Lun 30.07.2007

EL PAíS

El hombre que ejecutó el diseño urbano represivo

El sábado falleció Osvaldo Cacciatore, el intendente de la dictadura que, tras su paso de 1976 a 1982, le dejó a la ciudad de Buenos Aires un legado de autopistas, viviendas cercenadas y desalojadas, plazas de hormigón y un Código de Planificación aún vigente.

El sábado pasado murió el brigadier general retirado Osvaldo Andrés Cacciatore, el hombre de las autopistas porteñas que tuvo en sus manos la jefatura del gobierno de la ciudad de Buenos durante la dictadura militar, y también tuvo en manos sus efectos: un código de planeamiento, las plazas de hormigón, los 16 kilómetros de autopistas urbanas, los desalojos masivos, los centros clandestinos de detención que sobrevivían en la ciudad son parte de su herencia, de una ciudad pensada con la lógica del modelo represivo trasladado a la vida cotidiana.

“Era un hacedor”, dice Daniel Silberfaden, urbanista y presidente de la Sociedad Central de Arquitectos (SCA). “Era un hombre al que le gustaba hacer, pero cargado de una ideología que lo convirtió en un hacedor temible: el hombre de la no consulta, de la idea puesta en los fines prácticos, como pasó con las autopistas, pensadas con la lógica de un desplazamiento de A a B en línea recta, que resuelve un problema, pero no mide las consecuencias sociales y urbanas.”

De tradición golpista, ya en 1951 participó de un intento de golpe de Estado al general Juan Domingo Perón. Y en 1955 piloteó uno de los aviones de la Aeronáutica sublevados para el bombardeo que mató a unas 300 personas, recuerda Gonzalo Chaves en el libro La Masacre de Plaza de Mayo. En 1976, Ca-cciatore asumió la intendencia de la municipalidad porteña, cuando no era una administración autónoma, sino la Capital Federal, en reemplazo de Eduardo Alberto Crespi, que ocupó por apenas ocho días el mandato. Desde ese lugar atravesó todos y cada uno de los días de la dictadura militar, hasta 1982.

Los efectos de su paso por Buenos Aires son urbanísticos y arquitectónicos, pero su gestión sobre todo fue política y económica.

“Así como la dictadura militar tuvo dos soportes con Videla y con Martínez de Hoz, así es como hay que pensar a Cacciatore”, dice en este caso Luis Alem, jefe de gabinete de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “No es que la dictadura haya tenido dos patas, una pata económica y otra política; hubo un solo proyecto y para implantar ese modelo económico eran necesarios la represión y el exterminio de los opositores, y él era un ejecutor de ese plan en la ciudad de Buenos Aires, esa ciudad pensada con la lógica del modelo represivo, llena de centros clandestinos, y donde hubo más represión.”

Apenas empezó su gestión, el brigadier decidió la construcción de ocho autopistas de las cuales sólo concretó dos: la Perito Moreno y la 25 de Mayo, inauguradas el 6 de diciembre de 1980, con un costo de 730 millones de dólares, financiado con la deuda externa avalada por el Tesoro Nacional. Para levantarlas, se pagaron varios millones de dólares en sobreprecios, según recuerdan las crónicas, y se expropiaron varios centenares de casas, en barrios que quedaron cortados a la mitad. Todavía se pueden ver las heridas que dejó trazadas. En ese contexto, también intentó erradicar las villas de emergencia porteñas, de manera violenta.

El urbanista Silberfaden repasa tres de los principales legados de Cacciatore, con efectos actuales. La primera es la base del Código de Planificación, creado en 1977 y aún vigente, que prevé castigos discrecionales y sanciona con más dureza a quien ensucia la vereda con arena durante una obra en construcción (con penas de 2 a 4 años de inhabilitación), que a quien hace obras sin permiso (con 1 a 2 años de sanción). Otra herencia fueron las plazas secas con pisos de hormigón y juegos de hormigón, como el boulevard de Olleros: “Pensadas con esa lógica para la cual todo espacio libre es peligroso”, dice el urbanista que agrega, como tercer punto, la construcción de las autopistas.

En esa tarea, Cacciatore obtuvo la colaboración de un ingeniero, Guillermo Lara: “Es un especialista en temas viales –explica Silberfaden– que ha dado muy buenas ideas y soluciones en su carrera, pero encontró en Cacciatore el personaje perfecto en una ciudad de manos de un gobierno de facto; como era ingeniero resolvía cómo llegar de A a B sin contemplar otros efectos y como lo urbano es muy complejo, cuando se aplica una única lógica y un solo acento, los proyectos son muy malos, aunque suenen perfectos”. Esa ciudad que desde fines de año estará en manos ahora de otro ingeniero, Mauricio Macri, quien durante su campaña a jefe de Gobierno subrayó justamente las bondades del acceso rápido planificado por Cacciatore.

Pero más allá de Buenos Aires, fuera de sus límites, el brigadier también dejó marcas. Los memoriosos ayer recordaron su colaboración con otro proyecto de la Fuerza Aérea, cuando decidió cederle terrenos municipales que estaban en la localidad de Moreno. Sobre esas tierras funcionó hasta fines de marzo de 1978 Mansión Seré, un predio trasformado en centro clandestino de detención. Claudio Tamburrini pasó por ahí, detenido y torturado, huyó el 24 de marzo de 1978 de la casa. Una semana después, la dictadura decidió incendiarla.

En 1996 el brigadier intentó presentarse para gobernar Buenos Aires, pero afortunadamente su falta de popularidad se lo impidió. Cacciatore no fue alcanzado por ninguno de los juicios por terrorismo de Estado que se realizan. “Nunca se lo vinculó porque los juicios se murieron antes de empezar por las leyes de impunidad”, continúa Luis Alem. “Pero es evidente que una persona que ocupó responsabilidades como las de ser jefe de la municipalidad durante un período bastante largo era parte de un plan. Y aunque directamente no participaba de las torturas, sabía que existían centros como Automotores Orletti, la ESMA, que estaban en la ciudad, no afuera”.

Luego de su muerte, sus familiares dispusieron que no se haría velatorio y anunciaron el traslado de sus restos para las 10 de la mañana de hoy, en el cementerio privado Parque Memorial, en el partido de Pilar. Además de sus parientes, el Foro de Oficiales Superiores de la Fuerza Aérea manifestó su “pesar por el fallecimiento de su integrante” y rogó “una oración en su memoria”, en un aviso fúnebre publicado ayer en el diario La Nación.

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