Está extendida la idea de que usted operó para que Graciela Ocaña renunciara al Ministerio de Salud.

–A mí me sorprendió esa versión. Por eso ayer, aunque estaba en Córdoba inaugurando la pileta de nuestro hotel en Carlos Paz, hablé con Ocaña. No sé de dónde salió eso. Porque siempre hablamos y nunca discutí con ella. Es más, tenemos la costumbre de que ella me invita a desayunar o yo la invito a desayunar a ella. Y ahí hablamos de todos los temas. Pero no hemos discutido para nada, en absoluto. Esas operaciones de prensa alguien las produce, pero no sé de dónde vienen. Y yo con la prensa justamente no tengo mucha llegada.

–¿Se lleva bien con ella?

–No digo que soy amigo de Graciela, pero tengo una muy buena relación. Ella siempre recuerda que en la década del ’90 estábamos peleando juntos en la calle. Ahora ella tiene una enorme responsabilidad, yo también tengo gran responsabilidad y dialogamos. Pero no hay motivos para ninguna confrontación.

–Se decía que tenían diferencia sobre el control de las obras sociales.

–Que controlen todo lo que tengan que controlar. De la Rúa me auditaba. Menem me controlaba semanalmente. Mire, el otro día salió en un diario que Elvis Presley estuvo radicado en la Argentina, que se dedicó a la venta de cubiertas para camiones y que tenía una relación conmigo, pero que yo lo negaba. Un absurdo total. Así como ése, se dicen tantos disparates.