No sólo en las filas de Unión-PRO generaron confusión y desconcierto las declaraciones del candidato Francisco de Narváez acerca de su opción por el manejo estatal de la distribución de la energía. En los bunkers de las cabezas empresarias de las concesionarias locales de servicio público ayer no dejaban de sonar los teléfonos, preferentemente con llamadas de origen internacional. Más de uno, desde el otro lado del Atlántico, quiso saber si esos dichos acerca de la reestatización eran atribuibles al candidato real o a la parodia que realiza la televisión argentina del “Gran Hermano” que la española Endemol creó en Holanda.

“¿Este tío no es el que va con Macri, el amigo de Aznar?”, interrogó el directivo español con intereses energéticos en Argentina. El interlocutor argentino, atajándose por lo que venía, respondió que “Sí”. “¿Y es cierto que las encuestas le están dando chance de triunfo sobre el mismísimo Néstor Kirchner?”, fue la pregunta punzante que le siguió. Con la vista puesta en la tapa de La Nación de ayer, el directivo local le leyó la virtual paridad que les dan esas encuestas a las legislativas en territorio bonaerense. “Joder! Pues entonces, cualquiera que gane, estamos fregao...”, se oyó del otro lado de la línea.

Los intentos que, a lo largo de la tarde, hicieron allegados al ex heredero y liquidador de Casa Tía para explicar que aquellas declaraciones no constituían siquiera una intención de llevarlo alguna vez a la práctica sirvieron de poco. Difícil razonamiento para transferirle a un inversor extranjero. Los llamados siguieron sucediéndose desde orígenes y en idiomas diversos: Madrid, Barcelona, Londres, Roma... Primero para verificar si los dichos eran tales, y si la identidad del sujeto era el que suponían. Finalmente, para reclamar una imposible explicación. El candidato que usó como emblema de campaña la seguridad había terminado ofendiendo justamente a la más preciada de las seguridades para un capitalista: la jurídica.