EL PAíS • SUBNOTA
El gobierno argentino volvió a enviar un mensaje de furia hacia la Casa Blanca por el caso de la valija. Esta vez fue a través del ministro de Justicia, Aníbal Fernández, quien calificó ayer como “una clase de soborno” el ofrecimiento de “trabajo y asilo político” por parte del FBI a la ex agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) María Luján Telpuk, algo que ella interpretó como un intento para que cambiara su declaración.
La chica había viajado a Miami para declarar como testigo de la defensa y era cantado que su relato afectaría la credibilidad de Guido Alejandro Antonini Wilson, principal sostén de la acusación del fiscal Tom Mulvihill. En cuanto llegó fue interceptada por tres hombres de la agencia estatal de investigaciones, que la interrogaron durante dos horas.
“En Argentina, esos agentes estarían detenidos en este momento”, advirtió Fernández. “Estarían presos por coacción y soborno”, enfatizó. En Estados Unidos, dijo Fernández, “los fiscales son puestos a dedo y son capaces de influenciar sobre lo que está sucediendo”.
En cuanto al FBI, que provee material probatorio a las fiscalías, señaló: “Fíjense lo que son capaces de hacer. (Telpuk) se comió dos horitas de interrogación, porque nadie le dijo que tenía derecho a guardar silencio”. “En Argentina cuando interviene un juez, la policía no puede interrogar más, y eso es lo que está sucediendo en este caso. Mire qué diferencia entre un país y otro”, se jactó.
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