EL PAíS • SUBNOTA
› Por Mario Wainfeld
En las elecciones presidenciales de 2007 el 45 por ciento de los votos conseguido por el Frente para la Victoria (FpV) se bastó para garantizarle un paseo, merced a la dispersión del archipiélago opositor. Elisa Carrió se quedó con el segundo puesto, pero sin generar el imaginario de ser competitiva.
Las parlamentarias del año que viene mejoran las chances numéricas de la oposición. Puede suponerse que el 35 por ciento en sumatoria nacional sería un muy buen desempeño del FpV teniendo en cuenta los traspiés del Gobierno, su desgaste, la maldición del segundo mandato y la lógica de una elección que habilita más decisiones “expresivas”. Así las cosas, a la oposición le quedaría como mínimo un conjunto del 65 por ciento del padrón. Sería una hazaña política, por la inversa, no formar una coalición que ganara o empatara las elecciones. No es imposible que el faccionalismo, los personalismos, las desconfianzas y algunos factores más objetivos concreten la proeza.
En la semana que pasó, Carrió se reunió con la plana mayor del radicalismo, a la que denostó con entusiasmo durante años y que, en reciprocidad, la detesta. Gerardo Morales tragó el sapo con cortesía, seguramente porque Julio Cobos le sería más indigesto. El ex presidente Raúl Alfonsín se negó a bendecir el acercamiento y las vagas promesas de ententes electorales.
Los socialistas miran de reojo la movida, mientras proponen una ristra de pactos territoriales. La oferta consulta su propia conveniencia (amurallar Santa Fe, el bastión que gobierna) y seguramente lee con más sentido práctico el mapa nacional.
La vasta oferta opositora aglomera partidos sin implantación nacional, salvo la propia UCR, que (como gustaba decir Leopoldo Moreau en los buenos tiempos) tiene una estafeta en cada pueblo. Ahora, además, tiene algunas provincias que gobierna, algunas en las que compite, pero se ha diluido por demás en los distritos más grandes (Capital, Buenos Aires, Santa Fe, en menor medida Córdoba).
El PRO, en cambio, es dominante en la Ciudad Autónoma, donde tiene a la taquillera Gabriela Michetti como potencial candidata... y se esfuma allende la General Paz.
La Coalición Cívica es fuerte en la Capital pero, solita su alma, se va debilitando a medida que se trasciende la zona metropolitana. Y sus performances merman mucho cuando Lilita no encabeza la boleta.
Esa charada geográfica presupone como más factible un kit de coaliciones provinciales que la integración de una nacional. Claro que se habla de perspectivas, no de certezas, y que los vaticinios no serían serios cuando falta una eternidad.
La atonía de los partidos y la obvia competencia por la integración de una fórmula en 2011 interpela a protagonistas relevantes que unos meses atrás no tenían en agenda postularse en 2009. Carrió y Cobos, por ejemplo. La imagen pública del vicepresidente no positivo sigue siendo la más alta entre los políticos, es un prospecto bueno para un Frente del rechazo. Pero cuesta suponer que podrá mantenerse en el candelero en el ambiguo espacio que ocupa, si la torpeza oficial no le vuelve a otorgar centralidad. Así las cosas, su posible candidatura a senador por Mendoza, que se sigue negando con obstinación, es una perspectiva cierta, cuya dilucidación se palpará no mañana sino dentro de varios meses.
En la vereda de enfrente, Kirchner ve con relativo buen humor que Carrió y los radicales se unan. Ese colectivo le suena muy expulsivo para votantes y (aun) para dirigentes peronistas. Si se cristalizara un acuerdo, el ex presidente se sentiría cómodo colocándolos a su derecha y motejándolos de gorilas.
Su obsesión sigue siendo mantener la fidelidad de la mayor tajada posible de peronistas, a quienes deberá hacer más concesiones en el armado que en 2005 o 2007.
A su turno, el diputado Felipe Solá anunciará pasado mañana la formación de un interbloque con peronistas divergentes, incluyendo a duhaldistas residuales no-K, a los sanluiseños que responden a Rodríguez Saá y a sus clásicos aliados Enrique Thomas y Jorge “Oveja” Sarghini. El anuncio se hará en el Congreso, el ex gobernador confía en agrupar más de 20 diputados. Luego disertará en el Movimiento Productivo Argentino (MPA) sobre el tema “Lineamientos para el próximo gobierno”. EL MPA es un cónclave que, de ordinario, moviliza a menos de cien personas que se alternan en los roles de expositores y público, aplaudiéndose sucesivamente. “Felipe” también expuso en el Club de Política Argentina, donde debió absolver posiciones sobre su prosapia peronista, que invocará cuando anuncie su partida. Solá tendrá el año que viene medio mandato como diputado pero, como Cobos y Lilita, da la impresión de que deberá ir por las urnas si se imagina presidenciable.
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