EL PAíS › TRAS LOS INTERMEDIARIOS EN EL NEGOCIO DE LOS AUTOS CON CHAPA DIPLOMATICA
Los concesionarios u operadores mencionados por los dueños de los vehículos serán los próximos investigados en una pesquisa que ya abarca a embajadores, funcionarios, deportistas y empresarios.
› Por Raúl Kollmann
Varias concesionarias y operadores de ventas de autos importados quedarán en la mira de la justicia a partir de mañana. Son los lugares donde los titulares de Hummer y Porsche traídos irregularmente a través de franquicias diplomáticas afirman haberlos comprado de buena fe. En varios casos aparece nombrada la concesionaria de Alejandro Minujen, de Salguero y Libertador, cuyo dueño fue condenado hace años por el caso de los autos con franquicias para discapacitados. También se menciona un negocio de Olivos, Machines, de Libertador e Irigoyen, adonde afirma que la compró al menos uno de los tenedores. El Chaqueño Palavecino habla de una concesionaria en la calle Hipólito Yrigoyen de Capital Federal. También hay tres operadores, muy conocidos en el ambiente de los ricos y famosos, que ofrecían las Hummer y Porsche a precios convenientes. Se supone que la maniobra tenía dos modalidades principales: la menos habitual implicaba que algunos diplomáticos que vieron el negocio ofrecían traerle el vehículo a un comprador. La segunda, que abarca más casos, se hacía a través de una concesionaria u operador que tenía “compradas” las firmas de funcionarios de la Cancillería y de diplomáticos de segunda línea, y que ingresaba los super-autos para venderlos, a veces directamente a pedido.
Es seguro que las concesionarias argumentarán que ellos recibieron el vehículo en consignación, que al país lo trajo otra persona y que por lo tanto no tienen responsabilidad en el contrabando. Todo dependerá de las pruebas que aporten. Muchos de los actuales titulares se presentarán a partir de mañana ante el juez Marcelo Aguinsky para contar a quién le compraron el vehículo. Eso permitirá diferenciar a quienes le imputa el delito de contrabando agravado (a los que trajeron el auto) o a quienes les aplica una infracción aduanera, con altísimas multas. Tal vez algunos titulares de los vehículos no sean acusados de nada, si pueden probar que actuaron de buena fe.
Página/12 publicó ayer que entre los dueños de los autos están los jugadores de fútbol Juan Sebastián Verón y Aldo Duscher, el rugbier Pedro Sporleder, el polista Adolfo Cambiaso, el empresario Gustavo Mascardi, el abogado Víctor Stinfale y el folklorista Oscar “El Chaqueño” Palavecino.
El punto neurálgico es quién compró el auto de primera mano, usando el beneficio de la franquicia. Esto lo verá el juez estudiando el legajo de cada vehículo. En el primer listado de 56 superautos figuran unidades que seguro están en situación irregular. En principio, las Hummers y Porsche no son autos contemplados para uso diplomático. Por lo tanto, la franquicia ya es fraudulenta. Pero además, en buena parte de los casos, el auto se trajo al país y casi de inmediato se pasó a un residente argentino, lo que también es un fraude al Estado y configura el contrabando agravado. Al intervenir un funcionario público en la maniobra –el hombre de la Cancillería que autorizó la franquicia–, el delito tiene penas de hasta diez años de prisión.
Los investigadores sostienen que es débil la hipótesis de que una cantidad importante de diplomáticos, cada uno por su lado, hayan visto el negocio. La consigna, ya reflejada por este diario, es que “en este caso tiene que haber un Cacho Steinberg”, refiriéndose al escándalo del contrabando de autos de lujo con franquicia para discapacitados de los años 90. El operador de aquella maniobra, el que traía los autos, era Cacho Steinberg, socio de Carlitos Menem junior en la preparación de vehículos de competición, quien no pudo ser condenado porque falleció. Sí hubo condenas para su hijo, un escribano y un abogado. “En aquel entonces, pasaba un rengo por la puerta de la concesionaria de Steinberg y le ofrecían, por ejemplo, dos mil dólares por su firma –cuenta quien trabajó en la investigación–. El auto lo traía Steinberg. Después le decían a Susana Giménez, “tengo un auto justito para vos” y ella lo compraba a buen precio. O sea que no participaban directamente de la maniobra, pero se supone, con pruebas, que sabían el origen dudoso. Como el delito era más leve, encubrimiento, se vieron favorecidos por la prescripción. Distinto resultó el cuadro de Constancio Vigil, titular de Editorial Atlántida, que le hizo firmar un poder al ascensorista de la editorial y participó de la operación del ingreso irregular del vehículo usando la franquicia para discapacitados. Vigil fue condenado a dos años y seis meses de prisión en suspenso”.
