Mié 28.08.2002

EL PAíS  › PARA LOS BONAERENSES, LA PRINCIPAL CAUSA DE INSEGURIDAD ES LA POLICIA

Cuando los que protegen son una amenaza

Para la población bonaerense, la corrupción policial se convirtió en la principal causa de la inseguridad, aun por encima de la pobreza. Una encuesta de Vox Populi muestra, además, que un 60 por ciento piensa que hay policías en la banda que mató a Peralta y el 45 por ciento está dispuesto a comprarse un arma.

› Por Raúl Kollmann

La población del conurbano bonaerense considera que la corrupción policial es la principal causa de la inseguridad que perciben en este momento, ubicándose en segundo lugar la ineficiencia de los jueces. Estas razones aparecen incluso por encima de la pobreza o el desempleo. Tres de cada cuatro personas consideran que su barrio es poco o nada seguro y en un solo mes la cantidad de gente que dice estar dispuesta a comprarse un arma para defenderse subió del 32 por ciento al 45 por ciento. Seis de cada diez ciudadanos piensan que hay policías en la banda que mató a Diego Peralta en El Jagüel y el 80 por ciento asegura no sentirse protegido por la Bonaerense. Como ya se ha visto en otras encuestas, hay una mayoría de habitantes del Conurbano que está a favor de la pena de muerte.
Los datos surgen de una encuesta realizada por la consultora Vox Populi, que lidera la socióloga de la UBA Gabriela Dorrego, especializada justamente en el Gran Buenos Aires. Hasta el momento, Vox Populi se dedicaba a monitorear el comportamiento de los municipios, pero actualmente realiza también estudios orientados hacia lo electoral. En total se entrevistaron 600 personas en los cuatro niveles socio-económicos definidos por el Indec, respetándose las proporciones por edad y sexo.
En el último mes la gente ha ido cambiando de opinión en el tema de seguridad y es muy posible que el caso de Diego Peralta haya tenido mucha influencia. En julio, casi el 54 por ciento de los entrevistados decía que la principal razón de la inseguridad es el aumento de la pobreza, pero este mes la corrupción policial pasó al primer lugar. Debe tenerse en cuenta que el 60 por ciento piensa que hubo efectivos de la Bonaerense mezclados con el asesinato de El Jagüel y, además, aparecieron otros casos sórdidos en los que también se descubrió la mano policial: el asesinato en el Parque Pereyra Iraola, en el que un abogado fue sujetado a un árbol con esposas y lo mataron con dos tiros en la nuca, derivó en la detención de tres policías y hay uno prófugo, el crimen de un joven en Chascomús igualmente derivó en la detención de tres uniformados, a lo que se agregan otros ocho policías presos por extorsión y tres relacionados con secuestros.
No pasa inadvertido que la ineficacia de los jueces se ubica como la segunda razón de la inseguridad. Ya se había percibido en otros trabajos y se ratifica en éste que la gente cree que la Justicia se demora inexplicablemente, en general castiga a los delincuentes más pobres, y, según consideran los ciudadanos, no aplica las penas que corresponden. El Gran Buenos Aires es tradicionalmente la única franja del país donde hay una mayoría a favor de la pena de muerte –el estudio de Vox Pópuli registra casi un 60 por ciento–, contrastando en ese terreno con la Capital Federal y el interior, donde una mayoría la rechaza.
La preocupación por la seguridad se demuestra también en el crecimiento en la cantidad de gente que dice estar dispuesta a comprar un arma para defenderse. En el estudio realizado en julio, un 32.7 por ciento consideraba la posibilidad de armarse, un porcentaje que ahora creció al 45. La razón de esta súbita tendencia a armarse está básicamente en que se juntan dos elementos. Por un lado, que la gente percibe que su barrio es poco o nada seguro. Pero, además, se agrega que el ciudadano no confía en la Bonaerense –nada menos que el 80 por ciento dice que no se siente protegido por la policía–, conformándose así el cóctel que impulsa a la compra de un arma. Todos los expertos en seguridad coinciden en que semejante decisión empeora las cosas, especialmente porque la gente no sabe usarla, lo habitual es que vacile en el momento de tener que disparar y siempre está en minoría y en desventaja respecto de los delincuentes. El uso del arma suele derivar en una mayor proporción de muertes.
La mezcla de sensaciones y reclamos que existen en el Gran Buenos Aires evidencian un momento de gran tensión en la gente: la inseguridad se haubicado casi a la par de la desocupación como principal problema que afecta al ciudadano. La catástrofe económica ha lanzado a la calle a una camada de jóvenes delincuentes, más audaces, menos organizados y más enfermos que antes. De golpe, hasta amateurs –personal doméstico, vecinos, ex empleados, clientes– cruzan la línea hacia el delito contra gente que conocen bien. Las mafias policiales que dominan los desarmaderos les compran a los inhábiles ladrones de autos que matan al primer problema y el secuestro express es el recurso de los que antes paseaban víctimas por los cajeros automáticos. Lo que la gente percibe aterrorizada es que hay una nueva delincuencia: la del corralito, la devaluación y la crisis política más grande de la historia argentina.

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