Sáb 24.05.2008

EL PAíS • SUBNOTA  › OPINIóN

25 de Mayo

› Por Julio Maier *

El 25 de Mayo, como la Bandera, el Himno Nacional y la Escarapela, es un símbolo nacional. No cabe dudar acerca de que estos símbolos pueden ser cuestionados y criticados. Empero, respecto de ellos la historia ha contribuido a eliminar diferencias y limar asperezas, en fin, a que todos, pobres y ricos, obreros, campesinos y estudiantes, progresistas y conservadores, los adoptemos genéricamente como símbolos de nuestra nacionalidad, aun cuando el concepto de Nación entre nosotros sea muy discutible dadas las diferencias y desigualdades extremas que existen, desde varios puntos de vista, entre los habitantes de esta tierra. Pero ellos subsistirán como símbolos patrios en tanto no se intente sectorizarlos, esto es, aprovecharlos como símbolos de un sector y así “bastardearlos”, como sucede ahora –para colmo de males, como símbolos de un interés sectorial que, incluso, no es compatible con los intereses de otros sectores, según se ha declamado—, pues ello significa excluir a otros sectores de la población de su representación patriótica, quienes, poco más, poco menos, pasarían a ser nacionales de otra Nación o apátridas, según el sector que utiliza el símbolo para representar la defensa de su interés particular.

Mi razonamiento no resulta tan sólo simbólico, sino que, por lo contrario, suena muy real. No hace mucho, antes de promediar el siglo pasado, un movimiento que partía de esta premisa, en la Europa posterior a la Primera Guerra Mundial, y un país afectado por las consecuencias de la paz de Versailles, logró el mismo resultado que antes ha disimulado en su mismo país y con su propia población, y desató una Segunda Guerra Mundial, con resultado catastrófico tanto desde el punto de vista ideológico como desde el punto de vista social.

Me asusta no poder ponerme la escarapela este domingo para evitar que me señalen como perteneciente a un sector social, con intereses justos o injustos, pero determinados, que la adopta como su símbolo. Personalmente, pasaré esa fecha con conocidos de la localidad en la que habito, comiendo locro y tomando vino, bailando y cantando gatos, chacareras y zambas, sin excluir a nadie que de-see acompañarnos. Nadie negará que el general Perón fue autor inspirado de múltiples refranes y dichos exitosos como síntesis programática, cualquiera que fuere su adhesión a su persona y a sus ideas. El supo afirmar que “el siglo XX nos encontrará unidos o dominados”. Con una mano en el corazón –esto es, sin hipocresía– deberíamos contestarle que hoy el festejo de nuestra fecha patria nos halla divididos y separados, y que, muy probablemente, cuando festejemos el bicentenario de la fecha patria, nuestra posición parece querer acercarse más a la segunda de estas realidades que a la primera.

* Abogado. Doctor en Derecho. Profesor consulto de la UBA. Integra el Tribunal Superior de la CABA.

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