Como aquel famoso cuadro del pintor uruguayo Torres García, que muestra a Sudamérica al revés, con el sur arriba y en lo más alto la isla grande de Tierra del Fuego, esta provincia vivía anoche un terremoto político que dio vuelta todos los pronósticos. En la elección de gobernador y vice, la fórmula Hugo Cóccaro-Rosana Bertone (Frente para la Victoria-FPV) salía primera con el piso histórico del peronismo (36 por ciento) y con una diferencia mucho más ajustada de lo esperado sobre la dupla Fabiana Ríos-Carlos Bassanetti (ARI), que obtenía el 31 por ciento, desplazando a Jorge Garramuño-Pablo Blanco (Movimiento Popular Fueguino-UCR). La excelente elección del partido fundado por Elisa Carrió, que competiría por primera vez en una segunda vuelta, con muchas chances de quedarse con la gobernación dentro de una semana, sorprendió incluso a quienes le auguraban un muy buen resultado.

El ARI en Tierra del Fuego es un partido muy consolidado, que en 2003 salió primero en la elección de diputados nacionales: entonces también llevaba a Ríos –a quien aquí todos llaman “Fabi”– como primera candidata. “Esto es una victoria y se la atribuyo a múltiples causas. Hay una sociedad que decidió votar para cambiar las reglas de ordenamiento institucional y también hay un partido que trabajó de manera coordinada, sumando extrapartidarios intachables”, dijo anoche Ríos, en diálogo con Página/12.

–Su compañero Manuel Raimbault (primer candidato a legislador provincial) dijo que “ya son gobierno”. ¿Se imagina gobernadora?

–Me imagino gobernadora de una provincia que ha decidido cambiar. Vamos a proponer un gobierno que recupere las instituciones a favor de la ciudadanía, que plantee los recursos del Estado a favor de la gente.

Pasadas las 23, en el bunker del ARI de Río Grande había un clima de euforia y emoción. Mientras comían pizzas con gaseosas, candidatos y fiscales se felicitaban por los números. Algunos lloraban. Ríos recibió llamados de Eduardo Macaluse y Delia Bisutti. “Vamos a trabajar para ganar, aunque ya les ganamos”, dijo Ríos a este diario.

La sensación era diferente en el cuartel general del FPV. “El Frente para la Victoria se ha impuesto en esta elección por alrededor de cinco puntos. Vamos a ir a un ballottage con el partido ARI, que ha hecho una excelente elección”, reconocía el mismo Cóccaro, recién pasada la medianoche, en una conferencia de prensa desde el Hotel Ibarra de esta ciudad. Aunque se consiguió el triunfo, el gobernador esperaba un resultado más holgado y un porcentaje más alto de votos. Los boca de urna contratados por el Gobierno, en especial el de Enrique Zuleta Puceiro, le habían prometido llegar al 42 por ciento. El 36 no era un número tan auspicioso. La preocupación se reflejaba también en los medios provinciales: el Canal 11, al que todos vinculan con la administración de Cóccaro, levantó el especial sobre las elecciones y proyectó recitales de Alejandro Sanz y Shakira. En las radios de Ushuaia se burlaban del cambio en la programación. “¿Cuántos votos sacó Sanz?”, se preguntaba un oyente por la única FM que seguía las elecciones.

Los submundos

Otro había sido el clima a la mañana. Apenas bajó de su Peugeot 307 gris, Cóccaro se vio envuelto en una nube de fotógrafos, movileros y simpatizantes. “¡Fuerza Hugo!”, le gritaron desde la vereda de la escuela Nº 14. El fundador de la empresa constructora Cóccaro Hermanos iba acompañado por su esposa, Marcela Galinovsky, y su hija Soledad. Eran las 11 y en Río Grande soplaba el viento de la cordillera (en la radio hablaban de ráfagas de 37 kilómetros por hora). Como el sábado había decidido no hablar sobre las grabaciones ilegales a la diputada Rosana Bertone, su compañera de fórmula, ni tampoco sobre el presunto atentado que había sufrido el autor de los audios, Juan Carlos Ionfrida, la presencia de Cóccaro era muy esperada por los periodistas.

–¿Qué opina sobre las grabaciones tomadas a la diputada Bertone?

–Es el submundo de la política que tenemos que desterrar entre todos los dirigentes. Nada tiene que ver con la sociedad, con lo que piensa la gente de Tierra del Fuego.

–Hay quienes lo vinculan a usted con esas grabaciones –señaló Página/12.

