Pasó casi un año desde que fue destituido. Sin embargo, el derrotero de Antonio Boggiano en la Justicia, donde depositó sus últimas esperanzas de recuperar la toga, no terminó todavía. La Corte Suprema integrada por conjueces se reunirá finalmente hoy con la intención de ponerles el broche final a sus reclamos. Las posiciones ya están fijadas: según pudo saber Página/12, siete de los nueve jueces suplentes votarían por confirmar la remoción del ex supremo y cerrarle definitivamente las puertas para ocupar cualquier cargo público.

Boggiano fue expulsado de la Corte, donde integró la mayoría automática del menemismo, en septiembre del año pasado. Durante el proceso en el Senado y después también, se mostró desafiante. Iba a su despacho en el tribunal aunque estuviera suspendido y luego buscó a toda costa el apoyo de la corporación judicial. Llegó a conseguir que lo repusieran en el cargo por veinticuatro horas, justo un día antes de que lo echaran, pero a esta altura la gran mayoría de sus viejos aliados le soltaron la mano.

El ex juez, exponente del Opus Dei en Tribunales, apeló la decisión de los senadores ante la propia Corte que él integraba. Sus ex compañeros supremos se excusaron y el intríngulis quedó librado al análisis de un grupo de conjueces, sorteados entre presidentes de cámaras de Apelaciones de todo el país. Este tribunal ya resolvió varios recursos presentados por Boggiano, pero tiene pendiente el punto más importante: la validez misma de la destitución.

El procurador general, Esteban Righi, elevó un dictamen en marzo último. Argumentó que la decisión de la Cámara alta de desplazar a un juez es política, exclusiva de ese órgano, y no puede tener revisión judicial. El juicio político, fundamentó, no pretende castigar a un funcionario sino separarlo de su cargo “para proteger los intereses públicos”.

Los conjueces tienen previsto reunirse hoy a las once de la mañana en el cuarto piso del Palacio de Justicia. Todos tienen posición tomada –según pudo saber este diario–, lo que no quita que a alguno se le ocurra pedir unos días más para terminar de pulir su voto. Al menos hasta ayer siete magistrados estaban resueltos a avalar la destitución de Boggiano y la prohibición para ejercer cargos públicos por tiempo indeterminado que le impusieron los senadores, con un razonamiento similar al que desarrolló Righi. También convalidarán el tiempo en que el ex juez estuvo suspendido en su puesto el año pasado.

Los únicos dos camaristas que estarían dispuestos a defender al ex supremo son Horacio Prack (San Martín) y Carlos Muller (General Roca). Los demás fallarían en contra.

Un motivo central que determinó la suerte de Boggiano fue el fallo en el caso Meller, con el que la Corte menemista permitió que esa empresa reclamara al Estado 30 millones de pesos (que no le correspondía pagar) por la confección de guías telefónicas. Boggiano se dejó reservada la posibilidad de recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una instancia donde su ex compañero Eduardo Moliné O’Connor, destituido por razones similares, hasta ahora no tuvo eco.