Dom 29.03.2009

EL PAíS • SUBNOTA

Apostillas desde Chile

Casamiento. La magia dura poco. No habían pasado ni dos horas desde que se habían ido los presidentes –incluso alguno como Tabaré Vázquez todavía dando vueltas por ahí– que los organizadores de la Cumbre Progresista comenzaron a desmontar todo el andamiaje del evento, incluyendo carteles, computadoras y plasmas. Estridentes, sonaron en el Sheraton Miramar los acordes épicos de Carmina Burana, que marcaron el inicio de una fiesta de casamiento que se celebraba en la planta baja. Luego todos empezaron a bailar al ritmo de la música india de la película Slumdog Millionaire. De la cumbre no quedaron ni rastros.

Caras. Hubo una fuerte presencia argentina en las dos jornadas que duró la cumbre, participando y escuchando los debates. Uno de ellos fue el titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, Carlos “Chacho” Alvarez, ya repuesto del infarto que sufrió meses atrás. Chacho estuvo entre los que quedaron encantados con el discurso que dio el ex ministro de Bill Clinton, Roberto Reich. También participaron los gobernadores de Santa Fe, Hermes Binner, y el de San Juan, José Luis Gioja. Del socialista contaron que no se perdió ni un panel. También se vio al senador Daniel Filmus, al socialista K Oscar González y al titular del Partido Solidario, Carlos Heller. Como panelistas disertaron el director de Enarsa, Aldo Ferrer, y el especialista en pobreza Bernardo Kliksberg. También hubo varios representantes del Espacio Carta Abierta, como el filósofo Ricardo

Forster o el analista Ricardo Rouvier, entre muchos otros argentinos en Viña.

Parámetros. Aunque algunas intervenciones del seminario –como en el caso de Reich– fueron muy elogiadas, en general no hubo buenos comentarios sobre el nivel del debate. “Si éstos son progresistas no quiero pensar lo que serán los conservadores”, comentó, socarrón, uno de los participantes argentinos. Para algunos oyentes, algunos de los expositores ingleses y chilenos plantearon políticas demasiado similares a las de los ’90, aunque maquilladas. En el caso de los chilenos, con algunas menciones a la Iglesia, incluso, difíciles de digerir para oídos argentinos.

Españoles. José Luis Rodríguez Zapatero confirmó su participación en la Cumbre a ultimísimo momento y fue el único de los participantes que se perdió la cena al llegar a Viña del Mar recién ayer a la mañana. Por lo general buen orador, Rodríguez Zapatero decepcionó en la sesión con una intervención demasiado conceptual, de la que poco se pudo sacar en claro. Entre los españoles había quienes atribuían esta dispersión a que la verdadera preocupación de Rodríguez Zapatero –y el motivo de su viaje– era enmendar la tensa situación creada con Estados Unidos a partir de su anuncio de retirar las tropas españolas en Kosovo. Ayer Rodríguez Zapatero se pudo reunir con el vicepresidente Joe Biden, quien luego declaró que la cuestión “ya es un capítulo cerrado”. El jefe de gobierno español pudo volver a Madrid más tranquilo.

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