–No tengo absolutamente nada que ver con todo esto. La gente sabe apreciar qué es verdad y qué es mentira.

Cóccaro votó en el primer piso, en una mesa compartida por varones y mujeres. Entre otras curiosidades del sistema electoral fueguino, ambos sexos votan en las mismas mesas. Otra novedad es que los votantes pueden usar una birome para tachar al candidato a legislador provincial que no sea de su agrado. Eso sí, deben usar una birome de color que les entrega el presidente de mesa antes de pasar al cuarto oscuro. Mientras Cóccaro hacía la fila, un periodista le preguntó qué opinaba del último tramo de la campaña y de la realización de las elecciones:

–Estoy bien, quizá tenga que matar a dos o tres –respondió Cóccaro con una mueca que intentó ser una sonrisa.

La ironía asombró a los otros candidatos que votaban en el centro de Río Grande. “¿Dijo eso?”, se asombró el vocero del intendente de Río Grande, el radical Jorge Martín. “¿En serio dijo eso?”, preguntó incrédula Fabiana Ríos, la candidata del ARI.

Farmacéutica y ex delegada de ATE, Ríos es la dirigente del ARI que logró el mejor resultado en una elección. En 2003, cuando compitió contra el peronista Daniel Gallo, le ganó al PJ por ocho puntos (34 a 26 por ciento) y casi se queda con las dos bancas de diputados nacionales. Fue la mejor elección del ARI en toda su historia. Ayer intentaba otra hazaña. Las circunstancias se mostraban propicias: la guerra de videos y grabaciones ilegales entre el FPV y la alianza Mopof-UCR, más el sabotaje a la fibra óptica que provee de Internet a Tierra del Fuego, le habían dejado bastante campo disponible. La consigna silenciosa que circulaba en el ARI era aprovechar el descontento. Ese clima parecía más fuerte en Ushuaia que en Río Grande.

–Va a ser la ciudadanía de Tierra del Fuego la que va a poner raciocinio a esta campaña. No quiero que se naturalice el agravio como práctica política –dijo Ríos a Página/12 después de votar en la escuela Nº 23. La candidata del ARI comparte ciertos pasatiempos con Elisa Carrió: suele usar unos anteojos para leer, muy modernos, y también es una entendida lectora de los mitos de la cultura judeocristiana. Una de sus hijas se llama María Betania, por la ciudad de Israel en la que vivía Lázaro. Según la Biblia, Lázaro estaba muerto y por pedido de sus hermanas, Jesucristo lo resucitó con una frase que se volvió famosa: “Levántate y anda”.

El pase del ARI a la segunda vuelta significa un retorno de las cenizas para la fuerza de Carrió, sobre todo tras el fracaso del experimento porteño con Jorge Telerman. Con inteligencia, Ríos se cuidó de contrarrestar el principal argumento que se suele usar para cuestionar al ARI: la falta de experiencia de gestión. En las últimas semanas, adelantó quiénes serían los miembros de su equipo de gobierno en caso de ganar: mencionó al economista Ricardo Lo Vuolo y al abogado Gerardo Conte Grand y también a un prestigioso ex rector de la Universidad del Comahue, Jorge Rabassa. Otro acierto fue la elección de su compañero de fórmula, Carlos Bassanetti. Ex juez federal de Río Gallegos (cargo que le permitió conocer mucho a Néstor Kirchner) y ex fiscal mayor del Tribunal Superior de Justicia fueguino, Ba-ssanetti es recordado por haber renunciado a una jugosa jubilación anticipada que el ex gobernador Carlos Manfredotti había otorgado a todos los jueces de la provincia. Durante la campaña, Ríos casi no explotó la imagen nacional de Carrió. De hecho, la fundadora del ARI estuvo sólo un día en la provincia: apenas unas horas y aprovechando su promocionada visita a (la entonces convulsionada) Río Gallegos. Como ahora está de viaje, ayer Ríos únicamente pudo hablar con la titular del partido, Elsa Quiroz. Ríos reconoció que la cámara oculta que mostró al candidato del Mopof Pablo Wolaniuk recibiendo una coima, las grabaciones ilegales a Bertone y el misterioso accidente que sufrió Juan Carlos Ionfrida la terminaron beneficiando. “A estos pibes yo no les tengo miedo. Estas cosas no pasan cuando se discute una gobernación –dijo–. Acá están discutiendo los grandes negocios del Estado, de las obras públicas, de un presupuesto que no es transparente, por eso pasan estas cosas.”