EL PAíS • SUBNOTA
Cuñado. “¿Kirchner también le plantó un cuñado?”, le preguntó, ya en tono de chicana, Juan Cabandié a Macri. “No creo que Kirchner le haya presentado a Leonardo a mi hermana”, le respondió Macri. Cabandié le pidió que lo mirara a los ojos cuando le contestaba y de la bancada PRO le gritaron: “¿Qué te pasa? ¿Estás enamorado?”. Cabandié terminó revelando una reunión entre Macri y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 21 de julio de 2009, donde ella le recomendó que desplazara a Palacios.
Reloj. El tiempo trajo más de una pelea entre los legisladores. Los bloques mayoritarios tenían 20 minutos para hacer preguntas, los intermedios, 15 y los monobloques, 10. Oscar Moscariello tuvo un cruce primero con Eduardo Epszteyn y luego con el socialista Julián D’Angelo. “Le quedan dos minutos”, le advirtió. “Me quedan cinco. Lo estoy controlando con mi reloj”, le dijo D’Angelo. “Vale el tiempo de la presidencia”, marcó Moscariello. “El tiempo no es suyo, es de los relojes.”
Tribuna. En las bandejas de la Legislatura quedó afuera la mayoría de los asesores de la oposición. La picardía fue motivo de diversos cruces durante la sesión. María América González y Epszteyn discutieron varias veces con Moscariello por esto. El macrista Cristian Ritondo los gastaba: “Todavía los contratados de Epszteyn no pudieron venir porque lo están aplaudiendo a Ibarra”.
Fort. Rafael Gentili le preguntó a Macri por Richard Ford, un ex agente del FBI que participó de la cuestionada investigación por el atentado a la AMIA. En la tribuna PRO hubo varias risas, porque pensaron que se refería al mediático empresario chocolatero. Pero Macri no se confundió: “Al señor Richard Ford lo conocí en el fatídico 1991 porque fue contratado por mi padre cuando, por recomendación de la embajada de Estados Unidos, pidió los servicios de la agencia Ackerman por mi secuestro. No participó en las recomendaciones de Palacios”, dijo.
Basurero. El legislador del MST Marcelo Parrilli, que prometió entregarle un Nunca más a Macri para que lo lea, le dijo al jefe de Gobierno que esperaba que “su destitución sea el final de su carrera política y que termine en el basurero de la historia”. El macrista Martín Borrelli se levantó y le gritó. Macri prefirió la ironía: “Me queda claro que no cuento con su voto”.
Repetir. Los asesores de Macri deben haber leído a Gertrude Stein (“A rose is a rose is a rose is a rose”), sobre todo por la tendencia a repetir unas diez veces frases como “no tenemos nada que ocultar”, “no hubo ningún delito en el Gobierno porteño” y similares. Después de la sesión, en Bolívar 1 se mostraron satisfechos y sostuvieron que no hubo preguntas inesperadas. La mesa chica de Macri se había reunido el domingo. En el encuentro estuvieron, además del secretario de Medios, Miguel de Godoy, y el secretario general, Marcos Peña; el ministro de Justicia, Guillermo Montenegro, Moscariello y Ritondo.
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