Vie 26.01.2007

EL PAíS  › UN HOMENAJE A CABEZAS QUE SALIO DE CONGRESO Y TERMINO EN PINAMAR

Una caravana por memoria y justicia

Norma Cabezas, madre del reportero gráfico, exigió a la Justicia que ratifique las sentencias contra los asesinos de su hijo. Se realizó un responso en la cava en donde murió Cabezas.

Como hace diez años, con las cámaras en alto y la leyenda “No se olviden de Cabezas”, familiares, amigos, reporteros gráficos y periodistas volvieron a reclamar justicia para el fotógrafo asesinado el 25 de enero de 1997. En la cava de General Madariaga donde lo mataron a balazos y quemaron su cuerpo –hoy convertida en santuario–, su madre Norma Cabezas exigió a la Justicia que ratifique las sentencias que condenaron a prisión y reclusión perpetua a la mayoría de los nueve policías y sicarios que participaron en el crimen; y de los que hoy sólo dos siguen en la cárcel tras los cambios de carátulas y reducción de penas. A las ocho de la noche, en Pinamar, la caravana que partió a la mañana desde Congreso hizo un minuto de silencio en memoria de Cabezas. Un homenaje que a esa misma hora se repitió en todas las redacciones del país.

“Yo les pido a los jueces que firmen, de una vez, porque están temblando los huesos de mi hijo. Lo que le han hecho a José Luis es terrible. Y lo que se dijo acá en Dolores (en el juicio de febrero de 2000) es lo que pasó”, reclamó entre sollozos Norma Cabezas frente a la cava de Madariaga, donde fusilaron a su hijo. “De una vez firmen; nos dicen que lo van a hacer pero nos engrupen a mí y a mi marido como a dos viejos estúpidos”, insistió la madre del fotógrafo asesinado.

Norma agradeció a las Madres del Dolor, que la acompañaron en la caravana y contó el sufrimiento que le produce –cada vez que regresa a la cava– tratar de imaginar cómo fueron los últimos minutos de vida de su hijo mientras sus asesinos lo conducían a ese lugar para matarlo. Pero volvió a cargar contra los jueces que demoran la ratificación de las condenas a los asesinos: “¿Por qué ellos no son como la gente de mi país que llora conmigo; no tienen hijos, hermanos, nietos?... Claro, no les mataron un hijo como a mí”, agregó al cerrar el homenaje.

La caravana, de la que también participaron dirigentes y militantes de los gremios de reporteros gráficos (Argra) y periodistas (Utpba), partió a las 9 de la mañana desde Congreso. La primera parada fue en Chascomús, donde también hubo un acto para recordar a Cabezas. Ya en la cava de Madariaga, se leyeron las adhesiones al homenaje del fotógrafo asesinado del presidente Néstor Kirchner y el vicepresidente Daniel Scioli.

El pozo, donde hace diez años se encontraron calcinados el cadáver y el vehículo de José Luis, hoy es una santuario cercado, donde una pared con distintas placas, un busto con su figura y una enorme cruz recuerdan al fotógrafo. Un lugar que el municipio de Madariaga se encargó de emprolijar para este aniversario. Allí, el cura Pablo, de General Madariaga, ofició un responso por Cabezas. “Por más que hubo juicio y sentencia, sabemos muy bien lo que ha pasado, de las libertades, que no hay arrepentimiento”, dijo y le pidió a Dios “que abra los caminos de la verdad y la justicia para nosotros y la patria”.

El periodista Gabriel Micchi, compañero de Cabezas en la cobertura de aquella temporada del ’97 para la revista Noticias, fue quien pronunció el discurso más encendido. “Quiero decirle a los jueces que no sólo no nos olvidamos de José Luis, ni de la lucha de su familia, ni del acompañamiento de la sociedad. Tampoco nos olvidamos del poder mafioso de Alfredo Yabrán que mandó a matar a José Luis Cabezas, que su custodio Gregorio Ríos está en su casa y que el Tribunal de Casación dio un fallo vergonzoso diciendo que esto había sido un delito menor”, denunció.

Micchi también recordó que “el ex presidente Carlos Menem intentó despegar a Yabrán en todo momento” y que sus funcionarios fueron a Dolores a respaldar pistas falsas. E incluyó al intendente de Pinamar, Blas Altieri, entre quienes quisieron favorecer “al cartero” (como llamaban a Yabrán) para desvincularlo de la causa por el asesinato de Cabezas.

Gladys Cabezas, hermana del fotógrafo, convocó a “no movernos por el odio y la bronca” y ante los periodistas admitió que nunca creyó que, después de un juicio oral condenatorio, tuvieran que estar nuevamente allí pidiendo justicia. “Hoy no tendríamos que estar acá, sino haciendo una misa... Ellos (los condenados) están gozando de un beneficio que no les corresponde. Acá los culpable son los jueces”, añadió.

Igual que en la cava, los fotógrafos volvieron a alzar sus cámaras –como en las numerosas marchas en la que pidieron justicia por Cabezas– en el minuto de silencio que la caravana hizo en los cruces de las rutas 11 y 74, en la entrada a Pinamar, donde un monolito recuerda a José Luis. Allí, se reiteraron las consignas de “Cabezas, presente” y otro reclamo que también acompañó toda la movilización como parte de la lucha “por justicia y contra el olvido”: “aparición con vida de Jorge Julio López”, el testigo clave en el juicio contra el policía represor Miguel Etchecolatz que lleva más de cuatro meses desaparecido.

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