Luego del fallo dividido de la Cámara de Casación, Mauricio Macri empezó a rediseñar su estrategia judicial. El jefe de Gobierno había salido a afirmar, apenas volvió de sus vacaciones en el Caribe, que quería un juicio oral rápido. La idea era acelerar los tiempos y no seguir haciendo apelaciones y presentaciones, dado que le temía a un nuevo fallo en contra. Sin embargo, la opinión de la camarista Elena Cartucci lo hizo cambiar de opinión. Tras una reunión con sus abogados, la nueva táctica sería llevar a Casación un pedido de nulidad de toda la causa, que se basa en la supuesta llamada de un agente de la SIDE que el macrismo filtró a los medios y que no se pudo probar judicialmente.