Vie 01.11.2002

EL PAíS • SUBNOTA

Aun cuando existe una ley, los anticonceptivos no siempre están

La ciudad de Buenos Aires sancionó una ley similar a la nacional hace dos años. Pero aún hoy, no todos los hospitales entregan gratuitamente los anticonceptivos, según se informó en el Foro de Mujeres contra la Corrupción.

› Por Mariana Carbajal

Aun cuando existe una buena ley, no siempre resulta fácil ponerla en práctica. Un monitoreo de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad determinó que tras la sanción de la Ley de Salud Reproductiva porteña, dos años atrás, no todos los hospitales públicos ofrecieron los anticonceptivos. “Los servicios que los suministraran siguieron dándolos y los que no lo hacían, no empezaron a entregarlos”, reveló ayer la defensora adjunta Diana Maffía, en el marco del Primer Foro Internacional de Mujeres contra la Corrupción, que comenzó ayer en Buenos Aires con la participación de más de medio centenar de mujeres –y algunos pocos varones– de Argentina, Estados Unidos, Europa y Africa para analizar cómo la corrupción avasalla los derechos de las mujeres y a la vez crear una Red de Ciudadanas en Acción, que atraviese las fronteras del país, para combatir este flagelo. “No nos arrogamos la exclusividad de la moral, sino que pretendemos aportar una mirada distinta y promover a través de nuestras acciones la cultura de la justicia y de la legalidad”, aclaró Monique Altschul, de Mujeres en Igualdad, en la apertura del evento.
En la primera jornada, los paneles abordaron el tráfico de mujeres, la explotación sexual infantil, las dificultades de acceso a la justicia y otros derechos de las mujeres vulnerados por la corrupción. Entre ellos, los sexuales y reproductivos. “Una forma de corrupción es también eludir el cumplimiento de la ley”, opinó Maffía, adjunta de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Al respecto, dio a conocer los problemas en la instrumentación de la ley sancionada por la Legislatura porteña en junio de 2000, luego de una intensa batalla en la que se enfrentaron los sectores más conservadores de la Iglesia Católica con las legisladoras promotoras de la normativa. Maffía reveló que un monitoreo de la aplicación de la ley en los hospitales públicos encontró que “no hubo cambios importantes” en la provisión de anticonceptivos. “Los servicios que los suministraran siguieron dándolos y los que no lo hacían, no empezaron a entregarlos”, puntualizó. “Además, no hay provisión de todos los recursos anticonceptivos. En algunos faltan diafragmas y esponjas espermicidas, que son justamente los que deben suministrarse a las adolescentes, y tienen que usar píldoras que no son recomendadas para su edad. Los DIU también son insuficientes y en general, los anticonceptivos orales no son comprados sino donados por laboratorios, que los entregan en aquellos hospitales que reciben población de más alto poder adquisitivo para que después las mujeres los compren”. No obstante, aclaró que la ley fue necesaria “para lograr consensos en torno a los derechos sexuales y reproductivos y para apoyar el ejercicio de autonomía de las mujeres”.
El Foro finaliza mañana. Se desarrolla en el Centro Cultural San Martín y es una iniciativa de alrededor de 25 ong, la mayoría feministas. Lo apoyan el British Council y las embajadas de Canadá, Estados Unidos e Italia; también el Consejo Nacional de la Mujer. Entre las panelistas, hay destacadas profesionales de Gran Bretaña, Uganda, Ucrania, Panamá, Colombia, Jamaica, Georgia, Chile y Uruguay, además de académicas, representantes de ong, funcionarias y legisladoras argentinas. “La idea es intercambiar experiencias para diseñar entre todas y todos estrategias que nos permitan ir construyendo una cultura en la que sean rechazadas la impunidad, las injusticias, las inequidades y la ilegalidad”, destacó Altschul, una de las principales impulsoras de la iniciativa.
Al mediodía, las mujeres ganaron la calle y para hacer escuchar sus voces rodearon en caravana el edificio del Centro Cultural San Martín, tímidamente cortaron a contramano un carril de la avenida Corrientes y, entusiasmadas siguieron hasta el Congreso. “¡¡¡Bravo, bravo!!!!”, les gritó un transeúnte al verlas pasar con un cartel con el nombre del foro. “Un señor nos apoya, por algo se empieza”, bromeó una de las caminantes. A tono con la convocatoria, Altschul se preocupó por incluir en el discurso inaugural un detalle del destino del dinero que recibieron como donacionespara realizar el encuentro, un hecho inédito en un evento de estas características.

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