EL PAíS
• SUBNOTA › POR QUE ALEJANDRO KAUFMAN
“Lamento no poder ser entusiasta”
› Por María Moreno
Atención caceroleros, un intelectual del primer mundo los está mirando. Es Paolo Virno, un filósofo italiano que integró junto a Toni Negri un grupo de izquierda radical de corte antiestatal, en los años setenta, y que desembocó en la actualidad en una lectura de la política que ordena lo nuevo en tradiciones contestatarias anteriores pero, al mismo tiempo, señalando novedades que encuentra fecundas como otros modos de hacer política e insurgentes ante los análisis conocidos. Habla de” multitud” en lugar de “pueblo”, estimula y observa positivamente las construcciones extraparlamentarias, la desobediencia civil, la intemperancia espontánea, la solidaridad sin alianza, todo aquello que privilegie por sobre la conquista del poder, la vida cotidiana y el espacio común. Según un artículo publicado recientemente en Clarín y en donde el filósofo es presentado con precisión por la crítica argentina Josefina Ludmer y responde a un reportaje de Flavia Costa, el movimiento de los cacerolazos está llamando su interesada atención.
Alejandro Kaufman, un crítico argentino de la cultura lee entre líneas, reflexiona con distancia y agita sus bigotazos mientras observa cuánto de esta “multitud” que cacerolea a su alrededor merece las analogías de Virno. Profesor de la UBA, editor de Confines, es alguien que viene trabajando sobre los problemas culturales en torno de la memoria del horror en nuestro país. No es un escéptico pero dice, ante las renovadas revueltas de aluminio, regularmente respondidas por los “fierros” de la policía: “Lamento no poder ser entusiasta”.
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“Lamento no poder ser entusiasta”
› Por María Moreno