EL PAíS › EL REY JUAN CARLOS Y SU ROL DE MEDIADOR ENTRE ARGENTINA Y URUGUAY
“Es el momento de que se empiecen a planificar las reuniones”, dijo el español José Luis Rodríguez Zapatero. No adelantó la estrategia ni los plazos de la gestión del rey.
› Por Fernando Cibeira
Desde Montevideo
Las tres partes involucradas en el embrollo por las papeleras –Argentina, Uruguay y ahora España– coincidieron ayer en marcar lo complicado que resulta pensar en una solución que conforme a todos. “Es un conflicto muy difícil”, subrayó el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. La decisión de colocar al rey Juan Carlos como “facilitador” del diálogo tuvo un buen recibimiento, pero también abrió un interrogante en cuanto a cuestiones tales como cuál será el mecanismo para las negociaciones o el verdadero alcance de la intervención. El propio rey, en su única declaración, eligió mostrarse cauteloso. “Ya veremos, depende de los dos presidentes”, alcanzó a decir cuando lo consultaron acerca de las posibilidades de éxito de su gestión antes de marcharse del Hotel Radisson, el cinco estrellas donde ayer cerró la Cumbre Iberoamericana.
En un encuentro deslucido por las ausencias y con un desarrollo previsible, la novedad de la intervención española en el conflicto entre Argentina y Uruguay se convirtió en el principal hecho político de la Cumbre. Resultó lógico entonces que en su conferencia de prensa final, Rodríguez Zapatero haya tenido que responder varias preguntas sobre la cuestión papeleras. “España ha estado siempre interesada en que el conflicto se encauzara. En esta cumbre hemos dado un paso más, un paso que ha sido muy bien acogido tanto por Argentina como por Uruguay, que es hacer una tarea para facilitar el diálogo y buscar una solución”, explicó el español, quien aparece como el verdadero mentor de la movida.
El jefe de gobierno español cruzó una mirada cómplice con su canciller Miguel Angel Moratinos y la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, cuando le preguntaron qué diferencia había entre el rol de “facilitador” que se le asignó al rey y una mediación común. La cuestión debe haber producido más de un debate entre los funcionarios españoles. Moratinos y Trini se rieron cuando Zapatero los buscó con la vista. “No deberíamos caer en un debate semántico. El papel del rey es de impulsor del diálogo, lo digo porque facilitador y mediador en el ámbito del derecho internacional tienen un rol más ajustado”, respondió (ver recuadro).
Como también sucedía ayer entre los funcionarios de las cancillerías, el español no pudo dar mayores detalles sobre los próximos pasos. “Es el momento de dejar que las cosas empiecen a rodar, que se empiecen a planificar las reuniones. Es un conflicto difícil que ha tensionado mucho las relaciones y que España desea contribuir con su capacidad a poner fin”, explicó. Rodríguez Zapatero situó ese final “en un tiempo razonable”, que no precisó.
En cuanto a Uruguay y Argentina, la vuelta de tuerca parece servir para ganar tiempo en un conflicto que había entrado en una encerrona, con las vías de diálogo rotas y los puentes cortados. Hasta algunos vecinos de Gualeguaychú se mostraron ayesr conformes con la puerta abierta en Montevideo.
En su primera toma de posición pública sobre el tema, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, avaló la gestión real. “Uruguay apoya sin ninguna duda la actuación de Su Majestad”, puntualizó. Aseguró que apenas supo de la propuesta argentina, deseó que se concrete. “Uruguay está, como ha estado siempre, en la búsqueda de una solución para este diferendo y en la búsqueda del respeto de los derechos que Uruguay considera que tiene”, sostuvo.
En su carácter de anfitrión y moderador de las sesiones, el presidente uruguayo habló en varias oportunidades durante la Cumbre. Nunca en esas ocasiones se refirió al conflicto y cada vez que le tocó mencionar a la Argentina lo hizo con consideraciones tales como “nación hermana” o “pueblo hermano”. Las declaraciones sobre las papeleras las realizó en el acto de clausura del evento y en respuesta a las dos preguntas que le hicieron sobre el tema. Compartía escenario con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, el presidente de El Salvador, Elías Saca, y el secretario general de Comunidad Iberoamericana, Enrique Iglesias.
Tabaré insistió en la propuesta uruguaya para realizar un monitoreo conjunto desde ahora del nivel de contaminación del río Uruguay, que Argentina ya rechazó. Además, reveló que su país también propuso la instalación de un laboratorio en la zona donde se construirán las papeleras con la mejor tecnología disponible para la medición del impacto ambiental, financiado por ambos países.
El último en referirse a la cuestión fue el canciller argentino Jorge Taiana. Como ya a esa altura sucedía con la mayoría de los 22 países participantes, el canciller ocupó el lugar del Presidente en las sesiones. Luego hizo lo mismo en una reunión bilateral con su par de Venezuela, Nicolás Naduro. Cuando al fin pudo salir, la puerta del hotel era escenario del desbande de las comitivas que se apresuraban en caravana hacia el aeropuerto. Taiana estaba apurado porque perdía el vuelo.
“Somos pueblos hermanos y todavía no pudimos alcanzar una solución, obviamente se trata de un conflicto difícil. Pero tenemos confianza en que el rey pueda alcanzar con su gestión de buenos oficios una solución satisfactoria para todos”, consiguió expresar. El canciller reaccionó enseguida cuando le preguntaron si ahora los asambleístas debían revisar su postura y terminar con los cortes. Luego de aclarar que su posición era contraria a los bloqueos subrayó que “la posición de Gualeguaychú no ha sido el generador de la controversia sino que ha sido justamente una reacción frente a la controversia”.
Con las partes fosilizadas en sus posturas, está visto, el rey tendrá que echar mano a dotes de prestidigitador para encauzar el entuerto.
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