EL PAíS • SUBNOTA › EN LA PLAZA DE VALENTIN ALSINA
El dolor movilizó ayer a familiares y compañeros de trabajo de Daniel Capristo; el miedo se encargó de que los vecinos los acompañaran a la plaza principal de Valentín Alsina. Una vez allí estalló la bronca. “Esto ya no es un país. Hoy fue mi viejo, ¿pero cuántos Danieles hay en la calle? Somos todos Danieles, todos corremos el mismo riesgo cuando salimos a trabajar”, dijo Facundo, 24 años, hijo de Daniel, mientras detrás se oía la voz de una mujer que se refería al hecho de que el asesino, un chico de 14 años, fue atrapado por los propios vecinos. “Tendríamos que haberlo matado ahí nomás”, decía la mujer. Hoy irán en caravana hasta el Obelisco porteño.
La marcha de ayer partió de la casa de Capristo sobre la calle Florida al 500 de la localidad de Florencio Varela. Pasadas las 19, se juntaron familiares y los compañeros de la empresa Andreani, donde trabajaba el camionero. Al llegar a la plaza principal, repleta de gente, Facundo pidió no hacer política con el reclamo, aunque después soltó una frase contra el gobierno provincial y nacional: “Yo quiero que (Daniel) Scioli, que Cristina (Kirchner) me expliquen a mí y a mi hermano de cinco años que papá no se va a sentar más a comer con nosotros”.
El joven también pidió la baja de imputabilidad para los menores de edad, para el chico detenido, porque “si tuvo huevos” para matar, dijo, debe tenerlos para afrontar el castigo. “Yo tengo las pelotas bien puestas”, aclaró después. El tema ya había sido mencionado por la mañana, cuando Facundo exigió por radio: “¿Hace falta que a Cristina (Fernández) le maten a un hijo para bajar la edad de imputabilidad? ¿Qué están esperando? ¿Qué les maten un hijo a un diputado o a una persona importante?”. Su abuelo pidió la pena de muerte.
Sin embargo, la prima de la víctima fue un poco más lejos que los demás parientes. Sugirió que al joven de 14 años “lo mutilen de a poco” porque la pena de muerte, aclaró esta señora, “es un regalo de Dios y sería algo liviano para este tipo de individuos”. La mujer también sostuvo que “estos no se educan más (en referencia al detenido); las cárceles están llenas de gente como esta. No quiero pagar impuestos para mantenerlos”.
Eran las 19.30 cuando en una plaza colmada de gente, apareció una caravana de camiones de la empresa Andreani tocando bocinas en señal de luto. Los compañeros de Capristo prometieron que llevarán hoy, a las 17, 300 camiones al Obelisco. Por su parte, los representantes del foro de seguridad del barrio aseguraron que el próximo lunes marcharán desde esa plaza hasta la intendencia y agregaron que lo harán “todos los lunes hasta conseguir justicia”. “Nosotros somos el pueblo, somos pueblo”, gritaban desde la multitud, entre los que pudo verse, como de costumbre, al ingeniero Juan Carlos Blumberg solidario con el reclamo general de endurecer las leyes.
Pasadas las 20, el hijo y los familiares de Capristo se retiraron de la plaza pero los manifestantes se quedaron un buen rato más aplaudiendo y levantando los carteles para que los filmen las cámaras de los noticieros. “Los derechos humanos son para los asesinos, no tenemos gobierno, queremos seguridad”, decía uno de los afiches. Un señor canoso, de unos 60 años, se quejaba del plan de seguridad anunciado por la Presidenta días atrás. “¿De qué sirven los 200 patrulleros, los 400 policías y todos los planes de seguridad, si siguen matando a los trabajadores? No puede ser que vivamos encerrados”, gritó. A su lado, alguien arengaba a la “unión de los argentinos” y pretendía una convocatoria para la Plaza de Mayo.
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