EL PAíS • SUBNOTA › VISIONES CRíTICAS HACIA LA POSTURA DE LAS CUATRO ENTIDADES EN CONFLICTO
El Frente Nacional Campesino pidió una profunda transformación de las condiciones de producción. Rubén Dri fija posición sobre lo que reclaman los patrones del agro.
Por Frente Nacional Campesino
Los delegados y delegadas campesinos e indígenas, agricultores familiares, trabajadores de la tierra de 200 organizaciones de 16 provincias de la República Argentina, reunidos en el segundo plenario del Frente Nacional Campesino (FNC), en la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo, resolvemos lo siguiente:
- El FNC expresa su más enérgico repudio al paro patronal que ejecutan las 4 entidades agropecuarias más poderosas del campo argentino y que defienden los intereses de las 6 multinacionales más poderosas del mundo, que controlan el comercio exterior agropecuario, y los 5 grupos económicos más poderosos de la Argentina, que monopolizan el comercio interno agroalimentario del país. Rechazamos que 2000 empresas agroexportadoras decidan por la vida de 40 millones de argentinos. Nos oponemos a cualquier intento de golpe de Estado económico y la intención de subordinar al gobierno argentino bajo los dictados de los agronegocios.
- El FNC entiende que el paro patronal pretende abortar el Plan Estratégico de Desarrollo Agropecuario que queremos y necesitamos los argentinos para garantizar: la soberanía alimentaria, la regulación del comercio exterior e interior y la justicia tributaria, medidas indispensables para apuntalar la redistribución de la riqueza con justicia y equidad para una Argentina con soberanía económica e independencia política integrada a la región.
- El FNC sostiene que nuestro país no puede seguir siendo meramente la chacra para la producción de materia prima para alimentación de animales y la producción de agrocombustibles para los países más poderosos del planeta, que es la función que nos quieren seguir imponiendo las potencias del mundo. En el actual contexto mundial nuestro país debe planificar la producción, industrialización y comercio de alimentos para los argentinos y para la exportación, ya que reunimos todas las condiciones necesarias para producir alimentos para nuestro pueblo y para exportar con valor agregado.
- El FNC alerta a la sociedad y autoridades acerca de los atropellos que llevan adelante empresas nacionales y extranjeras contra familias campesinas y comunidades originarias que han decidido resistir en las tierras que ancestralmente les pertenecen. Los atropellos forman parte de la campaña sistemática que desarrollan empresas agropecuarias y mineras para apropiarse de las tierras, los montes y las aguas que defienden los campesinos e indígenas. Instamos a las autoridades a tomar las medidas que correspondan para frenar los desplazamientos forzados y desalojos compulsivos de familias de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios.
- El FNC denuncia los desmontes masivos e ilegales que realizan empresas agropecuarias con topadoras, pisamontes y fuego, en varias regiones del país, para extender la frontera agropecuaria, destruyendo la flora y fauna autóctonas y provocando destructivos cambios climáticos.
- El FNC denuncia que ríos, arroyos, riachos, lagunas, esteros, pozos, represas y napas de agua son envenenados por el uso masivo e indiscriminado de agrotóxicos en los monocultivos extensivos, particularmente por la aplicación de glifosato en los sembradíos de cultivos transgénicos en regiones donde habitan campesinos e indígenas.
- El FNC reclama como propias de todos los Pequeños Productores Agropecuarios, Movimientos Campesinos e Indígenas las herramientas del Estado que tienen la función de diseñar, acompañar, implementar el Modelo de Desarrollo Rural Estratégico para la Argentina. Por ejemplo, la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, INTA, INTI, PSA, Prodernea, Prodernoa, Senasa.
