Público de Abogados de Buenos Aires, Durrieu condenó las uniones civiles entre homosexuales (que “son pasos irreversibles hacia la disolución de las bases sociales” y “desconocen la ley natural”) y estigmatizó a los movimientos piqueteros como “organizaciones delictivas, con intereses políticos”. A tono con las propuestas de Blumberg, en sus habituales columnas en La Nación atacó la reforma del Código Penal porque “todo aquel que antes de cumplir 18 años cometa homicidios, violaciones, raptos, no será punible”.
Tiempo jurásico
Aunque insiste en que no tomó la decisión de ser candidato, Blumberg participó de una manifestación en Congreso contra los superpoderes y en un acto convocado por Neustadt para “reivindicar la Constitución nacional”, en el que entonó la marcha de San Lorenzo junto con Pando y Bragagnolo. Ya es la segunda marcha que comparte con Pando, la esposa del mayor Rafael Mercado, que fue separado del Ejército por no diferenciarse de su mujer en la reivindicación del terrorismo de Estado.
La activista castrense recibe apoyo logístico del teniente coronel retirado Héctor Schwab, ex patota de Antonio Bussi, que comparte con Blumberg un abogado: Durrieu lo defiende en una causa por amenazas y extorsión a ex empleados de Movicom. Los empleados fueron “persuadidos” por la agencia de seguridad Scanner S.A. para desistir de sus denuncias judiciales a la empresa. Por sus crímenes en Tucumán, Schwab tiene un pedido de captura internacional del juez Baltasar Garzón.
“Yo fui a esa manifestación porque me llamaron y había unos chicos jóvenes, que decían que había que ir con una Constitución en la mano. Yo concurro a todos lados. También estuve en el Congreso por el tema de los superpoderes. ¿Me entiende?”, se excusó Blumberg, que recordó su encuentro con Pando: “La vi. Me saludó y me presentó a su hijo. Me dijo que él me admiraba mucho”, relató
–¿Usted sabe lo que piensa Pando? –preguntó Página/12.
–No, mire. No quiero hablar de lo que no sé para no meter la pata.
“Yo comparto sus propuestas de seguridad. Pero una cosa es compartir y otra cosa es que yo me vaya a dedicar a la política, que es algo que no haría nunca”, señaló Bragagnolo, que acompaño a Blumberg en la marcha de Neustadt. Según una investigación de Susana Viau que publicó Página/12, el hermano de Bragagnolo participó de una de las sociedades que usó el represor Emilio Massera para blanquear la apropiación de los terrenos de desaparecidos de Chacras de Coria. El propio Bragagnolo firmó un aviso fúnebre por la muerte del represor de la ESMA Fernando Peyón.
Otro de los fogoneros del Blumberg es Neustadt, que supo defender por igual las políticas neoliberales de la dictadura y el menemismo. El ex conductor de “Tiempo Nuevo” no quiso quedarse atrás de los asistentes a su acto: “Del lado de los militares también hubo muertos. No somos morales como para dictarle moral al pasado”, aseguró la semana pasada en una entrevista con la revista Debate.
Sin anunciar su candidatura, Blumberg ya logró que se cuadraran tras su figura Neustadt, Pando, Bragagnolo, Durrieu, Macri, Sobisch y hasta Patti. Si esta coalición llegase a 2007, de lo que nadie podrá acusarlos es de girar a la derecha. Porque a la derecha solo queda la pared.
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