Vie 08.06.2007

EL PAíS  › MARTHA HOLGADO, QUIEN ASEGURABA SER HIJA DE PERON

Murió la heredera que no fue

La mujer falleció ayer a los 74 años. Pasó catorce años tratando de demostrar en Tribunales que era hija de Juan Domingo Perón. Pero los análisis de ADN no respaldaron su versión.

Sin poder demostrar que era hija de Juan Domingo Perón, Martha Holgado murió ayer, en Buenos Aires, a los 74 años. Apenas cuatro meses atrás, los exámenes de ADN habían dado por resultado que el General no fue su padre. Insistente, Holgado estaba reclamando la realización de un cuarto análisis como contraprueba.

Decía haberse enterado de su supuesta filiación a los 19 años y haber compartido desde entonces con Perón muchos momentos afectuosos. “Nos llevábamos muy bien. Lo seguí en Paraguay y después del exilio lo fui a ver a Venezuela, a Caracas, a Santo Domingo”, contó alguna vez a la prensa. Muchos apostaron a que decía la verdad, apoyados en el notable parecido físico que ella acentuaba con su peinado –el pelo negro azabache en un rodete– y un maquillaje recargado.

Holgado decía que su madre, María Cecilia Demarchi, había conocido a Perón en casa de unos amigos comunes, mientras estaba temporalmente separada de su marido. “Se enamoraron en el ’32, ’33 y vivieron un romance apasionado y prohibido, porque los dos estaban casados. Cuando el embarazo estaba avanzado, Perón viajó a cumplir un destino en el sur.” Pero poco antes del nacimiento, la madre retomó la relación con su esposo, Eugenio Holgado, quien crió a Martha como a una hija propia.

Isabelita fue su enemiga acérrima. Desde que ella empezó a reclamar legalmente el apellido de Perón, se opuso a la realización de los exámenes de ADN. Según Holgado, María Estela Martínez de Perón hizo además todo lo posible por declararla loca. Pidió que la sometieran a estudios psiquiátricos y psicológicos, tomografías de cerebro y electroencefalogramas. Pero sería su propio hermano, Luis Eugenio Holgado, quien la acusaría de fabuladora en la causa judicial.

Llamado a declarar como testigo, relató que el reclamo de paternidad comenzó cuando su hermana, de vacaciones en Roma, no pudo pagar la cuenta del hotel y usó la historia “como un acto de supervivencia”. Fue en la década del ’60, e incluyó el llamado a una conferencia de prensa en la que se presentó como la hija de quien por entonces ya había sido dos veces presidente.

“Mi hermana sufre de una patología que creo que se llama mitomanía”, aseguró Luis Eugenio al juez. Y agregó otro dato: “Si esto sirve, mi padre era antiperonista y mi madre, también”.

Recién en 1992, Holgado abrió la causa judicial para pedir el ADN, dando comienzo a una batalla legal que duraría 14 años. Los abogados de Isabel Perón contrapropusieron como primera medida que se analizara la filiación de la reclamante con respecto al hombre que la crió, pero éste ya había fallecido y su cuerpo había sido cremado.

Otros elementos creaban dudas sobre su versión. Por ejemplo, nunca mostró fotos de sus supuestos encuentros con Perón, aunque decía tenerlas. Para conseguir su reclamo, llegó a presentar una demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y denunció penalmente a los jueces que le habían negado el acceso a los estudios genéticos. “A mí me pasó lo mismo que a la princesa Anastasia (que decía ser hija del zar Nicolás de Rusia), sólo que ella murió sin poder demostrar su verdadera identidad”, dijo entonces.

La viuda de Perón accedió a que los exámenes se hicieran recién el año pasado. Los resultados no pudieron haber sido peores. El estudio oficial, que la Justicia encargó a la Fundación Favaloro, determinó que Holgado no era hija del ex presidente. A la misma conclusión llegó el realizado por un laboratorio contratado por los abogados de Isabel.

Un tercer examen, realizado por peritos de la propia Holgado, concluyó que los restos de Perón no eran aptos para el análisis, por encontrarse “altamente formolizados”.

Holgado tenía una teoría conspirativa: “Todo es obra de Isabel y del entorno que la rodea”, aseguraba. Había empezado los trámites para que se hiciera una contraprueba.

En febrero había presentado en Parque Norte un libro: Perón, mi padre I. Perón, mi padre II. La trampa y Perón, mi padre III. La infamia son los tres tomos (460 páginas) que contaban su historia. El último tomo se lo había dedicado a la causa judicial y a defenestrar a su enemiga.

La noticia de su muerte fue confirmada ayer por su hijo Horacio. Los restos de Holgado serán inhumados por la cochería Perissé-Laffue, en Carlos Calvo 1800, de esta ciudad.

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