EL PAíS › COBOS LANZA UNA NUEVA FUERZA POLITICA PARA NEGOCIAR CON EL GOBIERNO
Con el Partido para la Concertación Cívica y Plural, el gobernador de Mendoza buscará competir con la fórmula oficial de la UCR. La nueva agrupación es el paso previo para la constitución de una confederación nacional.
› Por Eduardo Tagliaferro
Se acerca la elección nacional y avanzan las definiciones. El lunes pasado, el gobernador de Mendoza, Julio Cobos, pidió el reconocimiento judicial para una nueva fuerza política: Partido para la Concertación Cívica y Plural. Es una agrupación provincial con la que Cobos intentará retener la mayor parte del radicalismo mendocino y con la que disputará la gobernación frente a la fórmula de la UCR, Roberto Iglesias y Ernesto Sanz. El nuevo partido es el paso previo para la constitución de una confederación nacional de partidos que reúna a los cinco gobernadores que tiene el radicalismo y a muchos de los intendentes que se desparraman por varias provincias. Esa será la herramienta que permitirá a los radicales K negociar la candidatura de Cobos como vicepresidente de Néstor Kirchner o de Cristina Kirchner.
Antes de partir hacia Ginebra, el titular de la UCR, el jujeño Gerardo Morales, señaló “como honesta” la decisión de Cobos de crear un partido propio. “Eso es lo que tienen que hacer, construir su partido o afiliarse al Frente para la Victoria. Lo que no pueden hacer es comprometer al radicalismo aliándose al Gobierno”, afirmó Morales.
Al hablar del partido creado por Cobos, en su entorno dicen a este diario que no tenían otras opciones. “Nos han obligado a hacer esto porque nos han echado del partido. Lo único que pedíamos es que se le permitiera a los afiliados del radicalismo decidir que candidatos querían y que estrategia”, afirma un estrecho colaborador que pide reserva de su nombre.
Los seguidores de Cobos aseguran que el lunes dejaron en la Justicia Electoral 30 mil adhesiones. Recuerdan que el reconocimiento de un partido político se logra con un mínimo de 4500 y que el total del padrón mendocino llega al millón cien mil votantes. Anteayer y frente a un escribano que labró las actas de rigor, se reunió la Junta Promotora del nuevo partido. Además de Cobos, estuvieron el vicegobernador Juan Carlos Jaliff, el presidente de la Cámara de Diputados, Andrés Marín; el ministro de seguridad, Alfredo Cornejo; la diputada nacional Josefina Attala y los titulares de cinco intendencias mendocinas. El reconocimiento legal llegaría después de la feria judicial de julio.
“Las firmas las obtuvimos en diez días y fundamentalmente pertenecen a radicales”, confían en el entorno de Cobos. Hacen hincapié en el tiempo y en la pertenencia de los adherentes para destacar que la actual gestión tiene un fuerte predicamento en el radicalismo mendocino.
“Más que irnos del radicalismo, nos echaron. Intervinieron el partido, luego presentan una fórmula, no nos dejaron competir, ni nos dejaron espacio. Es inadmisible que un gobierno no tenga la chance de plebiscitarse electoralmente. Es como ganar un partido y perderlo en la AFA”, repite el interlocutor de Página/12.
El 25 de mayo, cuando finalizó el acto en el que Néstor Kirchner levantó, a derecha y a izquierda, las manos de la primera dama y de Cobos, los radicales K tuvieron un encuentro en el que acordaron la formación de una confederación de partidos provinciales. Allí intentarán reunir no sólo a los gobernadores cercanos al kirchnerismo, sino a una gran cantidad de intendentes. Gustavo Posse, de San Isidro; Enrique “japonés” García, de Vicente López, y Daniel Katz, de Mar del Plata, son tal vez los más emblemáticos de ese ramillete de jefes comunales.
Para el reconocimiento nacional necesitan obtener el aval judicial en cinco distritos. “En Santiago del Estero y en Corrientes, ya hay partidos reconocidos”, puntualizó el colaborador del gobernador mendocino que habla con este diario.
El senador nacional y candidato a vicegobernador, Ernesto Sanz, desmiente que la UCR haya echado a Cobos. “Victimizarse es algo que Cobos suele hacer”, dice en diálogo con Página/12. “Se van por propia voluntad. Están trabajando para esto desde hace dos años. Pretendían llevarse al radicalismo y fracasaron”, agrega Sanz. El senador radical recuerda que “en todos los distritos reclamaban libertad de acción para poder ofrendarle el radicalismo a Kirchner. En Mendoza no van a poder hacerlo y eso es una gran noticia.”
En la misma línea de Sanz, el flamante candidato a vicepresidente de Roberto Lavagna, denunció una “fuerte injerencia del Gobierno para evitar la construcción de una fuerza opositora. Se metió en el socialismo, en el ARI y en el radicalismo, porque estamos frente a un proyecto hegemónico que quiere que en las urnas, en octubre, la gente se encuentre con que la única opción sea Néstor o Cristina Kirchner”.
Para Sanz, Mendoza fue un laboratorio político. “Kirchner intentó destruir el radicalismo y Mendoza tenía mucho valor, ya que hay una generación de radicales con protagonismo nacional. Era indudable que desde aquí se podía aportar a la reconstrucción del partido.” Las aguas se dividieron. No mencionan la palabra fractura, pero no la desmienten. Y como sucede en cada separación, quedará por contabilizar quién se queda con la fracción más numerosa. Y eso se medirá con votos.
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