Los asambleístas de Gualeguaychú hervirán coliflor en grandes ollas frente a la Embajada de Uruguay. De esta manera se proponen compartir el olor a repollo que despide Botnia desde el sábado.
El “escrache” adquirirá hoy la forma de una gran cocina. Los asambleístas de Gualeguaychú hervirán en enormes ollas kilos y kilos de coliflor frente a la Embajada de Uruguay, “para compartir con ellos (los diplomáticos orientales) el olor que despide Botnia”. La protesta de los ambientalistas entrerrianos regresará a Buenos Aires después de que la puesta en marcha de la pastera en Fray Bentos empezó a emanar “olores nauseabundos” que “llegaron hasta la costa argentina”. En tanto, la Secretaría de Medio Ambiente reúne un contingente de científicos que se sumará al Plan de Vigilancia Ambiental del Río Uruguay que desplegó la provincia de Entre Ríos. Desde Montevideo, la compañía finlandesa afirmó que el olor “intermitente” que desató el inicio de la producción de pasta de celulosa “no tiene absolutamente ningún impacto en la salud”.
No habrá humo negro como en la chimenea de la planta de Botnia en Fray Bentos, pero el vapor del hervor de coliflor se filtrará en el olfato de todos los que circulen hoy al mediodía en plena Recoleta. A esa hora, los asambleístas de Gualeguaychú pondrán en marcha su gran cocina frente a la sede diplomática uruguaya de Las Heras y Junín. Aunque los ambientalistas dirigen su protesta hacia los diplomáticos uruguayos en la Argentina, también reconocen que el aroma que afectará a los porteños será sólo una muestra de lo que deberán soportar los entrerrianos.
Desde Montevideo, la directora de Comunicación de Botnia, Florencia Herrera, salió al cruce de las denuncias de los asambleístas de Gualeguaychú en declaraciones radiales. “Estamos muy conformes con la puesta en marcha de la empresa, que ha sido muy buena”, afirmó la vocera, que no obstante admitió que este domingo se sintió en la zona “olor a repollo hervido” y que puede repetirse de manera “intermitente” en los próximos días. “Pero esto no tiene ningún efecto en la salud”, sentenció Herrera, en referencia a declaraciones del ambientalista argentino Jorge Fritzler, quien denunció ayer que dos funcionarios argentinos de la Comisión Administradora del Río Uruguay que trabajan frente a la planta, al otro lado del río Uruguay, sintieron molestias estomacales.
“Botnia intentará minimizar todo y dirá que es una cuestión de vientos, pero hay un estigma que mantienen estas plantas que es la fabricación mediante el método Kraft, que mezcla sulfato de sodio con ácido sulfúrico, que es lo que genera el famoso olor a huevo podrido, característico de todas las pasteras”, precisó el secretario de Medio Ambiente de Entre Ríos, Gabriel Moguilner. “A partir de ahora, en la zona habrá olores, dependiendo de la orientación del viento. No es un problema que durará sólo una semana, sino que será de por vida”, dijo el funcionario.
Moguilner también confirmó en Paraná que un grupo de técnicos y científicos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación viajarán esta semana a Gualeguaychú para sumarse al Plan de Vigilancia Ambiental en el Río Uruguay, que implementó Entre Ríos para determinar si la planta de Botnia contamina el medio ambiente. Del mismo participan las universidades nacionales de Buenos Aires, La Plata y San Martín, además del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea).
En tanto, el grupo de científicos que enviará Romina Picolotti –según Moguilner– estará encabezado por los investigadores Jorge Colombo, Héctor Ostera, Jorge Rabinovich, Luis Tournier y el licenciado Miguel Gómez.
“El gobierno nacional invertirá cinco millones de pesos para la adquisición de equipamiento de última tecnología de origen canadiense”, con los cuales se realizarán “mediciones fijas y portátiles, y sistemas de boyado permanente en el río”, afirmó el funcionario entrerriano. El objetivo del plan es constituir un “banco de datos” que permita comparar los resultados a lo largo del tiempo (un año aproximadamente) y detectar potenciales focos de contaminación. Elementos que el gobierno argentino llevaría a La Haya como “pruebas”, en el litigio contra Uruguay abierto ante la Corte Internacional.
La protesta de hoy será sólo el comienzo de una nueva ola de movilizaciones de los asambleístas, que el 12 de diciembre marcharán a Plaza de Mayo, a la misma hora en que los ambientalistas uruguayos realizarán su propia caminata en Montevideo. Así lo confirmaron los delegados de la Asamblea Regional Ambiental, que el sábado pasado se volvieron a reunir en la localidad oriental de Nueva Palmira.
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