Mar 26.02.2008

EL PAíS  › EX COLABORADORES, ACUSADOS DE FALSO TESTIMONIO

Las patas cortas de la mentira

Por incongruencias en la declaración sobre la causa de los sobornos, cuatro integrantes del equipo del ex presidente De la Rúa enfrentarán otra causa judicial. El televisor que pasó a ser prueba de verdad.

› Por Victoria Ginzberg

Además de Fernando de la Rúa, hay otros cuatro perjudicados por la resolución firmada ayer por el juez federal Daniel Rafecas. Se trata de Claudia Ana María Tassano Eckart, Ana Cristina Cernusco, Ricardo Antonio Ostuni y María Cristina Candiotti, ex colaboradores del ex presidente. Todos fueron acusados por falso testimonio.

Candiotti fue colaboradora del secretario privado de De la Rúa, Leandro Aiello. Y fue quien se contactó con uno de los edecanes citados como testigo para –según cree el juez– intentar influir en su declaración.

Juan Alberto Macaya y Mario Fernando Troncoso eran edecanes de De la Rúa. Tenían acceso al despacho presidencial y, además, el ex presidente usaba su teléfono como si fuera el suyo. Por eso fueron convocados por el juez. Durante su testimonio, Troncoso reveló que De la Rúa lo había llamado unos días antes. “Me dijo que me iban a llamar a declarar y nada más. Que recuerde cuál era mi función de edecán”, relató. “La frase permite barruntar una demanda de fidelidad y lealtad de parte de quien fuera no sólo presidente, sino la máxima autoridad de las Fuerzas Armadas hacia su ex edecán”, señaló Rafecas. Troncoso recibió un segundo llamado, esta vez de la ex secretaria de Aiello. “Cristina (Candiotti) me llamó y me dijo si podía hablar conmigo y yo le dije que hasta después del 19 (su declaración) no hablo con nadie.”

En 2007, Candiotti debió ampliar su declaración testimonial y allí se le preguntó por esa comunicación. La mujer dijo que entre 2002 y 2004 ella había colaborado en la obtención de medicamentos para la madre de Troncoso, que estaba enferma, y que el contacto pudo haber coincidido con la necesidad del ex edecán de procurar remedios para su madre. El oficial fue convocado nuevamente por el juzgado. Allí ratificó que Candiotti lo ayudó con el problema de salud de su mamá y que se sentía en gratitud con ella..., pero aclaró que su madre murió en marzo de 2003, es decir, casi un año antes del llamado analizado. “Candiotti ha sido o bien mendaz, o al menos claramente reticente en sus afirmaciones prestadas a la Justicia bajo juramento de decir verdad en procura de mejorar la situación procesal de quien fuera su jefe durante 2000, Fernando de la Rúa”, señaló Rafecas. Además, consignó que el testimonio de la mujer “arrojó luz” acerca de por qué, desde el entorno de De la Rúa, se la eligió a ella para acercarse a Troncoso, ya que este se sentía en deuda con ella.

Los otros tres colaboradores de De la Rúa que fueron denunciados por el magistrado fueron presa de la obsesión de la defensa por la decoración del despacho presidencial. Como se ha dicho en la nota central, el ex presidente intentó refutar el testimonio de Pontaquarto haciendo hincapié en supuestas contradicciones del “arrepentido”, descartadas por Rafecas. Por ejemplo, De la Rúa insistió varias veces en que el ex secretario parlamentario mintió porque dijo que había una mesa “ovalada” y durante la inspección a Casa de Gobierno se constató que era rectangular. El juez aclaró que Pontaquarto, en realidad y según figura en el expediente, habló de una mesa “alargada” y no “ovalada”. Y que es probable que los abogados hayan leído mal el acta.

Al describir el despacho presidencial, Pontaquarto señaló que no recordaba si había un televisor. Sin embargo, el aparato se convirtió en una de las obsesiones de la defensa del ex presidente. “Se investigó sobre una TV, siendo que no había, recién en 2001 se puso una TV. Pero después, en el acta de reconocimiento, como sabe que los varios testigos negaron una TV dice ‘recuerdo que se escuchaba música pero no recuerdo si había TV, no fue algo que me llamara la atención’ o sea que ahora no hay TV ni música que llame la atención”, se quejó De la Rúa.

La mención a la televisión no era de importancia en la causa, pero resultó que Ostuni, Cernusco y Tassano Eckart se empeñaron en avalar la versión del ex presidente con sus testimonios. Y ocurrió que fue citado a declarar Víctor Hugo Bu-ggé, fotógrafo de la Presidencia de la Nación desde 1978, y no sólo aseguró que durante la gestión de De la Rúa hubo televisor en el despacho presidencial, sino que aportó las fotos correspondientes al período febrero/abril de 2000. Allí se puede apreciar el aparato de la disputa. Lo mismo sucede con la foto de archivo que ilustra esta nota, que corresponde a una audiencia del entonces gobernador santafesino Carlos Reutemann, celebrada el 12 de abril de 2000, poco después de la reunión de Pontaquarto y los senadores y mucho antes del atentado contra las Torres Gemelas, cuando, según De la Rúa y sus ex asistentes, se instaló la tele en su despacho.

Durante la anterior etapa de la investigación, también hubo una denuncia de Rafecas por falso testimonio. Involucró a dos peritos que tergiversaron un informe sobre las llamadas telefónicas de Pontaquarto para ubicarlo en lugares diferentes a donde debía estar de acuerdo a su declaración. El juez federal Claudio Bonadío dijo que los profesionales carecían de idoneidad y capacidad técnica, pero la Cámara Federal consideró hace unas semanas que no se había tratado de un error, sino que hubo intención de favorecer a Fernando de Santibañes y a José Genoud. Los procesados son el subinspector de la Policía Federal Rubén Omar Villalba y el perito designado por De Santibañes, José Luis Alfredo Bolatti. En la resolución firmada ayer, Rafecas manifestó su asombro porque, a pesar de la impugnación de este informe y de la situación de los profesionales que lo hicieron, el ex presidente sigue citándolo en sus descargos.

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