EL PAíS • SUBNOTA › PERU, FRANCIA, SIDA Y MUJERES
› Por Werner Pertot
“Yo trabajé siempre dentro de las esferas de la línea peronista”, aclara Abel Posse, que hace un repaso de su carrera diplomática: “Inmediatamente después de esa situación, fui promovido por el presidente Alfonsín y pasé todas las revisiones con el acuerdo del Senado. Y cuando me nombraron embajador con Menem, también pasé por el acuerdo”, remarcó.
–Por una nota que escribió como embajador lo acusan de misógino...
–Sí, eso es cómico.
–¿Cómico?
–Es muy cómico, porque hace muchos años, cuando estaba en Perú, necesitábamos un funcionario administrativo, porque habían atacado al que llevaba la valija al aeropuerto de Lima. Lo habían tratado de encerrar con una camioneta, porque ese viaje se hacía a las 5 de la mañana, que era cuando salían los aviones. Había una señorita que iban a mandar. Y yo dije no, que era una inútil, porque igual la tomamos en la embajada, sino que para ese trabajo necesitaba alguien joven y que pudiera aguantar ese trayecto horroroso. La mandaron igual y la pobre mujer se tenía que ir al aeropuerto con un remis que pagaba ella, hasta que la reemplazaron. De eso sale que yo soy misógino. He trabajado siempre con mujeres, en todas partes he tenido funcionarias.
–¿Su ministerio se va a ocupar del reparto de preservativos, como establece la ley de educación sexual?
–¿Cómo voy a negar eso? ¡Usted cree que yo soy un troglodita!
–Le hago esa pregunta porque usted escribió un artículo, titulado “El SIDA y la enfermedad espiritual”, en el que dice que el reparto “enferma el alma juvenil”.
–No, no, eso no sale de algo que yo escribí.
–¿Cuál fue su actividad diplomática en la dictadura?
–La dictadura estuvo seis meses sin confirmarme.
–Por eso dijo que la padeció. ¿No le parece poco comparable con lo que sufrieron otros?
–Yo no era un combatiente. Desprecié totalmente la revolución de tipos como Firmenich.
–¿En 1981 fue a París, a lo que había sido el Centro Piloto de París?
–No, por Dios. ¿Cómo me va a preguntar eso? Fui agregado cultural. El Centro Piloto fue una organización que crearon los militares para perseguir a los guerrilleros.
–¿Y no supo nada de eso?
–Yo llegué cuando se cerró. Una sola funcionaria pidió meterse en esa actividad de espionaje o de persecución: Elena Holmberg. Ella quiso estar cerca porque creía que era un combate liberal. Y la mataron. No llegaron a hacer nada, sobre eso estoy escribiendo.
–¿Luego le llamaron la atención como embajador en Perú por defender a Fujimorir?
–Fui a Perú nombrado especialmente por Carlos Menem. Se impidió una guerra con Ecuador, no por mí sino por Guido Di Tella, que fue un excelente canciller.
–¿Qué opina del gobierno de Fujimori?
–Era muy popular, porque tuvo una tarea social importante.
–Luego de que Fujimori fuera condenado por crímenes contra la humanidad, ¿sigue pensando lo mismo?
–No pienso nada. Me atengo a lo que dijo la Justicia. Es lo mismo que piense algo de Sendero Luminoso: eran asesinos que fusilaban a los campesinos en forma tremenda.
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