- El FNC define a la empresa cooperativa como una herramienta de unión, organización y solidaridad indispensable para mejorar la producción, transformación, comercialización, consumo y servicios públicos para los Pequeños Productores Agropecuarios. Es decir, el cooperativismo es un instrumento clave para una Política Estratégica de Desarrollo Rural y Redistribución de la Riqueza. El cooperativismo puede y debe cumplir una función de gran trascendencia en la transformación del campo y de la economía argentina.
- El FNC sostiene que es urgente profundizar la intervención del Estado para mejorar la diversidad, calidad, cantidad, continuidad y rentabilidad de la producción de los Pequeños Productores de todas las regiones del país. Queremos lograr precios justos para los productores y consumidores y evitar de esa manera las terribles distorsiones que se dan actualmente en los productos alimentarios.
- El FNC considera de trascendental importancia el fortalecimiento de los bancos de semillas para recuperar, mantener y multiplicar la rica biodiversidad agrícola y alimentaria, por la importancia cultural, económica, social y política para un modelo de país serio y democrático.
- El FNC reclama la urgente regularización dominial de las posesiones de tierras de familias campesinas y comunidades indígenas de diferentes puntos del país, para lo cual es necesario un relevamiento minucioso de posesiones y propiedades de tierras agropecuarias. Al mismo tiempo, son necesarias reglas claras que limiten la propiedad de la tierra tanto a empresas nacionales y extranjeras que tengan por objeto garantizar la unidad económica productiva, pero evitar la excesiva concentración de la tierra y los recursos naturales, fuente de graves injusticias en el país. La tierra es para quien la trabaja con sus manos, respetándola, cuidándola y amándola
- El FNC propone el fortalecimiento sistemático de la educación rural con la participación de las organizaciones, rescatando, respetando y resaltando la cultura, historia, geografía de cada pueblo rural.
- El FNC propone el cuidado integral de la salud, atendiendo especialmente a enfermedades como el mal de Chagas y la tuberculosis, que golpean con particular dureza a la población campesina. Entendiendo que la salud es un derecho y no un negocio.
Por Rubén Dri *
La devastación del país que produjo la implementación a rajatabla del neoliberalismo conservador en la década del ’90 dio nacimiento a los millones de trabajadores que quedaron en el aire, “desocupados”, echados fuera de los márgenes de la “civilización”, abandonados a su mala suerte. Desde la indigencia, desde el olvido y la marginación tuvieron que hacer uso de su imaginación creadora e inventar métodos para hacerse “visibles”. Surgen, entonces, entre otros métodos como el “escrache”, inventado por H.I.J.O.S., y la “ronda”, creada por las Madres de Plaza de Mayo, los “cortes de ruta”. Los realizan los “piqueteros”. Los periodistas e intelectuales que llevan la voz cantante en nuestra sociedad inmediatamente comenzaron a clamar por el abuso que significaban dichos cortes. Lesionaban el derecho de circular libremente asegurado por nuestra Constitución. Se clamaba por la represión, pues eran como una mancha negra y apestosa en nuestra sociedad de los buenos. En muchísimas ocasiones la reclamada represión se produjo, dejando en los cuerpos de los piqueteros la marca del orden. El encarcelamiento estuvo a la orden del día y, en diversos casos, el asesinato vil, como en los conocidos casos de Kosteki y Santillán.
Pasó el tiempo. Ya no nos encontramos en 2001, su pueblada y la multitud de desocupados cortando rutas. Estamos en el 2008. Los cortes de ruta ahora los realizan, incredibile dictu, la Sociedad Rural, sí, la misma que nos dio de regalo a Martínez de Hoz, las Confederaciones Rurales, Coninagro y la Federación Agraria. Ya no son los pobres, o sea, los “negros”, sino los ricos, los “blancos”; no son los “desocupados”, sino los que “ocupan” a otros. Los cortes de ruta no son los mismos, mutaron, cambiaron de piel, se metamorfosearon, en una palabra, son totalmente “diferentes”. Los cortes de ruta de los negros siempre eran por unas horas, por un día al máximo, para retornar en otra ocasión. Mariano Grondona, distinguido pope de la “prensa libre”, dictaba cátedra sobre el conflicto de derechos, el de lograr lo mínimo para sobrevivir con el de transitar libremente con los coches último modelo. Las manifestaciones debían hacerse en lugares que no molestasen el libre transitar de los honestos ciudadanos.
