En marzo de 1987, la mesa de entradas de la Casa Rosada registró una carta de una docente rural en Misiones. Irene Flaeh escribía: “Me dirijo a usted con el objeto de hacerle llegar una carta que pertenece a un alumno aborigen guaraní de esta tierra colorada, que ha querido llegar hasta Ud. por iniciativa suya, demostrando su habilidad por la lecto-escritura que adquirió en el Centro de Alfabetización que funciona en su aldea. Aprovecho la oportunidad para saludarlo afectuosamente y agradecerle a Ud. y colaboradores por haber hecho posible que C.O.N.A.D.E.P. llegue hasta este grupo de aborígenes que ahora se sienten más argentinos”. La carta que acompañaba la de la docente, escrita a mano, dice: “Yo aprendí a leer y escribir de todo un poco. Tengo 42 años y voy por la tarde al Centro de Alfabetización para estudiar. A mí me gusta tocar el acordeón y la guitarra en mis ratos libres. A mí me gustaría conocer la Capital de la Argentina. Saludo de Francisco Ramos”.