Las próximas expropiaciones de fábricas cerradas en la ciudad ya tienen fecha: para la sesión del 3 de octubre hay un pedido de tratamiento de dos proyectos que involucran a las plantas de Grisinópoli y Brukman. El modelo a aplicar podría ser el mismo que fue aprobado ayer, aunque los casos son diferentes: no son empresas en quiebra sino en convocatoria de acreedores. En el caso de la fábrica de grisines, ubicada en Chacarita, los trabajadores ya han conformado una cooperativa. En cambio, los de la textil se han pronunciado por la estatización de la empresa y el control obrero de la misma, lo que convertiría a los obreros en empleados municipales. En los dos casos, los trabajadores permanecen en los lugares de trabajo a la espera de una solución legal.
La ausencia de una organización cooperativa hace más difícil la resolución en el caso de Brukman según el modelo aplicado ayer. La diputada Vilma Ripoll (IU) propuso a los trabajadores una solución intermedia: “Si le presentan al Gobierno de la Ciudad un proyecto para fabricar uniformes y prendas para hospitales y escuelas, la propuesta podría ser aceptada”, sugirió.
Los obreros de fábricas en crisis están nucleados en el Movimiento de Nacional Empresas Recuperadas, que el 7 de setiembre último realizó su primer encuentro en la planta de La Baskonia, en La Matanza, también gestionada por su personal. Allí se debatió la situación de las empresas ya rescatadas y de las que aún están en camino: las metalúrgicas Fortuny Hnos., de Pompeya, y Acrow, de Florencia Varela, y la Gráfica El Sol, también de Pompeya, y la lanera Lavalan de Avellaneda.
En el encuentro se coincidió en la necesidad de una reforma a la Ley de Quiebras que privilegie el paso de empresas en crisis a manos de cooperativas. También se hicieron propuestas para integrar las empresas recuperadas a la comunidad: “En la Imprenta Chilavert queremos hacer un convenio con la Secretaría de Educación porteña para abrir una escuela de artes gráficas, aprovechando el equipamiento y la experiencia de operarios”, propuso, como ejemplo, Eduardo Murúa, gerente de producción de la Cooperativa IMPA, una experiencia autogestionaria exitosa.