EL PAíS
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Yo, político
El silencio atravesó a toda la clase política. Algunos dirigentes por su compromiso personal con Julio César Grassi. Otros por haber sido beneficiados por el Estado de la misma manera que el cura. Es que si bien el religioso fue detenido por abuso de menores, gracias a las revelaciones de “Telenoche Investiga”, también pesan sobre él, y un abanico de dirigentes políticos, fuertes sospechas de manejo discrecional de dinero.
Como botón de muestra está el dinero que, de acuerdo con el Presupuesto nacional, se utilizó en concepto de subsidios para fundaciones.
Entre las 31 organizaciones que ya en 1996 –mientras Domingo Cavallo era ministro de Economía– fueron beneficiadas con 33 millones de pesos figuran algunas dedicadas a la filantropía y a la asistencia social. Pero en el listado también aparecen organizaciones presididas por funcionarios de entonces y eternos aspirantes al poder.
En ese oportunidad Felices Los Niños, del padre Grassi, percibió 1.860.000 pesos; la Asociación Argentina del Presupuesto Público del ex secretario de Presupuesto, Marcos Makón, un cavallista devenido en frepasista, recibió 100 mil pesos. Lo mismo el ex asesor ad honorem de Carlos Menem, Alvaro Alsogaray, quien obtuvo para su Instituto de Economía Social del Mercado una asistencia de 300 mil pesos.
Mejor suerte corrieron el Centro de Estudios para el Cambio Estructural de Juan Vital Sourrouille y los diputados Jesús Rodríguez y Raúl Baglini, quienes recibieron la nada despreciable ayuda de 600 mil pesos.
Ese año también fue beneficiada, aunque con una cifra comparativamente más módica –50 mil pesos–, la Reunión Anual de la Asociación Argentina de Economía Política, del candidato a presidente Ricardo López Murphy.
¿Cuál fue el criterio para esas asignaciones? El entonces presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, el santafesino Oscar Lamberto, dijo sin ambages que no existe regulación alguna sobre el tema: “Los subsidios –admitió– son producto de decisiones políticas”.
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