Los docentes habían llegado desde todos los rincones de la provincia. Puerto Deseado, Río Turbio, Caleta Olivia, El Calafate, San Julián. Le querían demostrar al nuevo gobernador su fuerza en la calle. “Nosotros hicimos 1200 kilómetros para venir, salimos ayer por la tarde y llegamos hoy a las nueve de la mañana”, contaban a Página/12 los maestros que viajaron desde Los Antiguos para marchar por las calles de Río Gallegos. Los docentes saben que han sacado el conflicto de la provincia y eso “pone mal a (Néstor) Kirchner, porque de él depende que esto se solucione”, argumentaron. Por las dudas también mostraron su descontento con la única propuesta económica que les hicieron en Buenos Aires –en las reuniones con los ministros de Trabajo, Carlos Tomada, y de Educación, Daniel Filmus– y con la represión que se toparon las últimas manifestaciones. La columna de Adosac la encabezaba una gran marioneta que representaba al Presidente que llevaba en una mano un garrote y en la otra un billete de cincuenta pesos.

Las columnas empezaron a formarse frente al campamento docente, que cubre toda la cuadra Alcorta, entre Comodoro Rivadavia y Piedra Buena, frente a la gobernación. Allí hay una veintena de carpas de todos los tamaños y muchos más tachos de 200 litros –que se usan para almacenar combustible– y sirven para las fogatas que les permite a los docentes soportar las temperaturas bajo cero durante la noche.

Tres cuadras compactas de gente partieron para pasar primero frente a la Legislatura provincial, dar la vuelta y marchar por la avenida Presidente Roca, una de las más céntricas y transitadas. Ya empezaba a caer el sol y la gente seguía sumándose a las columnas. En las esquinas, grupos de personas esperaban la manifestación para saludar y acoplarse a la marcha. Entre los santacruceños que no marchaban con los gremios predominaban las banderas argentinas y las cacerolas, que se hacían sentir más que las bocinas de los vehículos que quedaban atascados por la movilización.

Pero los manifestantes saben que su reclamo consiguió la adhesión de una parte importante de la sociedad de Río Gallegos y no la quiere perder. Cada tanto cortaba la columna para dejar pasar a los automovilistas. En la caminata los docentes contaban sus penurias a los cronistas que cubrían la marcha. “Con un sueldo de bolsillo de 1800 pesos, nuestro aguinaldo no llega a 350 pesos. Y si uno tiene dos puestos, sólo cobra 1000 pesos más de bolsillo porque las bonificaciones se hacen sobre cada maestro y no por cada cargo”, relataron los maestros de San Julián a Página/12. Cuando llegaron al final de la marcha festejaran la intransigencia de sus dirigentes para no bajar las propuestas. “Si no lo conseguimos ahora con todo lo que pusimos, no lo conseguimos nunca más”, se justificaron ante este cronista.