Sáb 12.05.2007

EL PAíS  › TRAS UNA MASIVA MARCHA DE RECLAMO, ASUMIO DANIEL PERALTA COMO GOBERNADOR DE SANTA CRUZ

“Llegamos con la voluntad de dialogar”

Flanqueado por la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, juró el nuevo gobernador de Santa Cruz. No hizo anuncios, sino que se limitó a insistir en la necesidad de retomar el diálogo después de más de dos meses de conflicto docente. “Queremos que el lunes empiecen las clases”, dijo el nuevo ministro de Gobierno.

› Por Miguel Jorquera
Desde Río Gallegos

Daniel Germán Peralta asumió como gobernador de Santa Cruz flanqueado por la ministra nacional de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, en medio de un Salón Blanco de la gobernación desbordado de militantes kirchneristas. No hizo anuncios más allá de insistir en su “voluntad de dialogar” con los docentes en huelga para arribar a un rápido acuerdo, afirmó que “no hubo ni habrá vacío de poder” en la provincia que “desmilitarizará” cuando estén dadas todas las garantías para sus habitantes. Unas horas antes, los maestros de Adosac encabezaron la movilización más multitudinaria que cruzó la ciudad de Río Gallegos desde que comenzó el conflicto hace poco más de dos meses, y junto a ellos marcharon los gremios de la Mesa de Unidad Sindical que decretó el paro de ayer. En el cierre de la marcha, un sector de los docentes dejó en claro que no aceptarán la propuesta de incluir sólo 500 pesos al básico de 161 pesos, porque sigue siendo “una burla”.

El sol mitigó la fresca jornada que no superó los ocho grados en una ciudad donde la charla obligada era la designación de Peralta como gobernador. Los lugareños intercambiaban opiniones en los bares, los negocios o frente a las vidrieras en las que se exponían los diarios locales y nacionales con la crisis institucional de Santa Cruz como tapa. Todos mostraban un dejo de esperanza de que la situación con los docentes se supere.

Después de más de dos meses a la defensiva, con un conflicto que iba creciendo y se le escurría entre las manos, el kirchnerismo santacruceño preparaba la asunción del nuevo gobernador para pasar a la ofensiva y dejaba entrever que habría algún anuncio que encamine la negociación con los huelguistas. En la calle, la huelga de los estatales y municipales se hacía sentir y varios vehículos cruzaban Río Gallegos para propalar la convocatoria a una nueva “marcha por la dignidad”, apenas dos horas antes que la prevista para la jura del nuevo gobernador.

“Es necesario comprender que esta sociedad no es ni será la misma y exige, de ahora en más, un nuevo proyecto enmarcado en una democracia con pleno ejercicio de los derechos y obligaciones institucionales”, dice el documento con que Adosac recibió al nuevo gobernador.

Publicada como solicitada en todos los diarios santacruceños, la declaración de los docentes tiene un largo glosario de “exigencias” que van desde la “urgente solución del conflicto salarial, la derogación de la Ley de Emergencia y convocatoria a paritarias” hasta la “inmediata desmilitarización de la provincia”, pasando por la “restitución de la autonomía” de los poderes del Estado provincial, “libertad de prensa y expresión” y el “juicio y castigo a los responsables de la represión contra los trabajadores”.

Con el correr de las horas, las cartas de cada sector empezaban a conocerse. Peralta tenía pensado tomarse unos días, tal vez una semana, para analizar y terminar de armar la composición de su gabinete. Pero las urgencias de los reclamos no coincidían con su calendario y volvió sobre sus pasos. Antes de su asunción decidió sacarle la silla entre sus futuros colaboradores al ex ministro de Gobierno de Carlos Sancho, Daniel Varizat, uno de los funcionarios más resistidos por los huelguistas por sus “bravuconadas” durante todo el conflicto.

Varizat dijo –entre otras tantas cosas– que los docentes reprimidos frente a la casa del Presidente se habían “autoinfligido” las heridas; que el trabajador municipal que perdió tres dedos de su pie por las balas de los Grupos Especiales de la policía provincial se había “clavado una barreta” para “simular” que la herida era de una bala de plomo; que el cura de Las Heras, Luis Bicego, “guardaba armas” en su parroquia, y que el obispo Juan Carlos Romanín tenía que hacerse una “pericia psiquiátrica”.

Luego se sabría que ése sería, al menos por ahora, el único cambio. Seguirán en funciones Juan Antonio Bontempo (Economía), la profesora Silvia Esteban (Educación) y Wilfredo Roque (jefe de la policía provincial). Todos ellos también cuestionados por los trabajadores en conflicto. La novedad no fue bien recibida por los dirigentes sindicales de los diversos gremios que empezaban a armar las columnas que participarían de la marcha. “No es ninguna buena señal”, dijeron a Página/12.

La marcha arrancó desde el campamento docente frente a la Gobernación santacruceña con una canción que terminó como consigna de los maestros: “Si Peralta trae la plata, yo vuelvo al aula a trabajar/si trae sólo 500, yo me quedo acá”. Detrás de Adosac marcharon los estatales de ATE nucleados en la CTA, los judiciales, de los hospitales públicos y los maestros jubilados. Fue la movilización más numerosa de todas las que se hicieron en las últimas semanas. Desde la improvisada tribuna en el acoplado de un camión, los docentes volvieron con sus viejos reclamos: 1040 de básico y rechazaron la posible oferta de subir el básico a 500 y seguir charlando. “No conocemos otra oferta, hasta ahora la única que han hecho fue de 50 pesos para llevar el básico a 211 pesos”, dijo a Página/12 Ernesto Velázquez, dirigente de Adosac de Río Gallegos.

Pasadas las siete de la tarde, le llegó el turno al oficialismo. Peralta ingresó al Salón Blanco de la Gobernación junto a Alicia Kirchner y Carlos Zannini. La barra kirchnerista que desbordó el recinto y que no paró de golpear bombos y redoblantes empezó a corear el nombre de la hermana del Presidente. Ni siquiera la descarga involuntaria de un matafuego, que hizo llorar y hasta casi ahogar a los militantes oficialistas, logró que pararan su entusiasmo.

La apuesta era fuerte y sentían que ya no estaban solos. Peralta lo sintió también así y lo hizo público. Agradeció a “la querida amiga Alicia” y al “amigo y hermano Carlos Zannini”, tampoco dejó pasar por alto la presencia del ex gobernador peronista en los ’70: Jorge Cepernic.

Fue el nuevo ministro de Gobierno, después del acto, el encargado de sintetizar la disposición para darle una solución rápida al conflicto: “Queremos que el lunes se vuelva a dar clases”, dijo González a los periodistas. Afuera de la Gobernación, los docentes dejaban ver que todavía hay un camino largo para recorrer. Junto a las vallas que cercan la Casa de Gobierno y frente a los gendarmes que formaban fila del otro lado abucheaban a todos los que habían asistido a la asunción de Peralta y volvieron a desempolvar la consigna “que se vayan todos”.

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