Mié 15.08.2007

EL PAíS

Estaqueado en Malvinas por sacar galletitas y mermelada del refugio

La Justicia comenzó a escuchar testimonios sobre los malos tratos que recibieron los soldados durante la guerra. La denuncia se hizo en abril. Incluye un homicidio y cuatro muertes por inanición.

› Por Alejandra Dandan

Carlos Ferreira llegó a las islas Malvinas desde Chaco. Durante su estadía, sus superiores ordenaron estaquearlo porque comprobaron que había entrado al refugio del jefe de regimiento para sacarle galletitas y mermelada. Un grupo de soldados argentinos observó qué sucedía con él desde el puesto de guardia en la Colina Saper Hill. Lo ataron de pies y manos y lo cubrieron con una loneta, dijo Orlando Pascua, un ex soldado de Malvinas y testigo de aquella escena que ayer contó por primera vez a la Justicia.

La causa de los estaqueamientos en Malvinas comenzó en el mes de abril con una denuncia en Río Grande. Un grupo de ex soldados de Malvinas pidió a la Justicia una investigación por veintidós delitos graves en las islas, entre ellos un homicidio, cuatro muertes por inanición, cinco estaqueamientos y vejámenes. Esta semana la jueza Lilian Herraez, de Río Grande, se trasladó a Corrientes para tomar los primeros testimonios de la causa. Con Orlando Pascua declararon otras ocho personas y lo mismo sucederá de hoy al viernes.

“La causa está empezando recién y esto es un paso ineludible para agregar las pruebas con los testimonios al expediente”, dijo a Página/12 el subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vassel. “Si la jueza no se hubiese trasladado hasta acá, todo sería más difícil.”

Detrás de la apertura de la causa, los viejos soldados de Malvinas piden la imprescriptibilidad de los delitos: que los hechos ocurridos durante la guerra que inició la dictadura durante el mes de abril de 1982 sean evaluados con el peso de crímenes de lesa humanidad. El gobierno de Corrientes decidió acompañar ese reclamo presentándose como querellante en la causa. A nivel nacional, en cambio, las posiciones no son iguales. El Gobierno no se pronunció y aunque hay quienes no le ven futuro al pedido, los correntinos insistirán.

“Hoy empieza a sesionar en Corrientes el Consejo Federal de Derechos Humanos –explicó Vassel–, que está formado por 24 provincias y tiene representantes de Nación, probablemente nosotros vamos a presentar el pedido en ese ámbito”.

La denuncia se nutrió del trabajo de dos años de un grupo de soldados de Corrientes y del Centro de Ex Combatientes de La Plata. Luego de analizar más de cien testimonios, presentaron 23 denuncias en abril y ahora le entregarán a la jueza catorce nuevos casos. Entre unos y otros, ahora suman ocho víctimas de estaqueamiento, el homicidio del soldado correntino Rito Portillo y cuatro muertes por hambre de los ex soldados Fernández, Riquelme, Esquivel y Quintana.

La jueza viajó a buscar los testimonios de la primera parte de la causa. De los 23 casos originales descartó uno y ayer se concentró en nueve personas. Entre ellos, oyó a Orlando Pascua y a dos testigos fundamentales del crimen del soldado Portillo; uno de ellos es Germán Navarro.

Portillo llegó a Malvinas desde un pueblo llamado San Luis del Palmar, a unos treinta kilómetros de la capital de Corrientes. Germán Navarro era uno de sus compañeros de guerra, otro soldado que presenció involuntariamente momentos inmediatos a su muerte y en el asesinato involucró a un cabo. “Lo venía amenazando”, dijo ayer, “lo trataba como un animalito” o como un “perro” y le había dicho que “tampoco iba a salir vivo de ahí”. Una noche, mientras dormía en un refugio con otro compañero, Navarro escuchó la ráfaga de una ametralladora, salió a mirar, vio un cuerpo boca abajo y notó que era Portillo. Cuando preguntó qué había pasado, le dijo a la jueza, el cabo de apellido “Cabrera” se reconoció como autor.

En Corrientes viven unos 800 ex combatientes. Después de Buenos Aires y de Chaco, con diferencia de diez o doce soldados, es la provincia que más volumen de soldados mandó a la guerra. Muchos de ellos empezaron a verse nuevamente hace dos años, luego de la presentación en la provincia de Iluminados por el fuego, la película que citan como punto motor del reclamo. “Muchas veces se trató de separar Malvinas de la dictadura –dijo Pascua a este diario–, pero no: el 99 por ciento éramos cabecitas negras; no había hijos de empresarios ni de ricas familias entre los caídos.”

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