Es de esos que son más conocidos por su apodo que por su nombre real. Dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, le dicen “el Barba” aunque se la afeitó hace años. Después de una elección ajustada, el domingo pasado Francisco Gutiérrez le ganó por unos miles de votos –todavía están revisando “acta por acta”– al actual intendente de Quilmes, Sergio Villordo, delfín político del ministro del Interior, Aníbal Fernández. Es otro de los distritos donde el Frente para la Victoria pensaba sumar por colectora y terminó desbancando intendentes del PJ que iban por su reelección, también con la venia oficial: Manuel Quindimil en Lanús, Jorge Villaverde en Almirante Brown y Miguel Prince en Luján, son los ejemplos salientes. En diálogo con Página/12, el Barba Gutiérrez ratificó la vinculación de Fernández y Villordo con los balazos que impactaron en su casa días antes de la elección y los acusó de tener “una mentalidad enfermiza” por decir que se trató de un “autoatentado”. Explicó que en la provincia “no hay posibilidad de retroceso” y por eso el gobernador electo Daniel Scioli, “que lo propone y lo dice, va a apoyar, va a insistir y va a profundizar el cambio que plantea Cristina” Fernández. Criticó la conducción de la CGT, aseguró que la Central de Trabajadores Argentinos “tendría que tener derecho igual que todos” a la personería gremial. Además adelantó su relación con otros intendentes del conurbano y otros dirigentes políticos.

–Finalmente le reconocieron la victoria...

–Era una chicana nada más, pero desde un primer momento era seguro que la diferencia era de dos puntos y medio, tres. Todavía no tenemos exacto el número porque se está revisando acta por acta pero nuestros datos son de 5400 votos de diferencia.

–¿Por qué lo votaron? ¿Fue por usted o, como diría Perón, porque los otros son peores?

–Queda claro que la gente le ha dicho no a un modelo político arcaico y perimido que tiene que ver con el clientelismo, el aparato, la intolerancia, la arbitrariedad, la represión. Busca un modelo de participación de diálogo, de puertas abiertas. Un intendente que recorra el barrio que se sienta a charlar con la sociedades intermedias, con los vecinos y que vaya resolviendo los problemas según las prioridades de cada barrio.

–¿Qué pasó con el atentado que sufrió días antes de la elección?

–Nosotros hemos hecho la denuncia legal y ahora la Justicia puede investigar. Hasta ahora no tenemos resultados porque no se pudo distinguir a los atacantes y sólo identificamos al auto pero desapareció, se esfumó. Fue un atentado muy anónimo, muy certero y muy concreto. Ojalá podamos dar a luz este tipo de cosas que ha sido totalmente repudiado por toda la población, por sectores de la sociedad y las fuerzas políticas.

–Todos los sectores políticos no.

–Bueno, algunos como el ministro del Interior y el intendente Villordo dijeron que era un autoatentado. Algo ridículo, solamente una mentalidad enfermiza puede pensar que alguien puede atentar contra su propia familia y contra la persona que estaba en ese momento de guardia en la casa. Para decir eso seguramente debe saber algo o tener alguna información que no la traduce en una cosa pública. Es algo absolutamente ridícula la opinión del ministro.

–¿Habló con el presidente Néstor Kirchner sobre el tema?

–Yo recibí en su momento el apoyo, no del Presidente en persona, pero sí de funcionarios nacionales y provinciales y del ámbito político y de la seguridad de la provincia. No del ministro del Interior, obviamente, porque pienso que algún vínculo tenía con la gente que nos atacó, no sólo mi domicilio sino los días previos porque hubo amenazas de muerte, golpes, de gente que se identificaba con él y gente que trabajaba en la campaña electoral de Villordo.

–Todavía no está definida la situación de Aníbal Fernández pero podría tener un lugar en el futuro gobierno de Cristina Fernández, ¿cómo queda la relación con él?

–La relación está absolutamente rota. No se puede reconstruir sobre la base de esta metodología pero yo no voy a discutir decisiones presidenciales.

