EL PAíS
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Gestos de bienvenida
› Por Laura Vales
Vecinos autoconvocados, asambleas barriales, multisectoriales: cientos de porteños se acercaron ayer hasta la avenida Rivadavia para respaldar la marcha de los desocupados. Y no lo hicieron con las manos vacías. Desde Liniers, donde la asamblea local recibió a los desocupados con un desayuno de mate cocido y pan, hasta la Plaza de Mayo, hubo cientos de muestras de solidaridad con los piqueteros:
- Los vecinos de Plaza Irlanda llegaron a la avenida con latas de gaseosa y bolsas de pan. Lo mismo se repitió en una decena de puntos a lo largo de la avenida, donde aparecieron jarras de agua y hielo.
- Muchos porteros de edificios sacaron la manguera a la vereda para que los manifestantes pudieran refrescarse.
- Al Parque Rivadavia, donde los piqueteros hicieron una de sus paradas, las asambleas de vecinos llevaron naranjas, ciruelas, budines y botellas de agua mineral. La mayoría había organizado colectas previas.
- Posiblemente entre los gestos más impactantes del día estuvo el de los jubilados, que en distintos lugares salieron al cruce de los desocupados para darles paquetes de galletitas o una gaseosa.
- También se vio a mujeres bajar de su edificio con una bandeja de sandwiches caseros.
- Aunque hubo comercios que bajaron sus persianas, se vio a muchos que esta vez no lo hicieron.
Del otro lado también hubo gestos novedosos. Algunos piqueteros, por ejemplo, llevaron a la marcha cacerolas. “Lo que más me emociona es sentir que nos entienden”, resumió Bibiana Roncevic, de La Matanza, sobre esas muestras de apoyo. “Encontramos una ciudad distinta a la del año pasado (cuando marcharon por primera vez a la Capital). Lo único que no cambió es que en las estaciones de servicio siguen sin dejarnos entrar a los baños, pero después vimos muchos más negocios con las persianas abiertas y la gente nos saludó durante todo el recorrido”.
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