Frente a la creciente ola de violencia urbana, diez colegios de Burzaco, partido de Almirante Brown, respondieron de una manera singular: Establecieron “corredores de seguridad” para que transiten los alumnos. “Queremos ganar la calle para los chicos, queremos recuperar el barrio para todos”, explicó el espíritu de la iniciativa Cristina Cima, directora del Polimodal del Colegio San José. Los corredores fueron armados con las calles más usadas por los chicos para ir a cada escuela, teniendo en cuenta los recorridos comunes a todas las instituciones involucradas. En los senderos hay comercios y casas de familia identificados con un logo adonde los chicos pueden recurrir en caso de algún incidente. El proyecto lleva más de un año con resultados muy positivos. Escuelas de otras localidades estudian replicar la experiencia. El sistema se ensambla con otro sistema vecinal de vigilancia que se está extendiendo en esa zona del conurbano (ver aparte).
El plano con los “corredores de seguridad” marcados está pegado en las aulas de las diez escuelas que crearon el sistema. Todas son privadas -religiosas y laicas– y pertenecen a la localidad de Burzaco. “Quisimos sumar a las públicas, pero por el verticalismo y la burocracia con que tienen que manejarse les resultó imposible participar”, lamentó Cristina Suco, vicedirectora del Nivel Inicial y EGB del San José. La propuesta nació de la preocupación de los directivos por el incremento de hechos de violencia que sufrían los alumnos. El detonante fue la violación de dos adolescentes cuando regresaban de clases.
El sistema se puso en marcha en julio de 2001. “El balance es positivo. En primer lugar, no se han vuelto a repetir violaciones, algo que para nosotros es importantísimo. Si bien en el último año hubo algún robo de bicicleta o de camperas, afectaron a chicos que no iban por los corredores. En algún caso excepcional en que fueron asaltados varios alumnos que iban juntos por las calles señaladas, la contención que recibieron en los comercios de la zona y que se dieron entre ellos mismos fue muy importante”, opinó Atilio Alonso, director del colegio Inmaculada Concepción. Junto con la creación de los “corredores”, los colegios trabajaron la temática de la inseguridad en las aulas y los directivos enviaron 10.000 cartas a las familias con recomendaciones muy puntuales: que los chicos usen siempre los recorridos establecidos, que nunca circulen solos y lo hagan por lo menos en grupos de tres, y que los padres los acompañen siempre hasta los corredores. En total el sistema abarca 220 cuadras. “Por supuesto, el sistema no contempla la prevención de otro tipo de delitos como el secuestro, pero al ir juntos los chicos se sienten más protegidos”, indicó Alonso.
“Mis hijas se separan dos cuadras del corredor y se arreglan con otras amigas para que las acompañen”, contó la directora del Polimodal del San José. Como en otros sectores del conurbano, los adolescentes en Burzaco andan con miedo por la calle porque han resultado blanco de múltiples atracos. Por la crisis económica, cada vez más van y vuelven del colegio caminando. Noelia tiene que caminar quince cuadras para llegar a su casa. “Casi siempre salimos dos menos cinco y a esa hora las calles están vacías. Nos enseñaron cómo ir en grupo y eso es muy bueno”, apuntó. La inseguridad reinante las ha empujado hacia adentro. “Ni en la puerta de tu casa te podés quedar a conversar”, agregó la muchacha. “Cuando era más chica iba sola a todos lados y me movía sola. Ahora no. No me siento segura”, reconoció Nahir. “Andamos con miedo. La ventaja es que podés recurrir a los negocios con el logo. Nos sentimos más resguardadas, sobre todo en algunas calles que son más solitarias”, comentó Belén. Las tres chicas tienen 17 años y son alumnas del 3º año del San José.
Los negocios que participan de la iniciativa tienen una calcomanía con el logo y el lema del sistema: “Solidaridad es seguridad”. Los mismos directivos se encargaron de patear las calles de Burzaco para hablar y comprometer a los comerciantes con el proyecto y pegar los autoadhesivosidentificatorios en las vidrieras. “En la medida que fomentemos conductas solidarias en nuestras escuelas, podremos generar y ganar espacios más seguros de circulación. Queremos ganar la calle para los chicos, queremos recuperar el barrio para todos”, explicó Cima el espíritu del proyecto, inspirado en una idea en el mismo sentido del pedagogo italiano Francesco Tonucci y declarado de interés municipal por el Concejo Deliberante de Almirante Brown. Para dar mayor seguridad a los chicos, los docentes gestionaron en el municipio la limpieza y el cercado de los terrenos baldíos. Lo que no han conseguido todavía, a pesar de que el subsecretario de Seguridad, Guillermo Carrasco, se los prometió hace un año, son los carteles de chapa con el logo del sistema para identificar las calles de los corredores. “Si no los pueden colocar, nosotros mismos nos ocupamos de hacerlo, pero necesitamos los carteles”, señaló Cima.
Como parte del proyecto, las escuelas fomentan que los chicos realicen la denuncia policial ante un robo u otro delito. “Para facilitarla, elaboramos una planilla de denuncia donde asientan el hecho y acordamos con la policía que nosotros recepcionamos. Después avisamos a la comisaría que los chicos están yendo para allá para que no los demoren mucho tiempo”, detalló la directora del San José.
Directivos de colegios de las localidades vecinas de Glew, dentro de Almirante Brown, y de San Francisco Solano, en Quilmes, les han pedido información para copiar el sistema. Las sedes del Rotary Club de Almirante Brown están impulsando la réplica en el sector público. La semana pasada los presidentes de los Rotary de Calzada, Glew, Almirante Brown, Longchamps y Adrogué se encontraron con Alonso, el director del Inmaculada Concepción de Burzaco, para conocer los resultados de la experiencia. Y ahora están organizando una reunión para mediados de mes con inspectoras de las escuelas medias estatales de cada jurisdicción para convencerlas de llevar adelante el proyecto.