–Hace tiempo usted se planteaba si “una patria justa, libre y soberana se iba a lograr con los dirigentes que instrumentaron el neoliberalismo de los ’90 o con aquellos sectores políticos, gremiales y sociales que fueron marginados por enfrentarlo”. ¿Dónde ubica al gobernador electo Daniel Scioli?

–Todo va a hacer un proceso y una evolución política e ideológica y, en ese sentido, Scioli está apostando a construir ese proyecto en esta nueva etapa, junto a lo que está proponiendo Cristina. También va a haber un empuje, sin ninguna duda, del conurbano, de toda esta gente que ha votado a nuevos de dirigentes que empujan a profundizar el cambio. No hay posibilidad de retroceso. Si uno pretendiera ir en contra de lo que viene fracasaría. Por eso considero que Scioli, y él lo propone y lo dice, también va en esa dirección. Va a apoyar, va a insistir y va a profundizar porque ha interpretado claramente que esa es la necesidad y la demanda que tiene la sociedad.

–¿Cuál es su relación con el vicegobernador electo, Alberto Balestrini?

–Con Alberto nos conocemos hace tiempo, como militantes de la tercera sección electoral del peronismo y del FPV. También compartimos la Cámara de Diputados de la Nación, fuimos compañeros en la anterior lista de candidatos a diputados, hicimos campaña juntos o sea que tengo una excelente relación política y personal.

–¿Cómo ve la gestión del intendente de Morón, Martín Sabbatella?

–Lo veo muy bien porque está llevando adelante esta experiencia que, con la particularidad que debe tener la ciudad de Morón, es una realidad política que hay que tener en cuenta. Estamos absolutamente consustanciados con las ideas que venimos discutiendo. Morón ha tomado la delantera pero es parte de la política que se viene. Los intendentes nuevos, incluyéndolo a Martín, representamos 4 millones de personas que están empujando un fenómeno social de todo el conurbano.

–¿Y Hugo Curto, otro dirigente de la UOM que gobierna hace muchos años el partido de Tres de Febrero?

–Lo conozco a Hugo Curto hace tiempo de la Unión Metalúrgica, del consejo directivo, del secretariado nacional. Ha revalidado nuevamente su mandato, eso indica que ha trabajado, quizás con algunas diferencias metodológicas, con otros compañeros pero da la sensación que también está dando respuesta o está virando. Digamos que esto que está ocurriendo en el conurbano ha tenido por lo menos un consenso. También en sus lugares ha habido presencia renovadora, iniciativas que empujan esa participación. Nadie puede pensar que se va a mantener así con esta irrupción importantísima en el conurbanmo de nuevas dirigencias que sin ninguna duda van a tener un impacto en toda la política nacional.

–¿Cómo ve el vínculo de la CGT y el sindicalismo con Cristina Kirchner?

–Curto y yo, como dos dirigentes de la UOM metidos en la política y avalados por la ciudadanía, hacemos que la CGT también tenga que ir a la búsqueda de mayor relación con la compañera Cristina, presidenta de la Nación electa. En el futuro, la CGT tiene que avanzar en un mejor acuerdo interno para tener una conducción representativa de todos lo sectores del movimiento obrero y también con la CTA como para poder acordar sus propuestas y programas de los trabajadores.

–¿Debería tener personería gremial la CTA o, como dijo Hugo Moyano, la central no es representativa?

–Yo creo que hay que dar cabida a todas las representaciones. Si esa es la aspiración de sindicatos nacionales con personería que quieren constituir una central tendrían que tener derecho igual que todos a poder hacerlo. Pero me parece que el modelo de la CTA tiene alguna pequeña dificultad en cuanto a su estatuto. El modelo de que cualquiera se puede afiliar a cualquier sindicato sin tener afiliación directa a su propio gremio genera un proceso anarquizante dentro de las filas del movimiento obrero. Lo ideal sería que se pudiera encontrar una sola representación, pero si no se logra tampoco creo que sea conveniente, anarquizar en varias representaciones.

Entrevista: Sebastián Abrevaya.