El “Steinberg” de los autos con franquicia diplomática todavía no apareció. Mañana se presentarán varios titulares de los vehículos de lujo en el juzgado de Aguinsky y algunos de ellos ya adelantaron que los compraron en Minujen y Machines, mientras que otros mencionaran a tres conocidos operadores de la importación de vehículos.
Alejandro Minujen es un conocido del juez Aguinsky. En el caso de los autos para discapacitados, el magistrado lo condenó en una causa llamada Más Ramón, el lisiado a nombre de quien estaba el auto. El fallo fue confirmado por la Corte Suprema de Justicia. Respecto de Machines, dos titulares de gigantescas Hummer dijeron que las compraron allí.
Las empresas pueden alegar que recibieron los vehículos en consignación, y que otros los entraron al país y que. La fiscal Rivas Díez y Aguinsky estudiarán el legajo de cada vehículo y tomarán declaraciones a los actuales titulares y a los propios dueños de las concesionarias. Pero no llamarán a declarar como testigos a personas que crean que pueden tener responsabilidad en el contrabando. En esos casos corresponderá, en su momento, la indagatoria.
Aguinsky le pidió al Registro del Automotor el legajo de cada vehículo. Lo propio ocurre con los otros mil autos que entraron al país con franquicia diplomática entre 2004 y 2007. Estos últimos se empezarán a analizar durante esta semana.
Los actuales titulares de los autos podrían tener distinto grado de compromiso en la maniobra:
- El magistrado mirará en qué fecha entró el auto al país y cuándo se transfirió a un argentino. Si entre la llegada y la transferencia hubo muy poco tiempo quedará claro que se lo trajo para venderlo. El primer tenedor argentino del vehículo deberá explicar muy bien cómo se hizo del vehículo, porque es sospechoso de haber participado del contrabando.
- El primer tenedor podrá argumentar que tal concesionaria o tal agente se lo ofreció. En ese caso, ellos quedarán en la mira respecto del delito de contrabando, pero el comprador podría ser acusado de ser coautor. Lo mismo sucede, por ejemplo, si el comprador X se contactó con el diplomático Z y le dijo: “traete tal vehículo, yo te doy la plata”.
- Hay una segunda vertiente de posibilidades, que se asemejan a lo ocurrido con Susana Giménez: vieron el auto y decidieron comprarlo. O alguien se los ofreció, con el vehículo ya en la Argentina. Aquí, un dato importante será el precio al que compró el super-auto.
- Si el juez tiene la convicción de que quien compró sabía del origen irregular del vehículo, puede imputarlo de encubrimiento. “Es como comprar un estéreo robado –dicen en Tribunales–. No participó del robo, pero se benefició sabiendo que el bien tenía origen espurio”. En ese caso el delito es menor, pero la unidad irá a remate porque “nadie puede beneficiarse del producto de un hecho ilícito”.
- Podría haber autos que llevan tiempo en la Argentina y que el juez crea que el actual titular se lo compró a un diplomático sin conocer ni presumir la irregularidad. Pero los actuales titulares son personas de enorme poder económico y no es probable que hayan comprado un vehículo muy usado. Aun así, al tratarse de autos difíciles de conseguir, esa posibilidad no se puede descartar.
- En el caso de los autos que tienen su rodaje en la Argentina, el magistrado podría evaluar que existe una infracción aduanera, o sea una maniobra para no pagar las tasas que corresponden. En esa eventualidad las cosas podrían terminar en una multa que va de cuatro a 20 veces lo que se debió pagar de tasa. Seguramente será una cifra sideral.
- Por último, está el comprador de buena fe. Quien le compró el vehículo a otro que fue el que lo trajo en forma irregular, puede probar que no tuvo nada que ver en la maniobra y hasta lo pagó a un precio normal del mercado. Allí, según dicen en Tribunales, no habría acusación.
La gran tarea de los magistrados consistirá en determinar quién fue el Steinberg de la gigantesca operación de los autos diplomáticos. Un veterano juez lo sintetizó en la siguiente frase: “las Hummers no se venden en reuniones de tuppers”, es decir alguien importante es el artífice de la irregularidad. En el fuero federal, el magistrado Norberto Oyarbide va a establecer la responsabilidad de los funcionarios de la Cancillería que firmaron las franquicias irregulares para autos que, claramente, no eran para diplomáticos. En el Penal Económico, Rivas Díez y Aguinsky, buscarán el Steinberg y todos los que participaron de la maniobra. Mañana, los actuales titulares no hablarán de reuniones de tuppers sino que señalarán a las concesionarias y operadores. En uno y otro caso, el parámetro fundamental es el dolo, quien con los ojos abiertos cometió un ilícito sabiendo perfectamente que lo cometía.
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