Desde Caracas

Los carteles de propaganda de teléfonos celulares que inundan el aeropuerto Simón Bolívar son un choque cultural entre Cuba y Venezuela. Apenas la terminal aérea queda atrás hay imágenes más cercanas para ambos países, como la cara del presidente Hugo Chávez en las pintadas que alientan a votar el sí en el plebiscito del próximo 15 de febrero. “Construyendo el socialismo bolivariano. Venezuela ahora es de todos”, es la leyenda que recibe a los visitantes. Ya en la autopista, una foto de Cristina Kirchner sobre un puente anuncia la llegada de la presidenta de Argentina, lo que ocurrió ayer a la tarde. A las siete y media entró al Hotel Tamanaco, en Caracas. Hoy se reunirá con Chávez y suscribirán acuerdos en diferentes áreas.

El recibimiento oficial incluyó el saludo del canciller Nicolás Maduro, el paso de revista a las tropas y tiros de 21 salvas. El encuentro entre los dos presidentes se realizará por la mañana en el palacio de Miraflores. La Agencia Bolivariana de Noticias informó que ambos presidentes evaluarán los avances de los acuerdos de cooperación suscriptos en 2008 y firmarán otros nuevos en materia de salud, deporte, trabajo, energía, alimentación y transporte.

La embajadora argentina Alicia Castro destacó que se avanzará en la realización de una carta de intención entre la empresa venezolana de aviación Comviasa y Aerolíneas Argentinas. Luego de la firma de convenios, Cristina y Chávez cenarán acompañados de sus comitivas. Con la comida terminará la actividad oficial y la Presidenta volverá a Buenos Aires. En Caracas, a diferencia de La Habana, no la acompaña el frente frío que hacía temblar a los cubanos.

La asunción de Barack Obama en Estados Unidos viene marcando el ritmo de los encuentros de los presidentes de la región. En este caso, el análisis de Chávez fue menos optimista que el de CFK. “La revolución va a continuar sea quien fuera el presidente de los Estados Unidos”, fue una de sus últimas declaraciones. Es cantado que habrá un intercambio de opiniones sobre la situación regional y, por supuesto, de las expectativas que genera o no el nuevo presidente norteamericano.