EL PAíS › ACUSAN A UN EMPLEADO PUBLICO Y A CUATRO BARRABRAVAS POR EL TRIPLE CRIMEN
Después de realizar cinco allanamientos en La Plata y Ensenada, la Justicia ordenó la detención de un empleado provincial, a quien acusan de instigador del crimen, y de un barrabrava de Estudiantes, quien tendría una herida de bala en la mano. Hay otros tres sospechosos, uno de ellos ex policía. Se refuerza la hipótesis del crimen pasional.
› Por Raúl Kollmann
Una semana después de la masacre de tres policías bonaerenses en un destacamento de las afueras de La Plata, los investigadores sostienen que ya resolvieron el caso. La Justicia ordenó la detención de dos hombres, un empleado público y un barrabrava de Estudiantes de La Plata, en cuyas viviendas se encontraron algunos elementos que podrían incriminarlos: ropa manchada de sangre, un par de zapatillas cuya huella coincide con las halladas en la escena del crimen, cuchillos y una herida (posiblemente de bala) en la mano de uno de los sospechosos. Al hermano de una de las víctimas le parece “muy extraño” que los autores del crimen se hayan quedado con todos esos elementos.
El empleado público, identificado como Leandro Colucci, habría sido el instigador del crimen, según afirman los investigadores policiales y del Ministerio de Seguridad bonaerense. Pero también habría participado del hecho. Según esa hipótesis, el sospechoso habría contratado a cuatro pesados de la barra brava “pincha” para vengarse de uno de los policías destacados en la Planta de Comunicaciones del Ministerio de Seguridad, por una razón vinculada con una relación sentimental con una mujer.
Uno de esos barrabravas fue detenido ayer, con el brazo vendado. El hombre admitió que recibió un balazo, aunque dijo que fue producto de un incidente ocurrido el domingo último en un partido de fútbol. Los investigadores creen, en cambio, que recibió un disparo del sargento Pedro Díaz, el único que se defendió en la madrugada del viernes pasado. Al cierre de esta edición no se había dispuesto ninguna medida contra los otros tres barrabravas de Estudiantes, uno de ellos ex policía, que, según la pesquisa, también habrían sido contratados por Colucci –un hombre que, según fuentes policiales, tendría serios antecedentes psiquiátricos– para cometer el asesinato. Es que las fiscales sostienen que todavía no hay elementos suficientes para disponer la privación de la libertad.
En principio, el móvil del triple crimen habría sido la venganza contra el oficial Alejandro Vatalaro (27), que recibió 33 puñaladas durante el ataque. El uniformado habría mantenido una relación amorosa con una joven policía, relacionada con Colucci, y éste habría sido quien impulsó la represalia. Según la línea de razonamiento de los investigadores, para consumar la venganza habría recurrido a cuatro barrabravas de Estudiantes, uno de ellos policía bonaerense exonerado en 1997.
Según los investigadores, la trama en la que se trabajó ayer recuerda –tal como anticipó este diario el lunes último– a lo ocurrido cuando se produjo el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas. En aquel hecho también fueron contratados cuatro barrabravas de Estudiantes del barrio platense de Los Hornos, por lo cual pasaron a ser conocidos como Los Horneros. Sin embargo, aquellos cuatro no eran únicamente patoteros del mundo del fútbol: revistaban también en una corriente interna del justicialismo y, más aún, fueron entregados a la Justicia por un senador del PJ. En La Plata dicen que las cosas ahora son similares y por eso los investigadores buscan en las imágenes de los incidentes del 17 de octubre del año pasado en la quinta de San Vicente, para detectar si algunos de esos hombres participó de aquella gresca descomunal, durante el traslado de los restos del ex presidente Juan Domingo Perón. En esa ocasión, en el bando que se enfrentó con el grupo del gremio de los camioneros participaron integrantes de la hinchada de Estudiantes, como fuerza de choque del dirigente de la Uocra de Juan Pablo “El Pata” Medina.
Si bien todo apunta a un móvil pasional, los investigadores creen que por la forma en que fue cometido el hecho, sus autores tuvieron la intención de crear conmoción. Anoche, desde una agencia de noticias de La Plata se aseguraba que Colucci revista en las filas de uno de los candidatos a la intendencia de La Plata, hecho que fue rápidamente desmentido por esa agrupación política. En todo caso, podría decirse que los barrabravas no estarían únicamente ligados al fútbol. Es más, uno de ellos evidencia un pasar aceptable: se mueve en un BMW amarillo.
Ayer, desde temprano, se presumía que podría haber novedades importantes sobre la causa: el gobernador Felipe Solá recibió a los familiares de uno de los policías asesinados el viernes pasado y el ministro de Seguridad, León Arslanian, salió a informar que habría “novedades en las próximas horas”.
Por la tarde, el juez en lo Criminal de La Plata ordenó cinco allanamientos a otras tantas viviendas, en respuesta a un pedido de la fiscal Leyla Aguilar, a cargo de la investigación.
En cuatro de los cinco domicilios allanados ayer en La Plata y Ensenada se encontraron elementos que podrían estar vinculados con el triple crimen. Remeras y pulóveres manchados con sangre, zapatillas cuyo dibujo de suela podría corresponderse con algunos de los tres detectados en los alrededores de la planta transmisora. Se encontró también un toallón con el que se trató de limpiar sangre, una gorra de policía, un jogging que tiene rastros de tierra y vegetales que podrían corresponderse con los del predio donde se cometió el crimen, un frasco de una sustancia antiséptica en el que también hay restos de sangre, un llavero con manchas, cuatro cuchillos que serán analizados para ver si fueron los usados para matar a los policías; 35 cartuchos calibre 9 milímetros y cuatro cartuchos calibre 12/70 que es el que corresponde a la escopeta robada después del homicidio.
Uno de los domicilios allanados fue la casa de Colucci, en 74 y 30. El sospechoso es empleado de un ministerio de la provincia. En otra vivienda fue hallado un automóvil Chevrolet Corsa de color blanco, que habría sido visto en el lugar del hecho.
Después de que los investigadores policiales les presentaran la evidencia encontrada a las fiscales Leyla Aguilar y Cristina Larroca, éstas emitieron una pedido de aprehensión, que fue avalado por el juez Melazo, contra los dos imputados. Ambos se encontraban en sus domicilios en el momento del procedimiento.
En cambio, las fiscales no consideraron suficientes las pruebas para detener a un tercer barrabrava, un policía exonerado, que también estaba en su casa. En la hipótesis de los investigadores, este hombre habría sido quien facilitó el acceso del grupo de homicidas al lugar donde estaban las víctimas, por tener conocimiento del lugar. Por eso, el policía Ricardo Torres Barboza les abrió la puerta y se convirtió en la primera de las tres víctimas.
Según la hipótesis de los investigadores, la venganza habría sido contra uno de los tres policías –el que recibió 33 puñaladas– mientras que los otros dos fueron asesinados para eliminar testigos. De confirmarse esa línea, quedarían descartadas las teorías de un ataque con intencionalidad política –esgrimida por el Gobierno– y el de un episodio vinculado con el delito y la inseguridad, como sostuvo la oposición.
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