EL PAíS › LA CORTE CONFIRMO LA DESTITUCION DEL EX SUPREMO
› Por Irina Hauser
La Corte Suprema, integrada por conjueces, confirmó la destitución del ex supremo Antonio Boggiano. Aunque el Senado lo había expulsado casi un año atrás, recién ahora la Justicia terminó de cerrar las puertas a todos sus reclamos. El fallo firmado ayer también convalida la inhabilitación al ex juez para ocupar cargos públicos por tiempo indeterminado. El Gobierno todavía no cubrió su vacante ni la que dejó Augusto Belluscio cuando se jubiló, un tema que es motivo de malestar permanente en el Alto Tribunal.
Tal como adelantó Página/12, siete de los nueve conjueces rechazaron los planteos de Boggiano y avalaron su remoción. Argumentaron que durante su enjuiciamiento “no hubo violación al derecho de defensa”. “La decisión destitutoria reposa en razones políticas”, dice el fallo. Contra lo que alegaba el ex juez, señala que “no está vinculada al contenido de sus pronunciamientos sino a la configuración de la causal de mal desempeño”. También consideraó válida la prohibición para ejercer cargos públicos que le fijó el Senado.
“El juez Boggiano fue imputado por cargos bien definidos, notificados en legal forma, efectuó su descargo, planteó defensa, ofreció prueba, la produjo y controló la propuesta por la acusación”, dice el fallo firmado por los camaristas Javier Leal de Ibarra, Alejandro Tazza, Luis César Otero, Antonio Pacilio, Angel Argañaraz, Graciela Fernández Vecino y Guillermo Enderle. Horacio Prack y Carlos Muller votaron por restituir al ex supremo en su cargo.
Boggiano fue apartado por el Senado en septiembre del año pasado. Había entrado a la Corte en 1991, nombrado por Carlos Menem, como enviado del Opus Dei entre Sus Señorías, e integró la mayoría automática. Durante el juicio político cuestionó uno a uno los pasos del proceso ante la Justicia. El único punto que le quedaba por resolver a la Corte era el más importante: el pedido de nulidad de la acusación. Los jueces supremos se excusaron, por eso la decisión final fue adoptada por conjueces sorteados entre los presidentes de todas cámaras de apelaciones.
Justo un día antes de que lo destituyeran, Boggiano consiguió que los conjueces lo repusieran en su puesto por veinticuatro horas. Fue la máxima protección que le concedió la corporación judicial. La resolución de ayer, al final, validó la suspensión.
El fallo está en sintonía con el dictamen del procurador general, Esteban Righi, aunque no usó el mismo razonamiento. Los conjueces sostuvieron que el Senado es un órgano político que puede cumplir una función equiparable a la de un órgano judicial, aunque eso “no produce una completa asimilación con un tribunal de Justicia”. La clave, señalan, es que respete “el debido proceso”.
El principal cargo que definió la remoción de Boggiano fue su papel en el fallo sobre el caso Meller, que permitió que esa empresa reclamara al Estado 30 millones de pesos (que no debía pagar) por guías telefónicas. El ex juez dijo que recurriría en última instancia a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde ya acudió, sin suerte, el destituido Eduardo Moliné O’Connor.
El caso de Boggiano vuelve a poner sobre el tapete que hoy la Corte Suprema tiene dos sillas vacías desde septiembre de 2005. El tema tiene a maltraer a los actuales supremos porque pese a ser siete funcionan con el reglamento de la de nueve y les cuesta lograr mayoría de cinco votos para firmar fallos. Creen que el Gobierno incumple la ley al no definir la situación.
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