El ministro del Interior, Jorge Matzkin, recibió el pedido más largo y detallado de los realizados por el Centro Simon Wiesenthal en cumplimiento “del camino iniciado con el decreto de apertura de archivos y continuado luego con la creación de la Comisión de Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en Argentina”. En rigor, el mandato de la Ceana no fue cumplido, ya que sus estudios publicados muestran una fuerte intención de blanquear la figura de Perón. De hecho, y pese a ser una comisión oficial creada por el presidente Carlos Menem, la Ceana no expuso ni siquiera una fracción de la documentación encontrada por Uki Goñi para su libro.
La lista que recibió Matzkin incluye los nombres de 68 nazis identificados por los números de 52 expedientes de inmigración abiertos entre 1946 y 1950. La lista es tan completa que hasta incluye los nombres falsos que adoptaron muchos criminales de guerra para salir de Europa. Adolf Eichmann llega al país como Riccardo Klement, Josef Mengele como Helmut Gregor, Erich Priebke como Otto Pape, Willem Sassen como Jacobus Janssen, Klaus Barbie como Claus Altmann, Walter Kutschmann como un poco creíble Andrés Ricardo Olmo, sacerdote para más detalle.
Casi todos estos criminales buscados se sintieron tan cómodos bajo el ala del gobierno peronista que pidieron sus ciudadanías bajo su nombre real o los recuperaron al poco tiempo. Ni siquiera necesitaban alias.