Ahora es distinto. En primer lugar, los cortes duran indefinidamente. En segundo lugar, producen desabastecimiento. En tercer lugar, se producen sobre rutas internacionales. En cuarto lugar, la Gendarmería no sólo no reprime a los “ilustres piqueteros”, sino que los cuida. Ninguno ha recibido un solo rasguño. En quinto lugar, la prensa que tanto se escandalizaba de los cortes de los desocupados, ahora, ante el corte de los ricos, se deshace por darle cobertura, tanto que al decir de Hugo Presman: “Cualquiera que llegue por estos días a la Argentina tendrá la sensación de que gobierna una junta de cuatro civiles, con el primer ministro Alfredo De Angeli, que pasan por todas las radios y la mayor parte de los canales. El Gobierno pierde en los medios por goleada”. Parece que la pregonada “calidad institucional” se protege cortando las rutas.
Los discursos desaforados, ampliamente difundidos por los medios de comunicación “independientes”, parecen expresar una verdadera cruzada nacional en defensa de la patria sometida por una familia que se adueñó del gobierno y quiere ver a todos de rodillas: “Sólo ante Dios nos vamos a arrodillar y nunca frente a ningún tirano”. De lo cual no podemos menos que decir que al frente del país hay un tirano y efectivamente, la inefable Carrió nos aclaró que estamos gobernados por un “tiranuelo”.
El vocero del lockout patronal no se anda con chiquitas. “Nos van a tener que matar de pie antes de vernos de rodillas” y “si mandan a los gendarmes, manden también las ambulancias”. Imaginemos que esto hubiese sido dicho por piqueteros desocupados. ¡Qué alarma no hubiese sonado en los grandes medios, es decir, en la prensa “independiente”! ¡Eso es incitación a la violencia! Dicho en cambio por el vocero de los patrones del campo suena como un himno a la alegría.
La épica que aparece en los encendidos discursos no sólo del citado vocero, sino también de los otros ilustres representantes de los dueños de la tierra, nada tiene que ver con la patria, sino con el popular y nunca bien ponderado “bolsillo”. No quieren compartir absolutamente nada de las fabulosas ganancias que hoy acumulan. En otras palabras, no quieren pagar impuestos. La épica tiene que ver con el bolsillo, pero debido a que el Gobierno en esto no ha dado el brazo a torcer, se ha trasladado al “poder”. Ya es descaradamente una lucha por el poder.
Ante esa lucha menester es definirse. El Gobierno ha cometido muchos errores y, tal vez, horrores. Tenemos muchos reclamos que hacerle en lo referente a un verdadero proyecto nacional y popular, que exige necesariamente la recuperación de toda la riqueza nacional que se ha entregado en la infausta década del ’90. Pero independientemente de ello, la política de las retenciones es correcta y, en esto, el Estado no puede ceder, pese a las amenazas como las de Eduardo Buzzi, el que preside la Federación Agraria, a la que pertenece el gran De Angeli: “Que truene el escarmiento si no se cambia en el tema de las retenciones [...] Hay un solo camino, ganar o ganar”.
La lucha no es del Gobierno contra el campo o viceversa. Simplemente es el levantamiento de los patrones del agro que acumulan fabulosas ganancias que hoy desafían al Estado, diciéndole que en sus negocios éste no debe meterse y, si lo hace, harán tronar el escarmiento. Frente a esto tenemos que ser claros. El Estado debe meterse, debe cobrar la renta, debe intervenir en el mercado para ponerles límites a los grandes consorcios que lo controlan a su gusto y paladar.
* Filósofo y teólogo, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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