EL PAíS › DANIEL FILMUS ASUMIO EL COSTO DE LA DERROTA EN LA CIUDAD, PERO DESTACO LOS VOTOS LOGRADOS
El candidato a jefe de Gobierno porteño por el oficialismo dijo que, a pesar del triunfo de Mauricio Macri, alcanzó el mayor caudal de votos en la historia de la ciudad. Filmus se entusiasmó con que “es un punto de partida”. Felicitó al candidato PRO.
› Por Santiago Rodríguez
Daniel Filmus había asegurado en los últimos días de campaña que sólo lo conformaría un triunfo y ayer no se desdijo. “No somos una fuerza testimonial; somos una fuerza que quería gobernar la ciudad de Buenos Aires”, repitió a poco más de dos horas del cierre de las elecciones. Fue en el marco del reconocimiento de una derrota que el kirchnerismo no tomó del todo como tal y de la cual el propio candidato a jefe de Gobierno buscó rescatar también elementos positivos: señaló que la cosecha electoral fue “la más alta que haya logrado en la historia nuestra fuerza” en el distrito y agregó que es “un punto de partida” para “construir una fuerza nacional y popular”. “Saludamos a quienes han triunfado”, dijo Filmus, sin mencionar a Mauricio Macri, aunque más tarde lo llamó por teléfono y lo felicitó por su victoria.
Los kirchneristas esperaron el resultado de la pulseada definitiva por la Jefatura de Gobierno en el Hotel Panamericano. Allí habían aguardado también los números de la primera vuelta electoral el pasado 3 de junio, pero esta vez las cosas fueron diferentes porque no hubo sorpresa alguna: todos sabían que eso de que “nada es imposible” no era más que un slogan de campaña y que las cartas estaban echadas de antemano.
“Acá está todo dicho. Lo importante es ver qué pasa en Tierra del Fuego”, decían los pocos que a las seis de la tarde ya estaban en el lugar. La mayoría empezó a llegar al Panamericano un rato después de finalizado el comicio. En los sitios habilitados para el público en general no sólo era imposible acceder a la información sobre el resultado de las elecciones fueguinas, sino también de las porteñas: como si fuese un verdadero bunker, estaba aislado del exterior. No había televisores y las únicas alternativas para saber qué ocurría afuera eran los teléfonos celulares o las pocas computadoras habilitadas para la prensa.
Filmus llegó al Panamericano a eso de las seis y media de la tarde. Subió directamente al piso 14, reservado para los principales funcionarios del Gobierno y para sus socios de Diálogo por Buenos Aires: su compañero de fórmula Carlos Heller, el ahora legislador electo Aníbal Ibarra y el diputado Miguel Bonasso. El candidato K venía de su casa, donde al mediodía preparó un asado que compartió con su esposa y sus hijas, su padre y su sobrino.
Mientras Filmus pulía arriba la línea del discurso que daría más tarde, en el primer piso se esperaba su aparición sin demasiado ánimo. Había café y gaseosas, unos pocos sandwiches y bocados dulces, y muchas referencias del tipo “es una derrota honrosa” o “nos deja en un buen lugar con vistas a octubre”. Tampoco faltó quien dijera que “ahora tenemos un candidato a senador”, en referencia al posicionamiento logrado por Filmus.
Los allegados al candidato K admitían tener una escala. “43 por ciento es alegría total, 40 por ciento nos deja conformes, menos ya no sería bueno.” Sin entrar en ese terreno, Luis Alberto Quevedo, su asesor de campaña, anticipó su salida al escenario. “La evaluación de los resultados la va a ser la fórmula Filmus-Heller cuando tengamos una tendencia de los resultados oficiales”, aclaró y se limitó a expresar que “estamos muy contentos por lo que trabajamos y como llegamos a la elección”.
El discurso del candidato kirchnerista resultó para los presentes una inyección de ánimo mucho mayor a la que pretendió dar un grupo de jóvenes que con trompetas y trombones –y vestidos con remeras que decían “Filmus 2007”– entró a tocar al salón donde estaba el escenario minutos antes de su aparición. El ministro de Educación salió a escena a las ocho y cuarto. Lo acompañaron Heller y casi todos sus compañeros del gabinete nacional: Aníbal Fernández (Interior), Jorge Taiana (Relaciones Exteriores), Carlos Tomada (Trabajo), Felisa Miceli (Economía), Ginés González García (Salud), Alberto Iribarne (Justicia), Nilda Garré (Defensa) y Alberto Fernández (jefe de Gabinete). Ibarra completó la foto en el escenario.
“Hemos obtenido alrededor del 40 por ciento”, redondeó Filmus para empezar y enseguida subrayó que esa cantidad de votos es “la más alta que haya logrado en la historia nuestra fuerza”. También dijo que el resultado electoral “implica un crecimiento importante y demuestra que, a pesar de las dificultades, hemos sabido llegar con nuestras ideas a la ciudadanía”.
Aun cuando buscó destacar aspectos de su derrota, Filmus la reconoció con todas las letras: “No vamos a caer en el formalismo de decir que estamos contentos. No cambiamos las convicciones, ningún resultado es satisfactorio si no conducimos la Ciudad de Buenos Aires. No somos una fuerza testimonial; somos una fuerza que quería gobernar la ciudad”.
Con la vista puesta en las elecciones de octubre, Filmus remarcó que hay “un 40 por ciento que se ha expresado a favor de un proyecto progresista y de la profundización del proceso que comenzó en 2003” y cargó sobre su espalda la mochila de la derrota: “Asumo personalmente todos los aciertos y las dificultades que tuvo esta campaña. Si no nos acompañó la mayoría, es porque no supe lograr que nos acompañe”.
Filmus agradeció a más de uno. Empezó por Néstor Kirchner y Cristina Fernández por el “apoyo incondicional aun cuando ésta era una apuesta difícil” y siguió por sus compañeros de Gabinete –en particular González García, que lo acompañó como candidato a legislador–, Heller e Ibarra para terminar por “la gente de la cultura que se ha jugado una patriada fuerte con nosotros”. A Macri lo saludó sin nombrarlo, pero después lo llamó por teléfono y lo felicitó. “Podés contar conmigo para cualquier cosa que sea buena para Buenos Aires”, le dijo.
De hacer una ciudad mejor y de poner su empeño en esa tarea habló también en su discurso. Lo hizo sobre el cierre, con el claro propósito de que todos se fueran animados aun en la derrota: “Esto puede ser visto como un punto de llegada o como un punto de partida. Mi compromiso es que a partir de mañana voy a trabajar denodadamente para construir una fuerza nacional y popular que se ponga de cara al futuro y construya el país y la ciudad que nuestros hijos merecen”.
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