La Conferencia Episcopal anunció que el sábado, al final de sus deliberaciones, difundirá una declaración en la que tomará posición frente a las próximas elecciones presidenciales. El documento se titulará “El compromiso ciudadano y las próximas elecciones”. El pronunciamiento viene a suplantar una rueda de prensa que los representantes de la Iglesia tenían previsto concretar hoy.

El hermetismo con el que suelen desarrollarse estos encuentros no impidió que ayer trascendiera que el texto que se conocerá el sábado no tendría un tono de confrontación con el Gobierno. En palabras de algunos sacerdotes que dejaron traslucir el contenido de la declaración episcopal, se apuntará “al fortalecimiento de la democracia en el país”.

Entre otras cuestiones, los obispos reclamarán “una real división de los poderes del Estado”. También alertarán sobre “el deterioro del federalismo”. De acuerdo con los dichos de un miembro de la asamblea episcopal, al analizar el contexto de las elecciones, le pedirán a la clase dirigente “dejar de lado las agresiones de campaña para discutir ideas y propuestas”.

La Iglesia insistirá también con parte de las opiniones que había formulado en noviembre del año pasado. Concretamente, llamaría a fortalecer el diálogo para “superar la excesiva fragmentación”. En su punto de vista, la búsqueda de consensos tiene como principal objetivo “ayudar a crecer en la amistad social”.

En tren de especulaciones, no se descartaba también que el documento episcopal aluda a los conflictos que actualmente mantienen los docentes en Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego. En los jardines de la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de la localidad bonaerense de Pilar, no se descartaba que los obispos también se pronunciaran en contra del aborto y de la trata de personas. Lo harían bajo el subtítulo “Ataques a la vida”.

Al explicar el levantamiento de la rueda de prensa, los obispos dejaron trascender que lo hacían para “no ser mal interpretados”. La asamblea anual había comenzado el lunes con el cruce verbal entre el arzobispo Jorge Bergoglio y el presidente Néstor Kirchner. El prelado había dicho que “la Iglesia fue, es y será perseguida”. El Presidente le respondió que estaba dispuesto a poner la otra mejilla.