Mié 05.05.2010

EL PAíS • SUBNOTA  › LA PRIMERA JORNADA DEL EX PRESIDENTE EN SU NUEVO CARGO

Los entretelones del debut

Néstor Kirchner armará un equipo para que lo asesore en la secretaría general de la Unasur. Entre otros, se mencionan a Rafael Bielsa y a Chacho Alvarez. En su entorno admiten que si va de candidato habrá que definir si continúa en el cargo.

› Por Martín Piqué

Lo había ido a buscar el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño. Cuando el ministro de Relaciones Exteriores ingresó a la pequeña sala, lo encontró conversando animadamente con el gobernador Daniel Scioli. En ese momento terminó la espera de Néstor Kirchner. El santacruceño ya sabía que el plenario de Jefes de Estado reunido en el salón de conferencias de la cumbre había acordado designarlo como primer secretario general de la Unasur. Entonces dejó la salita, apareció ante las cámaras guiado por Patiño. Hubo aplausos. Kirchner se ubicó entre el canciller ecuatoriano y Rafael Correa, presidente pro témpore del bloque. Correa dijo sin demasiado preámbulo que era el momento de tomar juramento. Kirchner tomó una hoja suelta y la leyó sin agregarle ni una coma. No quiso hacer un discurso. El diputado y ex presidente, titular del Partido Justicialista, acababa de ser elegido como el primer secretario general del bloque sudamericano que pretende emular a la Unión Europea.

Kirchner estrenó su rol internacional con una sorpresa. A pesar de lo que se estila en las designaciones en cargos diplomáticos –basta recordar al uruguayo Enrique Iglesias al ser reelecto al frente de la secretaría general iberoamericana– el flamante secretario general de Unasur no hizo un discurso que permitiera entrever cuáles serán las líneas principales –la impronta– de su gestión. “Estaba impactado por haber oído cómo doce jefes de Estado de la región lo elogiaban y le asignaban tamaña responsabilidad”, argumentó ante Página/12 un funcionario que trabajó para que la candidatura del santacruceño llegara a buen puerto. “No se olvide que éste es el cargo más importante que haya tenido alguna vez un ex presidente argentino”, estimó en un tono más solemne.

Como la elección de Kirchner ya había sido acordada por los cancilleres, la expectativa estaba puesta en los argumentos y el énfasis con que apoyarían su nombramiento cada uno de los presidentes. Algunos lo respaldaron fervorosamente; otros fueron más escuetos y eludieron los elogios, las adjetivaciones.

Entre los discursos que se fueron sucediendo en la sala de conferencias se escucharon varias advertencias sobre el compromiso que implicará la función de secretario general de Unasur. Correa repitió dos veces la idea de que el cargo necesitará una dedicación de “tiempo completo”. Lo mismo dijo el paraguayo Fernando Lugo. Cuando el plenario había terminado y Kirchner se aprestaba para dirigirse al debate sobre matrimonio gay en el Congreso, en su entorno reconocían que la designación en Unasur acarreará “mucho trabajo” para el ex presidente. Según la lectura que hizo un funcionario que dedicó sus últimos años a las relaciones internacionales, el santacruceño deberá rodearse de especialistas y armar un equipo técnico para dirigirlo personalmente. En el oficialismo ya están circulando algunos nombres que podrían acompañar a Kirchner en su destino latinoamericano. Se trata del ex canciller Rafael Bielsa, Chacho Alvarez, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, el asesor presidencial Rafael Folonier, entre otros. Otras lecturas aseguran que para su nueva tarea Kirchner se recostará en la Cancillería, en particular en el asesoramiento de Jorge Taiana.

Los primeros pasos

Una vez que se acordó su designación, y tras la jura del nuevo cargo, Kirchner escuchó en silencio el resto del plenario. El debate le permitió comprobar de primera mano cómo se perfila el mapa político de Sudamérica, con las diferencias consabidas entre gobiernos de derecha y progresistas/populares, y los matices entre estos últimos. Dos temas hicieron surgir las disidencias. El más visible fue la actitud que debería tomar Sudamérica ante el gobierno hondureño de Porfirio Lobo. Kirchner pudo escuchar cómo se cruzaban el canciller peruano, José Antonio García Belaúnde, con el propio Chávez, a partir del reconocimiento de Alan García a las autoridades hondureñas surgidas de la elección convocada por el golpista Roberto Micheletti. “Un golpe de Estado no es de izquierda ni de derecha”, cuestionó en ese momento Chávez.

Otro de los cruces que presenció Kirchner, aunque más matizado por la característica de sus actores, lo protagonizaron Correa y la delegación brasileña encabezada por Lula. El desacuerdo surgió luego de que el mandatario ecuatoriano recordara que en la cumbre de Unasur celebrada en Quito el bloque se había comprometido ante el presidente haitiano, René Preval, a donar 100 millones de dólares al gobierno de ese país. Esa donación se iba a concretar a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el mayor donante, por el tamaño de su economía y su peso internacional, iba a ser Brasil, con 40 millones. Ayer, cuando Correa sacó el tema, la delegación brasileña informó que su donación seguía en pie, pero que la iban a concretar a través de la Conferencia de Donantes para Haití, que está motorizando el ex presidente estadounidense Bill Clinton y cuyos fondos administrará el Banco Mundial.

Tras presenciar el debate entre presidentes, la primera jornada de Kirchner como secretario general de Unasur siguió en el almuerzo oficial de la cumbre. Allí se sentó entre su esposa y el chileno Sebastián Piñera, a quien había tratado bastante por su condición de propietario de la aerolínea LAN. Quienes lo vieron actuar en el almuerzo contaron que Kirchner no dejó de conversar con todos los comensales. Habló mucho con Piñera. También con Mujica y Lula, que se habían ubicado justo enfrente suyo. Un rato antes había cruzado bromas con el asesor presidencial preferido de Lula en política internacional, Marco Aurelio García. A fines de diciembre de 2007, pocos días después de dejar la Presidencia en manos de su esposa, Kirchner compartió con el brasileño su primera experiencia fuerte en materia diplomática: el viaje a Villavicencio, Colombia, para tratar de forzar la liberación de rehenes de las FARC.

Mientras los jefes de Estado almorzaban y repasaban temas de la agenda, a pocos metros lo hacían funcionarios del Gobierno y la Cancillería, como Taiana, Folonier, Abal Medina, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el subsecretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro; el titular de Cascos Blancos, Gabriel Fuks, entre otros. El tema de conversación no podía ser otro que el nuevo rol de Kirchner, su destino latinoamericano. Varios de los funcionarios presentes escucharon la misma pregunta: “¿Es compatible el cargo de Kirchner con una eventual candidatura en 2011?” Uno de ellos esgrimió una respuesta que sonó realista: “La ley de Reforma Política establece que la primaria será el tercer domingo de agosto de 2011 pero que las candidaturas deben presentarse 60 días antes. Por lo tanto, el 1 de julio del año próximo, si Néstor es candidato, ahí sí habría incompatibilidad con la secretaría general de Unasur”. Hasta entonces falta un año. Un año que será clave en la vida política de Kirchner.

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