Tras un largo camino de rispideces con los dirigentes del ARI porteño, Elisa Carrió los paró en seco: la mesa nacional resolvió intervenir el partido. “Hubo boicot a la coalición en Capital”, señaló la secretaria general del partido, Elsa “Tata” Quiroz. “Es una actitud más del autoritarismo de Carrió y, como siempre, de su séquito de obsecuentes, que terminan respondiendo a los caprichos de ella. Nos quería imponer la alianza con Patricia Bullrich”, respondió, ofuscado, el (ex) titular del ARI Capital, Fernando Cantero, quien no reconoció la legitimidad del interventor y se presentará ante la Justicia el lunes.

Tras una larga jornada de negociaciones con el jefe de Gobierno, Jorge Telerman, Carrió se reunió el martes a la noche con una delegación de la mesa de conducción del ARI Capital, con Cantero a la cabeza. En la discusión –no exenta de tensión–, Carrió les planteó que debían inscribir al ARI en la alianza, que lleva el nombre “Coalición Cívica” y que ya integraban Unión por Todos de Patricia Bullrich y Encuentro Cívico por Igualdad y Justicia. Este último partido fue creado por los aristas que quedaron fuera de la conducción y que lideran los legisladores Liliana Parada y Facundo Di Filippo.

Carrió les ofreció el segundo lugar en la lista de legisladores –que encabezaría Diana Maffía, del Instituto Hannah Arendt– y les exigió que aceptasen una intervención consensuada del partido, ya que no confiaba en su manejo de los fondos de campaña ni en su criterio en la definición de la lista de diputados nacionales, que encabezaría Bullrich (ver aparte).

Aquí, las versiones difieren. Según el entorno de la líder del ARI, la delegación aceptó sus condiciones. En cambio, los dirigentes del partido sostienen que se retiraron sin llegar a un acuerdo. Lo cierto es que al comunicarle lo que sostenía Carrió al resto de la conducción, un vasto grupo rechazó las exigencias. Según pudo saber Página/12, los dirigentes se reunieron en la madrugada con el candidato a jefe de Gobierno Claudio Lozano, para ofrecerle colgar la lista del ARI de su fórmula, a espaldas de Carrió. Lozano rechazó la oferta.

Por la mañana, la conducción del partido no se presentó a inscribir al ARI en la Coalición Cívica. La mesa nacional argumentó que no respetaron el acuerdo con Carrió y resolvieron la intervención del partido a toda velocidad. “La intervención se da por incumplimiento de las orientaciones generales a nivel nacional: no cumplieron con el trabajo por la coalición cívica”, indicó Quiroz.

Designaron como interventor a Carlos López Iglesias, un miembro de la junta nacional que proviene del Partido Intransigente (militó en la época de Oscar Alende). “Vamos a rescatar a todos aquellos compañeros que coinciden con una convergencia plural para apoyar el liderazgo de Carrió”, sostuvo el flamante interventor, que fue director ejecutivo de Greenpeace. Su primera acción fue inscribir al ARI en la coalición con Bullrich y Encuentro Cívico ante la Justicia. Lo hizo al filo del cierre de alianzas.

Los intervenidos trasuntaron bronca. “No tenemos las causales por las que se nos interviene. No reconocemos al interventor”, desafió Cantero. “Vamos a ir a la Justicia y vamos a denunciar en todos los ámbitos que Carrió hace política en forma coercitiva, intentando imponer su forma de pensar. Eso de que se fue del partido es un mero hecho administrativo. Todo se sigue resolviendo en el living de la casa de Carrió”, azuzó el legislador, que integra el grupo rebelde junto con Alejandro Rabinovich y Pablo Failde. “Nos quieren castigar porque le pusimos un límite a Patricia Bullrich. Se vulnera la autonomía del partido y la democracia interna. La intervención fue estilo fast food y es autoritaria. Esto no es la nueva política”, disparó Failde. De los tres, Rabinovich se sinceró en su cansancio por la situación: “Nos tiró una bomba atómica y todavía estamos pensando en la reconstrucción”.